Nocturna, primer volumen de la Trilogía de la Oscuridad escrita por Guillermo del Toro y Chuck Hogan, trata sobre el inicio de una conquista vampírica sobre la especie humana luego de que un vuelo trasatlántico quedara totalmente inactivo unos minutos después de su aterrizaje en Nueva York. Los organismos gubernamentales son los primeros en dar respuesta y, mientras intentan entender el fenómeno este se desenvuelve en su totalidad en varias regiones de la ciudad.
Primero me gustaría dejar algo claro, creo que existen varios niveles sobre los que se puede opinar dentro de esta novela. Como historia de terror es magistral. Como historia fantástica es decente. ¿Notaron que no utilizo la palabra novela? Existe un motivo. Como novela, entendiéndola como una historia que se desarrolla a lo largo de un número de páginas considerable y la cual resulta más difícil mantener fiel a su propia cosmogonía y tono, no es tan buena.
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Todo el primer tercio (aproximadamente) es una viaje lleno de adrenalina que lidia muy bien con nuestros propios miedos, los aprovecha y se entromete en nuestra sensación de seguridad más básica. El problema viene cuando esta primera parte establece un tono ligado con la expectativa de una cierta cosmogonía y después estas reglas fantásticas se rompen o bien, pierden relevancia dentro de la trama y son sustituidas por otras mucho más banales en el sentido relacionado a la novedad literaria vampírica, por decirlo de algún modo. Nocturna habla de vampiros completamente opuestos a los vampiros bonachones de Crepúsculo y tantas otras franquicias de amor sobrenatural, algo que no nos sorprende en absoluto cuando hablamos de Del Toro, gran aficionado a los monstruos y las criaturas fantásticas no necesariamente bonitas. Sin embargo, pareciera que el arco argumental de la historia general no diera para mucho más por sí solo, respetando a los vampiros como seres casi demoníacos parecidos a los zombis, con necesidades básicas y sin necesariamente una agenda detrás. En el momento en el que este tono se rompe para darle una agenda a los vampiros la novela empieza a perder la magia, las cosas se vuelven menos interesantes y se acercan peligrosamente al tono de esas otras historias de vampiros en donde se juega con el romance del mito. No bastando con esto existe otro quiebre interior cuando Del Toro y Hogan eliminan elementos del mito tradicional (Drácula) y elementos del mito moderno (Crepúsculo et al.) y crean una mescolanza que no termina de explicarse lo suficientemente rápido como para no percibir ese cambio de tono que se siente innecesario en la mecánica de la historia.
Este intento de justificación de la agenda de un exterminio total de la humanidad, tan absurdo como suena, deja en evidencia la construcción de personajes básicamente diseñados con la mentalidad de un programa de televisión pero sin desarrollarse tanto como lo harían en una serie de televisión, es decir, se sienten como personajes planos con un trasfondo, del mismo modo que los vampiros son criaturas sin alma, sin mentalidad y víctimas de sus instintos más básicos para después ser otra cosa no tan básica.
Hay que decirlo, es probable que toda la saga fuera redactada con la mentalidad de explotarla como un producto audiovisual, de hecho ese producto ya existe en forma de serie, y la estructura de la novela, si bien muy "televisiva", funciona. Existen infinidad de cortes de escena y cambios de ubicación en la novela y se fragmenta la trama con divisiones (físicas en el libro) que convierten el avance en etapas identificables aunque no completamente en sintonía con la trama misma, si bien esto es algo un poco irrelevante.
Nocturna - Calificación
The Strain by Guillermo del ToroNocturna es una novela que conforme intenta explicarse a sí misma va perdiendo también encanto pero cuya primera parte, planteamiento y estructura son un soplo de aire fresco para la oferta literaria actual, aunque sin nunca arriesgar demasiado y que termina intentando colarse, a fuerza de traiciones a sí misma, a una literatura fantástica más tradicional en todos los aspectos en los que al principio no parecía serlo. Mención especial merece la edición (no de bolsillo) que es en verdad preciosa.