Harvest Cove, conocido popularmente como Ninguna Parte, es un pueblo perdido en Alaska, soportable en verano pero muy poco acogedor en los largos inviernos. Allí han ido a parar Danny y su padre, y dentro de lo que cabe se han adaptado bien. Danny tiene una pandilla de amigos, todos ellos hijos de militares, que viven en el cuartel del ejército que hay en el pueblo. Están Pike y Howie, dos hermanos muy diferentes, y también, cómo no, Ash, la chica "dura" de sangre india. Pero Harvest Cove, con lo pequeño que es, oculta un secreto demasiado grande y demasiado antiguo como para hacerle frente: un horror mítico, una criatura inmortal, acecha desde las sombras desde tiempos remotos. Cuando tanto Danny como Howie sufren un ataque que inicia una escalofriante cuenta atrás, los cuatro amigos deberán unirse para descubrir el origen del ser y tratar de detenerlo antes de que sea demasiado tarde.
Éste es el planteamiendo de Huesos de hielo, una historia de misterio y terror muy bien llevada, en la que la atmósfera opresiva y gélida del pueblo es un personaje más. A lo largo de sus páginas vamos reuniendo pista tras pista, en una investigación salpicada de escenas de acción y de algún buen susto, hasta un final tan trepidante como cualquier buen thriller de Hollywood. Con todo, una de las mejores bazas de Huesos de hielo son sus personajes, todos ellos muy bien definidos y con matices, a los que se acaba conociendo y que terminan por hacer sentir al lector como uno más de la pandilla. Narrada con un estilo realista, que tiene algunos toques de Stephen King, Huesos de hielo es una novela en la que el frío, el miedo y la intriga se dan la mano para construir una historia que te dejará sin aliento desde el principio hasta el final. Si quieres desvelar el misterio de Harvest Cove, abrígate bien, porque el viaje será duro y estremecedor. ¿Te atreves?
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