Ana Alonso y Javier Pelegrín están empezando a dejar de ser una promesa para convertirse ya en una realidad dentro del fantástico juvenil en castellano. Se dieron a conocer con su saga de ciencia ficción, aún inconclusa, La llave del tiempo, editada por Anaya, de la que tienes más información en el artículo especial que hay sobre este género en este mismo número. Ahora, con El Secreto de If, reciente premio Barco de Vapor, esta pareja de escritores se enfrenta al subgénero del fantasy más puro y duro. En ella encontramos duelos a espadas, hechizos, encantamientos, dragones, brujas, hadas, etc. Todo ello combinado con los arquetipos de los cuentos más tradicionales: el héroe que debe someterse a la gran prueba, la princesa obligada a casarse por imposición de su padre, el viaje como motor de la aventura, el enfrentamiento contra el reverso tenebroso, etc. Y aunque todo nos suena y nos resulta conocido, El Secreto de If no decepciona. Se lee de una sentada, está bien estructurado, mejor escrito, con la acción adecuada, el romance justo y las sorpresas necesarias (aunque algunas obviamente se adivinan, todo hay que decirlo). En definitiva, un notable alto, casi rozando el sobresaliente, para esta primera incursión en el fantasy de estos dos novelistas, a los que hay que seguir de cerca desde ya.
La única pega, quizás, sea la inclusión de un dibujo debajo de todas y cada una de las páginas de la novela, cosa que perturba la lectura del texto, ya que los ojos tienden a irse a las imágenes. Pero eso, suponemos, no es culpa de los autores, sino cuestión de la editorial. Además, los dibujos ni siquiera están acabados, de hecho, parecen bocetos. Y es que, como dijo Don Quijote, cosas extrañas veremos, amigo Sancho.