Revista Libros

Reseña Peter Pan – J.M. Barrie

Por Perdidas Entre Páginas @LasPerdidas

Peter Pan siempre nos ha acompañado, nos ha guiado con su flauta mientras dejaba un reguero de hojas secas a su paso y nos ha observado, apenado, mientras crecíamos. ¡No, no lo hagáis! suplicaba; pero en el fondo, nunca crecimos, siempre conservamos esa magia, ese todo es posible, ese espíritu de niñas. ¿Cómo no hacerlo, si vivimos rodeadas de libros? Por lo que Peter Pan sonríe, y vanidoso como nadie cuenta la historia de otra manera, dotándola de leones, cocodrilos y piratas; y explica sin poder estarse quieto, y gesticulando tanto que obliga a mirar hacia abajo a los que le escuchan por si está dirigiendo una marioneta que sólo él ve, cómo nos salvó, cómo aunque no pudo impedir que nuestro cuerpo creciera, consiguió lo más importante: que nuestra alma permaneciera intacta.

Reseña Peter Pan – J.M. BarrieTodos los niños, menos uno, crecen.

Muy pronto saben que crecerán, y Wendy no fue una excepción. Un día, cuando contaba con dos años de edad y jugaba en el jardín arrancó otra flor y corrió con ella hacia su madre. Supongo que debía de estar encantadora, porque la señora Darling se llevó la mano al pecho y exclamó: ¡Ojalá pudieras quedarte así para siempre!.

¿Y si Peter Pan entrara por la noche en tu habitación y perdiera su sombra? Eso es lo que le ocurrió a Wendy, eso que inició la aventura más maravillosa que ella, John y Michael pudieran haber soñado nunca. Vuela con Campanilla y acompáñalos en este viaje al País de Nunca Jamás. Conoce a los niños perdidos, a las hermosas sirenas de la laguna, a los pieles rojas y su princesa Tigridia y, por supuesto, a los temibles piratas, capitaneados por el malvado Garfio...

Una historia para soñar sin límites, de las que te hacen vibrar, creer que todo es posible, imaginar, viajar ¡Todo a tu alcance! Y que te grita, te grita fuerte y hondo que tú puedes, que tú eres, que todo es posible y nada es imposible, sólo hace falta un poco de imaginación y… creer. Siempre creer. Creer en Peter. En Nunca Jamás. En Garfio y en la buena educación. En los pieles rojas y su sentido del honor. En un cocodrilo con un reloj en la tripa. En un perro de niñera. En hadas tan pequeñas que sólo tienen sitio para un sentimiento por vez. En aves que adoptan sombreros como nidos. En las madres con besos guardados en la comisura derecha de la boca. En los padres que se exilian a vivir en una caseta de perro. Creer, creer una y otra vez. Creer que se pueden apagar estrellas de un soplido. En sirenas. En que los besos son dedales y los dedales son besos. En los niños perdidos. En todos y cada uno de ellos. Vamos a preguntarles.

- ¿Hay que creer, Rizos?

Y Rizos contestó:

– Oh, Claro. ¿Hay que creer, Lelo?

Y Lelo dijo:

– Por supuesto, ¿hay que creer, Gemelo?

Y Gemelo siguió:

– Y tanto. ¿Hay que creer, Presuntuoso?

Y Presuntuoso afirmó:

– Sí. ¿Hay que creer, Avispado?

Y Avispado continuó:

- Por supuesto. ¿Hay que creer, Gemelo?

Y Gemelo culminó:

- Obviamente.

Lo primero que destaca de la novela es, sin lugar a dudas, la narración. Impresiona. Una narración amena en la que Barrie sobresale, despunta como el mejor protagonista interactuando con el lector e incluso convirtiéndole en un niño más; dotando al libro de una magia especial, casi única, en la que la línea entre la realidad y la fantasía es tan fina que uno no sabe cuándo es una o es otra.

Peter Pan es como el beso de la señora Darling: bien visible pero imposible de conseguir. Peter Pan es un engreído, es orgulloso, vanidoso, olvidadizo, es un niño eterno que aún conserva todos y cada uno de sus dientes de leche. Peter se pierde y no se encuentra, vive en esa línea tan fina de la que ya os hemos hablado, entre realidad y fantasía. ¿Lo veis allí? está jugando a que come, ahora juega a que es un niño normal que pasea porque es bueno y no está en busca de aventuras, mirad bien ¿le estáis viendo? Fijaos bien. ¿Veis ese brillo en la mirada? Es el brillo de la inocencia, pues Peter siempre lo olvida todo y no puede evitar sorprenderse una y otra vez.
Pero por ahora, dejemos a Peter tranquilo y vayamos a espiar por la ventana del 14, está abierta y podemos ver a tres niños: son Wendy, John y Michael. Ellos aún no lo saben, pero pronto descubrirán un sitio que ya conocen, aunque a la vez ni siquiera imaginan; pronto volarán hacia el País de Nunca Jamás y vivirán allí mil aventuras junto a Peter. Pero ya estamos adelantando acontecimientos…, sería tan fácil susurrarle ahora mismo a la señora Darling que cierre la ventana y deje la sombra de Peter, que hace no mucho capturaron sin quererlo, fuera de casa para que simplemente la coja y se vaya... pero no podemos, ¡no habría historia entonces! Y no debemos intervenir, sólo somos simples mirones.

