Enaiatollah Akbari nació en Nava, un pueblo de Afganistán, en una familia hazara. Los hazara son la tercera etnia más numerosa de Afganistán pero, como son musulmanes chiíes, viven atemorizados por los talibanes, que tienen una visión más radical de la religión y consideran a los hazara impuros. Cuando tenía diez años, su madre lo sacó del país y lo abandonó en Quetta (Paquistán), ya que los talibanes habían amenazado con matar a los hombres de su familia (él y su hermano menor) y ella ya no podía seguir escondiéndolo.
A partir de ese momento la vida de Enaiatollah se convirtió en una huida casi continua. Hubo momentos de pesadilla, situaciones que no deberían ocurrir ni siquiera en la ficción, y momentos de relativa calma. En los años siguientes conoció a gente corrupta, cruel, que se aprovechó de su situación desventajosa; a gente que pudo haberle ayudado pero no lo hizo porque también ellos vivían atemorizados, y a gente buena, que le ayudó muchísimo. Gracias a su tenacidad, a su desesperación y a los pocos que le ayudaron, logró llegar a Italia donde, años después, conoció a Fabio Geda, el escritor. Cuando le contó su historia, Enaiatollah aún tenía veintiún años.
Hay libros que tienen buenos personajes, libros que están bien narrados y libros con argumentos emocionantes. Y luego hay historias que tienen tanta fuerza que apenas necesitan ambientación, descripciones o caracterización de los personajes. En el mar hay cocodrilos es una novela breve, en algunos puntos, es casi un resumen, que cuenta la verdadera historia de Enaiatollah con sencillez, sin censuras y sin dramatismos.
Muchas veces lo que buscamos en la lectura es entretenimiento, evasión. A veces queremos aprender. Y otras veces queremos una novela trascendente, que nos abra los ojos y cambie nuestro modo de mirar. Hemos leído novela tras novela sobre el holocausto judío o la guerra civil española. Está muy bien conocer la Historia, pero llega un momento en el que hay que dejar de llorar tragedias pasadas y volver la vista hacia el presente.
El viaje de Enaiat duró cinco años, de los diez (él cree que tenía diez, pero no lo sabe porque en su provincia no había registro civil) a los quince. Pensemos durante un momento en lo que hacíamos nosotros, en lo que hace cualquier chico de nuestra sociedad, a esa edad. Nosotros no tenemos que vivir lo que vivió él, pero en El Templo pensamos que es importante conocer la realidad del mundo en que vivimos. Si te gusta la literatura social, seguro que a estas alturas de la reseña En el mar hay cocodrilos ya ha pasado a formar parte de tu lista de deseos. Si te dan un poco de pereza los libros como este, fíate de nosotros y dale una oportunidad. No te arrepentirás.