Abner Mash, capitán de barco, está en la más absoluta bancarrota después de perder uno de sus mejores barcos de vapor. Pero la salvación le llega de mano de Joshua York, un acaudalado caballero que financiará la construcción de uno nuevo si Abner se compromete a capitanearlo y llevar a Joshua y sus amigos donde él lo solicite sin hacer preguntas. De esta manera el Sueño del Fevre es construido y empieza a surcar las aguas del Mississipi. Pero el tozudo capitán empieza a cuestionarse los extraños hábitos de sus pasajeros, y acaba descubriendo que en realidad sus compañeros son vampiros y él acaba de meterse en medio de una batalla entre clanes.
En un principio podría parecer que la mezcla de vampiros con embarcaciones no tiene mucho gancho, pero la gran ambientación que hace Martin del Mississipi de 1857 nos atrapa entre sus páginas desde el primer momento. Describir los magníficos barcos de vapor, su funcionamiento y las apasionantes carreras en que competían por ganar el título del vapor más rápido del Mississipi no son moco de pavo y, aunque en principio pudiera parecer aburrido, Martin consigue que le atendamos como el más aplicado de los alumnos. De todas formas, es innegable que algunos pasajes resultan algo lentos por la falta de acción. Y ya que la mencionamos, y si es la primera vez que lees a Martin, atención, lector: este autor no suele reprimirse a la hora de escribir, así que la sangre —que en toda buena historia de vampiros no puede faltar—, la brutalidad y la crueldad están muy presentes en toda la novela.
Martin se caracteriza también por otra cosa: dar vida a unos personajes llenos de matices, luces y sombras y tan fascinantes que será imposible que no nos enamoremos de ellos. Abner Mash, el capitán malhablado pero franco; Joshua York, misterioso y carismático; o el acérrimo enemigo de Joshua, Damon Julian, que embriagará al lector con su sola presencia. Y no solo ellos tienen un hueco en la novela: el propio Sueño del Fevre o el Mississipi cobran un papel muy importante, como si tuvieran vida propia, pues ambos son pilares fundamentales de la novela.
No podemos acabar la reseña sin mencionar la frase de promoción que la editorial Gigamesh usó en la contraportada: «Un cautivador canto a la amistad». Y no iban nada desencaminados. A pesar de las diferencias económicas, sociales e incluso de especie que separan a dos personas tan diferentes como Abner y Joshua, la amistad que se forja entre ellos llega a resultar inspiradora.
Esta novela fue publicada en España en 1982 por la editorial Acervo, y tuvo hasta tres portadas diferentes. Acabó descatalogada, y finalmente Gigamesh (la misma que publica Canción de hielo y fuego) decidió recuperar esta pequeña joya. También se adaptó a cómic, que fue publicado en español por Glénat, y en el que encontraréis 256 páginas a todo color con los protagonistas de esta historia.
Sueño del Fevre es de esos libros imprescindibles del género que, por la dificultad de conseguirlo, se convierten en leyendas vivas y hacen a sus dueños poseedores de un auténtico tesoro.
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