Revista Cultura y Ocio

Reseña literaria Futuros peligrosos, Elia Barceló

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial Edelvives
Futuros peligrosos Elia Barceló

Con algo de retraso, llega hasta nosotros Futuros peligrosos, con el que la colección Alandar de la editorial Edelvives alcanza su mítico número 100. Desde el Templo queremos celebrar este acontecimiento irrepetible reseñando este título, así como desearle un feliz cumpleaños a esta colección y esperando, por supuesto, que lleguen como mínimo a los 500 números. Como la ocasión es única, la célebre autora Elia Barceló, galardonada dos veces con el premio Edebé, ha sido la elegida para este evento. Ella ya había publicado en esta misma colección El almacén de las palabras terribles, pero, por si todo esto no fuera suficiente, además, como exclusiva, junto con el libro te regalan un cómic, adaptación de una de las siete historias contenidas en este Futuros Peligrosos. En el prólogo del cómic anuncian que ése es el anticipo de una nueva línea que la editorial Edelvives va a abrir, adentrándose en el mundo de la narrativa gráfica. Al parecer, pronto aparecerá un tomo, adaptando más historias de esta obra. 
Porque, y ahora sí nos centramos en el libro, Futuros Peligrosos es una recopilación de relatos fantásticos. 
La gran mayoría entraría en la categoría de ciencia-ficción, ya que nos habla de cambios tecnológicos todavía no logrados (aunque tiempo al tiempo) y sus consecuentes problemas de índole moral, social y demás. 
No olvidemos que esta autora (como ya comentábamos en el especial sobre ciencia-ficción en nuestro número anterior) es considerada la gran dama de este género (ganadora de los más importantes premios en este campo), aunque nunca lo había abordado en una obra juvenil. Por ese motivo nuestra curiosidad era mayor. 
El primer relato, titulado "El deseo de tu corazón", es uno de los pocos protagonizados por un adolescente, y en él asistimos a la eterna pregunta de qué pasaría si alguien pudiera materializar todos tus deseos en el acto. Para ello utiliza la figura de los djinn, con un punto de partida que nos recuerda un poco, salvando las distancias, claro, a una película de terror titulada Wishmaster. 
Los siguientes relatos: "El hombre de cristal", "Viejos", "Mil euros por tu vida", "Fumando espero" y "Muertos", son estrictamente de ciencia-ficción. En ellos se nos presenta una sociedad futura cercana, demasiado cercana, lo que los hace más terribles, si cabe. Mientras que en el primero asistimos a una dura entrevista de trabajo para conseguir un empleo, en los otros se nos muestra una civilización donde los jóvenes trabajan 12 horas diarias, durante muchos años, para después convertirse en viejos jubilados, retirados de la sociedad. Pero no os preocupéis por eso, porque al llegar a viejos podéis pasaros a un cuerpo joven, siempre que tengáis la suficiente pasta, claro, como nos muestra el relato "Mil euros por tu vida" (adaptado en el cómic). Y si morimos, bueno, en el futuro también eso tiene arreglo, como nos explica el relato titulado Muertos. 
El último relato, "Noche de sábado", nos habla sobre dos temas de plena actualidad: la inmigración y los concursos televisivos de realidad, tipo Gran hermano o Supervivientes, sólo que aquí se trata de una vertiente pasada de rosca. 
La visión del futuro que nos muestra Elia Barceló no es bonita ni edulcorada, pero es bastante realista. Y puede ser un futuro muy probable o posible, hacia donde nos encaminemos, visto lo visto, entroncando así con la tradición clásica de las distopías (o utopías negativas, de la que ya hablamos en el número anterior). La auténtica ciencia-ficción, como literatura de anticipación, debe hablar del uso y abuso de la tecnología. La clonación, la manipulación genética, son temas que ya están sobre la mesa, cada vez son más ciencia y menos ficción, y es importante que los autores de fantástico los vayan abordando. 
La única queja que podemos hacerle a este conjunto de relatos, estupendamente bien escritos y con ideas muy originales, son sus personajes principales. Porque, o bien son jóvenes que no salen muy bien parados (como egoístas que sólo buscan diversiones intensas), o bien son ancianos, con los que difícilmente un lector juvenil se puede sentir identificado, algo que nos resulta extraño, tratándose de una colección de literatura juvenil. De todos modos, eso no es motivo para no disfrutar de estas fantásticas historias, un buen broche para este número cien de colección Alandar. Esperamos que sean muchos los libros futuros de este sello que podamos reseñar en los años venideros.


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