Llega hasta nosotros una novela que viene avalada por un prestigioso premio en Inglaterra (el Guardian Children’s Fiction Prize, premio que también ganaron en años anteriores, Phillip Pullman con Luces del Norte, la primera parte de su trilogía La Materia Oscura, y Mark Haddon con su famosa novela El curioso incidente del perro a medianoche) y que, en palabras de su autor Patrick Ness, es la primera obra que escribe para jóvenes adultos. Es importante recalcar este término tan contradictorio (jóvenes adultos) a la hora de abordar esta novela porque, en estos tiempos de lo políticamente correcto y versiones descafeinadas de clásicos, hay que advertir que adentrarse entre las páginas de esta historia es una experiencia a veces dura, violenta y tan real como la vida misma.
Una vez avisados, pasamos a la historia. Todd Hewitt es el último chico de Prentisstown, una pequeña comunidad cuya peculiaridad (aparte del hecho de que no hay mujeres) es que todos escuchan los pensamientos ajenos, lo que es definido como Ruido, un ruido que nunca cesa. Todd está contento porque sólo falta un mes para que sea su decimotercer cumpleaños y por fin, se convierta en hombre. Pero entonces, en uno de sus paseos por el bosque con su fiel perro, encuentra algo inesperado que cambiará su mundo para siempre: el silencio. O como lo define Todd: un agujero en el ruido.
Esta trepidante novela es altamente recomendable, por su originalidad, por su estilo narrativo, con capítulos muy breves que hacen que su lectura sea muy ágil, por la construcción de personajes, verosímiles y atractivos, y sobre todo por el mundo que nos presenta, un mundo con elementos fantásticos, pero que el autor consigue hacer real, tremenda y brutalmente real. Una novela en la que la sangre nos salpica y casi podemos notar (es genial el recurso gráfico utilizado) ese Ruido imparable que taladra nuestros cerebros.