Título: Ojos azules en Kabul
Autora: Anabel Botella
Editorial: Neo
Páginas: 370
ISBN: 9788415750628
Sinopsis: A Saira nunca le ha gustado su aspecto. Es rubia, tiene los ojos azules y todos la llaman kharami, o lo que es lo mismo, bastarda. Vive en Afganistán con su hermana, su madre y su abuelo, y cree tener ocho años. Cuando Ramin −un hombre cruel y fiel seguidor de los talibanes− entra en su vida, la desgracia se ad ueña del destino de su familia para siempre. Pero todo no está perdido para Saira. La pequeña logra viajar a Valencia gracias a las tropas españolas y crece envuelta en el cariño de su familia de acogida, aunque las pesadillas de su pasado no dejan de visitarla. Cuando Pablo le ofrezca la posibilidad de abrirse al amor, ¿conseguirá sanar las heridas de su niñez y empezar a ser feliz?
Opinión personal:
Marcadores, creo que he batido un récord personal: solo hace unos días que hice el propósito de leerme este libro, ¡y me lo acabé en un día!
Gracias, Anabel, porque hacía muchíiiiiisimo tiempo que una novela no me enganchaba de esta forma, y más ahora que casi soy incapaz de leer una página sin que me explote la cabeza.
Este libro es la historia de Saira y comienza desde el principio, en su infancia, cuando vivía en una pequeña casa de Kabul con su madre, su abuelo y su hermana Mariam.
La ciudad no es la misma que solía ser. Desde que los talibanes tomaron el control (y sin que las tropas internacionales hayan podido hacer mucho por evitarlo), un férreo control ha desterrado cualquier cualquier atisbo de libertad o alegría y a empujado a las mujeres a esconderse en público, abandonando sus trabajos y estudios, y condenándolas a no ser nada sin el respaldo de un hombre.
Hasta ahora, la familia pudo sobrevivir malamente gracias a su abuelo, que parece ser el único al que no le importa que su cabello sea rubio y sus ojos azules; pero todo cambia cuando él desaparece y el lugar de cabeza de familia lo ocupa Ramin, un hombre cruel y sin ningún escrúpulo.
A partir de entonces, la vida de Saira va de mal en peor y a través de sus ojos de niña asistimos con la misma impotencia que ella a todas las atrocidades que sacuden a su país y a su familia. Es increíble y a la vez desgarrador cómo con explicaciones tan inocentes la mente del lector va mucho más allá, viendo lo que realmente está pasando (o la pequeña parte que nos atrevemos a imaginar) y lo dura y cruel que puede ser la realidad y los hombres que la gobiernan.
La vida de la niña mejora un poco cuando en su camino se encuentra con las tropas españolas que están destinadas en Kabul, sobre todo con Laura. Y esto nos lleva a la segunda parte, la vida de Saira de más mayor, cuando se ha alejado de todo aquello que conoce para emprender una nueva vida en España (¡no es spoiler, lo pone en la sinopsis!).
Y, precisamente, es este final de la historia el que me ha dejado un poco sin saber qué pensar. No es que no me haya gustado, ni me haya parecido flojo (menos cargado de drama sí que está que al principio, pero es que eso a poco), pero sí un poco descompensado en interés, por lo menos para mí. Es cierto que la historia con sus amigos y su apertura al amor complementan al sufrimiento de su infancia, pero después de todo lo que hemos leído hay veces que a mí me ha rozado lo superficial. Es como un quiero y no puedo, de darle también importancia a este episodio a la vez que al anterior, pero (salvo algunas escenas) sin conseguirlo del todo o sin sacarle todo el partido que yo le veía.
De todas formas, que nadie se piense que no me ha gustado, porque sería absolutamente falso.
Anabel Botella tiene la virtud de meternos en un ambiente que nos es completamente ajeno y ganarse nuestro interés y simpatía por su protagonista desde el primer momento. No le hacen falta grandes explicaciones ni florituras para hacernos ver lo que realmente quiere transmitir. Insinuar es mejor que enseñar, y nunca mejor dicho, porque aquí la realidad supera con mucho la ficción y el corazón se encoge más y más a cada página que pasa. Y no solo con Saira, nuestra protagonista, sino con todos los personajes que se mencionan en la novela, por mucho o poco que salgan. Mención especial a Bahar, la madre de Saira, a quien estoy segura de que muchos no podrán comprenderla (yo tampoco lo consigo del todo, aunque trato de imaginarme su situación), pero que a mí me ha dado muchísima pena.
Sin duda, un libro para tomárselo con calma y reflexionar. Si la intriga y las ansias de acabarlo se contienen, claro.
Valoración:
Nos leemos ^^
Ana