Revista Cultura y Ocio

Reseña literaria El Círculo Hermético, Fernando Lalana, José María Almárcegui

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial San Pablo
El Círculo Hermético Fernando Lalana, José María Almárcegui

Siempre es motivo de celebración el que una editorial apueste por la literatura juvenil; es el caso de San Pablo, que hasta el momento tenía una colección infantil y que con esta novela inicia una nueva andadura. Y la celebración es todavía mayor cuando este libro hace el número 100 publicado por el escritor Fernando Lalana (y el 25 en colaboración con José María Almárcegui). Para esta ocasión tan especial, los dos autores han apostado por una novela más extensa de lo que es habitual en ellos pero, como sabe más el diablo por viejo que por diablo, han aprobado con sobresaliente. Aunque los personajes que aparecen son viejos conocidos de sus lectores habituales (tanto el inspector Germán Bareta como su sobrino y demás amigos ya vivieron una aventura anterior en La momia de Leningrado), Lalana y Almárcegui han decidido presentarlos desde cero para evitar que nadie se sienta perdido. Así conocemos a Nicolás Martín, sobrino y ahijado del inspector de policía, que anda dividido entre sus sentimientos hacia Malva, su amiga de toda la vida, y Desdémona, la misteriosa bibliotecaria que acaba de conocer. Junto a él aparece su grupo de amigos de toda la vida: desde el fortachón Gerardo Biela hasta el experto en ganzúas Max Urgel.

Aunque la trama es bastante compleja, formada por varias subtramas que se van entrelazando a medida que avanza la narración, se lee de manera muy fluida y la información se sigue sin ningún problema. La línea principal es, cómo no, la investigación que lleva a cabo Bareta sobre los misteriosos asesinatos (un grupo de personas aparecen muertas y con un compás clavado en un ojo) que están ocurriendo en Zaragoza. Y aunque dicho así, esta novela puede parecer otra historia conspiranoica con asesinatos rituales, el toque Lalana-Almárcegui (o Almárcegui-Lalana, tanto monta-monta tanto) impregna esta historia con su característico humor, haciéndola única e inimitable.

Esperamos vivir muchas más aventuras y resolver muchos más misterios con estos personajes entrañables. Y desde aquí, ¡feliz cumpleaños, Lalana (y Almárcegui)! Y mucha suerte a la editorial San Pablo con sus futuros libros (que, si son como éste, tiene el éxito asegurado).


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