Revista Cultura y Ocio

Reseña literaria Inu Yasha, Rumiko Takahashi

Por Eltemplodelasmilpuertas @Templo_Revista
Editorial Glénat
Inu Yasha Rumiko Takahashi

¡Por fin! Este mes ha salido el último número de Inu Yasha, desvelando un final que tenía muy pendientes a todos los incondicionales de este medio-demonio con malas pulgas, y no es para menos, tras 56 tomos y una historia que parecía alargarse indefinidamente.

Muchos se acercaron a Inu Yasha a través del anime, y posiblemente ya estaban al tanto de lo que sucedía en los últimos capítulos: si los protagonistas recuperaban por fin la joya de las cuatro almas, si el malvado Naraku era derrotado, cómo terminaba todo para Inu Yasha, Kagome y los demás... pero, para los lectores del manga, la cosa se ha tenido que alargar un poco más. La editorial Glénat empezó a publicar esta serie allá por el 2002, y es ahora, siete años después, cuando finalmente alcanza su conclusión. Y no es que haya habido retrasos o parones en la edición: es que 56 tomos son muchos tomos.

Pero ¿de qué va esto? Rumiko Takahashi es una popular mangaka que se dio a conocer con series como Maison Ikkoku y, especialmente, Ranma 1/2; sus historias, que combinan el romance con las luchas y la acción más trepidantes, las siguen millones de fans en todo el mundo. Con Inu Yasha nos trajo una emocionante serie épica desarrollada en el mitológico Japón medieval, repleta de monstruos, demonios y otras criaturas extraordinarias.

Es aquí a donde llega Kagome, una estudiante de secundaria, a través de un misterioso pozo que hay en su casa, anexa a un antiguo templo. En esta época pasada conoce a Inu Yasha, un semidemonio cuyo principal objetivo es encontrar un poderoso amuleto, la joya de las cuatro almas, que puede transformarlo en un demonio completo. La cosa se complica cuando la joya se rompe en miles de fragmentos que acaban dispersos por todo el mundo, y Kagome descubre que ella es la reencarnación de Kikyo, una sacerdotisa que murió protegiendo la joya y que tuvo sus más y sus menos con Inu Yasha en el pasado. ¿Qué significa esto? En efecto: que Inu Yasha y Kagome deberán unir sus fuerzas para recuperar todos y cada uno de los fragmentos de la joya, algunos ya en poder de temibles monstruos, y que formarán un equipo peculiar, ya que Inu Yasha no confía en nadie y, además, mantuvo una extraña relación de amor-odio con Kikyo... En su búsqueda se les unirán, además, otros personajes, como Sango, la cazademonios, o Miroku, el monje... dando pie a una larguísima serie de luchas y batallas, de encuentros y desencuentros, contra diversos enemigos, entre los que destacan el malvado Naraku (el principal villano de la historia) y Sesshomaru, el hermano demonio de Inu Yasha.

Son dos las cosas que destacan en esta serie sobre todas las demás: por un lado, la amplísima gama de criaturas que aparecen en sus páginas, con diseños muy diversos e historias que hunden sus raíces en la mitología japonesa; y, por otro, el triángulo amoroso que se desarrolla prácticamente desde el principio entre Inu Yasha, Kagome y la desaparecida Kikyo, cuyo espíritu está más presente de lo que parece, y no sólo en el recuerdo de Inu Yasha. Estos dos aspectos, junto con unos personajes inolvidables y muchas páginas de acción a raudales, son los que han hecho de Inu Yasha un manga tan seguido en todo el mundo.

Y después de infinitas penalidades y de que la relación entre Inu Yasha y Kagome pase por muchos altibajos, por fin podemos leer las últimas páginas. Si bien a veces el manga resulta demasiado largo, y es cierto que esta historia podría haberse contado en menos tomos y sin tantas peleas, el final es una conclusión en toda regla, que deja claro cuál es el destino de los personajes principales y nos da la oportunidad de echar un vistacillo a su futuro unos años más tarde. Un final cerrado que permitirá a sus seguidores dar un suspiro de alivio después de tanta tensión y emociones acumuladas.

Si todavía no conoces este manga, esta es tu oportunidad, ahora que la serie está completa: Inu Yasha, Kagome y los demás te están esperando al otro lado del pozo, en una época repleta de magia y aventura.


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