Reseña literaria Isola, Isabel Abedi

Editorial Anaya

Quint Tempelhoff es el director de cine europeo más vanguardista y famoso en estos momentos. Su peculiar estilo le ha valido el reconocimiento tanto de crítica como de público, que lo ensalzan y alaban como la revelación del momento.
Exiliado de los medios, Tempelhoff, ha preparado en secreto su último proyecto: Isola. Será una película revolucionaria que encumbrará definitivamente su carrera. El proyecto consistirá en una filmación diaria de las vivencias de doce jóvenes totalmente desconocidos que tendrán que convivir en la soledad de una isla del Atlántico durante unas semanas.

Los doce jóvenes, y en especial la silenciosa y tímida Vera, serán los protagonistas de este relato. Portando consigo tan sólo tres objetos personales llegarán a la isla y tendrán que ir descubriendo las peculiaridades de cada uno durante la convivencia. Amistad y odio, complicidad y conflicto, cualquier sentimiento o situación puede aflorar o surgir en la isla. . . y más cuando el director les propone un extraño juego en el que uno por uno serán eliminados del proyecto.
En ese momento los apoyos comenzarán a ser más importantes, lo mismo que las suspicacias y las sospechas. Lo que parecían unas vacaciones y una oportunidad única de ganar dinero puede convertirse de repente en una pesadilla.

El libro tiene un planteamiento bastante interesante, en especial en nuestra situación actual en la que los realitys son el pan de cada día. La autora, que últimamente ha publicado más de un libro en nuestro país, consigue transmitir los sentimientos de los personajes a la perfección dejando de lado a veces, hay que reconocerlo, la narración de la trama principal.

Isola supone un relato de intriga y sentimientos. Intriga por saber más acerca del pasado de cada uno de los personajes y la realidad de lo que sucede en la isla y de sentimientos por las relaciones que surgen entre los personajes y cómo les llevan éstas a actuar entre sí.

Os animamos a leer Isola, pero tened cuidado cuando lleguéis a la isla, pues las cámaras nunca dejan de grabar. . .