Revista Cultura y Ocio

Reseña "Ojos azules en Kabul", de Anabel Botella

Por Lasabiduriadeloslibros @sabiduria_libro

 - Título: Ojos azules en Kabul
 - Título original: - - Autora: Anabel Botella
 - Traductor: - - Saga: - - Editorial: Plataforma Neo - ISBN: 9788415750628 - Nº de Páginas: 367 - Precio: 15,11€ - Dónde comprarlo: Amazon
A Saira nunca le ha gustado su aspecto. Es rubia, tiene los ojos azules y todos la llaman kharami, o lo que es lo mismo, bastarda. Vive en Afganistán con su hermana, su madre y su abuelo, y cree tener ocho años. Cuando Ramin −un hombre cruel y fiel seguidor de los talibanes− entra en su vida, la desgracia se adueña del destino de su familia para siempre.
Pero todo no está perdido para Saira. La pequeña logra viajar a Valencia gracias a las tropas españolas y crece envuelta en el cariño de su familia de acogida, aunque las pesadillas de su pasado no dejan de visitarla. Cuando Pablo le ofrezca la posibilidad de abrirse al amor, ¿conseguirá sanar las heridas de su niñez y empezar a ser feliz?
Es cierto que tenía muchísimas ganas de comenzar con esta autora, pues es la ganadora del premio Ellas Juvenil Romántica 2013, premio que hizo aumentar mis ganas de probarla.
Saira no conoce su edad, ni tampoco a su padre; su madre fue violada brutalmente hace unos años, y fruto de este delito nació Saira, una chica rubia, de ojos azules a la que no gusta su aspecto. Actualmente vive con su madre, su hermana y su abuelo e Kabul, un país donde las mujeres no tiene prácticamente ningún derecho, donde los hombres gobiernan sobre ellas, sin dejarlas espacio para su propia vida. Tras la muerte de su abuelo Ramin entra en sus vidas; un hombre egoísta, controlador, cruel, comenzará a hacer de las vidas de las tres mujeres que en esa casa residen un infierno de palabras malsonantes, abusos, acusaciones, agresiones...
Meses después Mariam cae enferma y Laura, una voluntaria Española entra en sus vidas para intentar curar a Mariam e intentar salvar a Saira de este mundo en el que vive. Decide acogerla y viajar con ella a Valencia, donde podrá tener una familia en la que cesen los abusos y el maltrato, una vida digna de una chica de ocho años, junto a personas que la quieran y la respeten. En Valencia conocerá a personas, algunas que se quedarán en su corazón y otras se irán, pero sin duda conocerá lo que es vivir de verdad.
Ojos azules en Kabul tiene una clara división aproximadamente por la mitad del libro que puede diferenciarse claramente; la primera parte es la que tiene su desarrollo en Kabul, y la segunda en Valencia. Quiero dejar clara esta división para expresar mi opinión con mayor precisión, pues ambas son totalmente diferentes y me han provocado unos sentimientos totalmente distintos. La primera parte está compuesta de continuas escenas duras, una tras otra, hasta un punto que han llegado a parecerme demasiado abundantes. Durante toda esta parte continuamente pensaba: ¿Por qué no reaccionan? ¿No quieren cambiar su modo de vida por otro mejor? Aunque si por otra parte lo piensas, ¿qué pueden hacer? Anabel relata los hechos sin cortarse ni un pelo, narrando cada cosa como es exactamente, cómo una mujer vive en Kabul. El ritmo se me ha hecho lento, pesado, y los protagonistas demasiado parados. El desarrollo era muy similar escena tras escena y las intenciones de algunos personajes no me han parecido del todo claras, pues en una página estaban a favor de una cosa y en la siguiente de otra. Pero en cambio, cuando comienza la segunda parte el ritmo se libera y pasa a ser notablemente más ágil y los personajes mucho más activos. Esto último también influye en lo primero, además de que la historia da un importante giro y pasa de ser una historia que se centra en la vida en Kabul, llena de sufrimiento, a una vida en España, donde todo es mucho más sencillo y existe una igualdad de géneros.
Anabel Botella ha creado Ojos azules en Kabul además de con la intención de entretener al lector con la propuesta de transmitir un importante mensaje protesta acerca de los derechos de las mujeres en Kabul y muchísimas otras injusticias que están a la orden del día, que terminamos por creer que es normal, que son las costumbres de un país, pero lo que realmente son son verdaderas barbaridades que cada día se producen, como el abuso de las menores, las continuas violaciones... Especialmente durante la primera parte se ha centrado en este aspecto, demasiado para mi gusto, olvidándose de la trama de la historia, pero ha conseguido que todo quede grabado en la mente del lector.
El hecho de que Ojos azules en Kabul esté narrado desde el punto de vista de una niña de ocho años la primera parte y desde el de una chica de quince la segunda produce un mayor impacto al lector. Durante la primera Saira se muestra inocente, en su mundo en el que las agresiones y las violaciones no existen, donde existe la gente mala, pero no tanto como realmente lo son. Los que realmente la quieren la protegen de todos ellos, haciéndola creer lo que no es para que no sufra más de lo necesario, pero en la segunda parte ya conoce todo lo sucedido, comprende lo que ha pasado en realidad y cuáles son las intenciones de algunas personas. Es por ello que se muestra reacia a conocer a determinadas personas, por miedo a que la abandonen, a que la hagan daño otra vez. Es crudo tener que vivir con recuerdos como los que Saira adquirió a los ocho años, pero es fuerte y no se dejará vencer tan fácilmente.
A las pocas páginas de terminar comienza a tejerse una relación de amor que aunque es prescindible da un toque especial a la historia. Personalmente me ha parecido tierna, perfectamente creíble y entre dos personas hechas tal para cual.
Conclusión: Ojos azules en Kabul representa una importante crítica de las costumbres de países como es Kabul y alguna de España. Saira, una niña de unos ocho años nos guía a través de su vida, su historia, plagada de dolor y sufrimiento. En general el libro cuenta con un ritmo lento, de principio a fin, tanto por la poca decisión que tienen los protagonistas como por la falta de acción general. El final es predecible, dejándome a la vez un poco frío y echando en falta alguna que otra escena que esperaba encontrar; demasiado precipitado. Solamente por el gran mensaje que contiene merece la pena leerlo, teniendo en cuenta que las escenas duras que vamos a presenciar además de saber que no es una lectura ligera para leer rápidamente, sino más bien para ir reflexionando conforme avanzas.



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