Quentin, un chico emprendedor de doce años, se inicia en el negocio de romper corazones: por unas monedas se encarga de terminar con una relación en nombre de quien lo contrata. Quentin descubre una mina de oro.
El llanto, la frustración y el desconcierto de sus compañeros de escuela no son suficientes para que el chico deje de realizar fríamente su trabajo. Sin embargo, algunos inconvenientes en el camino lo hacen pensar si está actuando correctamente. Las cosas empeoran cuando tiene que darle su mensaje a Abigail, su mejor amiga. Quentin tendrá que descubrir que los asuntos del corazón son más complicados de lo que piensa y que tienen repercusiones en la vida de la gente.
Volcando al lector en una ficción amena y ágil, el autor explora el mundo de los adolescentes, la responsabilidad de sus decisiones, los sentimientos encontrados, el dolor ante la ruptura y la amistad como único vínculo ante una realidad dura, como es el desamor.
Empecé a leer esta novela con la idea de que sería una historia aburrida y algo más de lo mismo. Pero estaba equivocada, la novela me divirtió mucho y en ningún momento me pareció aburrida.
Es una historia de narración ligera, sencilla y que te lees en un día o dos. Yo me lo leí en dos días y tuve la sensación de que la historia iba rápida. Además, hay partes en las que te detienes y te carcajeas por lo que está sucediendo.
El libro se centra en Quentin, un joven de 13 años que asiste al colegio y que como cualquiera tiene responsabilidades, pero él es diferente a sus demás compañeros. El es el mensajero de corazones rotos.
Un día, el hermano mayor de su mejor amigo, Rob, le pide de favor que rompa con su novia en su lugar a cambio de ganarse 25 dólares. Allí, descubre una cosa importante, si vas a romper con alguien asegúrate de llevarle flores y un caja de bombones. Y así, Quentin comienza forjase su propia reputación, el de ser "el mensajero de corazones rotos".
"Yo no soy un niño cualquiera. Soy el Mensajero de los Corazones Rotos. Inspiro temor y exijo respeto. Otros quizá tiemblen delante de un tipo duro con una navaja, pero yo tengo un poder que ni siquiera éste sabe que existe." "Yo no escogí ser el Mensajero de los Corazones Rotos. La verdad es que no. Sólo intentaba ganarme honradamente un poco de dinero y echarle una mano a un amigo. Y el nombre desde luego que no lo elegí yo. No sé quién lo hizo." "El Mensajero de los corazones rotos es como una mezcla de un superhéroe y un gánster."
"Con el libro el mensajero de corazones rotos tienes asegurado una carcajada..."