Lísel es una niña, Po, un fantasma (chico o chica) y Will, un aprendiz de hechicero.
Lísel acaba de perder a su padre y su descorazonada madrastra la mantiene encerrada en la buhardilla de la casa. Ella se asoma a la ventana sin saber que Will acude allí cada día sólo para verla desde la calle. Hasta que una noche cambia el destino de ambos: Lísel conoce a Po y a su mascota fantasma, Bundle (gato o perro), mientras Will comete el gravísimo error de extraviar el hechizo «más poderoso del mundo». De esa manera, sus caminos se entrecruzan dando lugar a una preciosa aventura.
Lísel y Po es diferente a lo que Lauren Oliver nos tenía acostumbrados. En esta ocasión se dirige a un público más joven y lo hace de una manera excepcional, con una historia que desprende magia de cada pagina y con unos personajes que despiertan un cariño y una ternura difíciles de encontrar.
La historia tiene una trama sencilla pero te mantiene pegado a cada línea. Su ritmo es muy dínámico y está plagada de detalles que, aunque en un principio parecen insignificantes, luego tienen un papel importante en la historia. Es ese aspecto, precisamente, uno de los que más sorprenden de esta novela. La absoluta planificación que tuvo que realizar su autora para colocar esas pequeñas pistas para que al lector le pasaran desapercibidas en un primer momento, y, en cambio, se sorprendiera al llegar al final y descubrir cómo todo era parte de un perfecto rompecabezas.
Otro de sus puntos fuertes son los personajes, que, además de ser fáciles de leer, divertidos y entrañables, te roban el corazón, como es el caso de Lísel o el pequeño Bundle. Pero no es lo único; La manera cuidada y original en que la autora narra esta historia consigue dibujarte una sonrisa en la cara.
Si quieres recordar esas historias que leías en el colegio cuando eras un niño, desde El Templo te recomendamos que te adentres en sus páginas. Te aseguramos que, como mínimo, esta historia te tocará el corazón.