¿Queréis conocer a Peter Pan, a los niños perdidos, a Garfio, a Campanilla, a los pieles rojas? Si queréis encontrarles sólo tenéis que ir la segunda a la derecha y todo recto hasta la mañana, o quizá no porque todos sabemos que Peter siempre dice lo primero que se le pasa por la cabeza, y en realidad ni las aves más expertas usando mapas conseguirían llegar con esas indicaciones, así que si queréis ir a Nunca Jamás sólo tenéis que seguir atentos y perderos entre sus páginas.

Reseña Peter Pan – J.M. Barrie

Todos los niños, menos uno, crecen. Y ese no es otro que Peter Pan. Nunca jamás crecerá. Gracias a Barrie, que creó una historia que perdurará siempre en el tiempo, atemporal, llena de magia, Peter siempre seguirá vivo en los corazones de todos los que conocen su historia, burlón, siempre creyendo que el mérito es suyo… y quizá en gran medida lo es, pero no vamos a decírselo.

Los niños perdidos estaban buscando a Peter, los piratas estaban buscando a los niños perdidos, los pieles rojas estaban buscando a los piratas y los animales estaban buscando a los pieles rojas. Iban dando vueltas y más vueltas por la isla, pero no se encontraban porque todos llevaban el mismo paso.

La historia es toda una aventura, el tiempo apremia, podemos crecer, vayamos rápido pues. Si leemos entre líneas y vamos un poco más allá podemos ver cómo Barrie refleja los roles estereotipados de hombre y mujer, la aceptación de las responsabilidades adultas, y cómo habla de las clases sociales de la época. Peter Pan está repleto de símbolos familiares y educativos, guiños hacia el comportamiento humano, sea de la época que sea, y conceptos y elementos a los que se les puede extraer un doble sentido si observas la obra más detenidamente y estudias un poco a los personajes.

Siempre he creído que Garfio es el yo adulto de Peter Pan, eso de lo que Peter intenta huir; el personaje es también como un padre, siempre tan preocupado por los buenos modales, sin duda es un antagonista digno, con su sangre de un color especial, ingenioso como nadie, con sus perros detrás, tan enigmático y en el fondo no tan malo. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos. Disney convirtió a Peter en un niño travieso, adorable y de gran corazón, pero ese no es el Peter de Barrie. El Peter de Barrie se distrae con facilidad, habla de matar como si fuera el respirar, siempre quiere tener la razón, engreído como nadie y un tanto dictatorial, nunca toma el camino fácil, da igual el qué, o a quién, ponga por delante o arriesgue, para él lo importante son sus hazañas, la diversión; y la verdad es que en eso mismo reside su encanto, pues Peter nunca ha conocido padres, su imaginación ha sido su familia y esa misma le ha acunado desde siempre, le ha dado la chispa que emana de todo su ser. Pero no seamos tan crueles con él, también tiene un gran sentido del honor, de lo que es justo, siempre tan estéril, tan sin alterar, dice lo que piensa y no piensa lo que dice, lo olvida todo, pues mientras realiza una aventura su mente ya está tramando la siguiente.

Barrie narra a las mil maravillas una historia que podría haber sido una historia más, pero que no lo es, porque es suya.

Una aventura más corta e igual de emocionante fue el intento de Campanilla, con ayuda de unas hadas callejeras, de trasladar a la durmiente Wendy al mundo real en una gran hoja flotante. Por suerte la hoja se venció y Wendy se despertó, creyendo que era la hora del baño y regresó a nado. O también podríamos escoger el desafío de Peter a los leones, cuando trazó un círculo alrededor de sí mismo en el suelo con una flecha y los desafió a que lo cruzaran y aunque esperó durante horas, mientras los demás chicos y Wendy observaban sin aliento desde los árboles, ninguno de ellos se atrevió a aceptar el reto.

¿Cuál de estas aventuras elegiremos? Lo mejor será echarlo a cara o cruz.

He lanzado la moneda y ha ganado la laguna. Esto casi le hace a uno desear que hubiera ganado el barranco o el pastel o la hoja de Campanilla. Claro que podría volver a hacerlo tres veces más y elegir la aventura que se repitiera; no obstante, quizás lo más justo sea quedarse con la laguna.

Una novela que hay que leer, que habla de crecer, de sentir, de las responsabilidades, para jóvenes, para adultos, para cualquiera: que hace soñar y a la vez despierta al lector, que enseña, que acaricia o que simplemente narra una historia de esas que ya no se encuentran, distinta, y que no deja indiferente a nadie.

Reseña Peter Pan – J.M. Barrie No podía ser de otra forma ¿no creéis? Peter Pan siempre ha sido un cinco, y si hubiera más números los sería todos. Pero no se lo digáis, que ya sabemos todos cómo es. Si todavía no habéis leído a Barrie, tenéis que hacerlo, dejaos acunar por su historia y absorberlo todo u olvidadlo a los dos minutos, eso no importa, lo importante es conocer a todos y cada uno de los personajes de Barrie y soñar, volver a ser niños y de esa forma nunca crecer y cambiar ese famoso: Todos los niños, menos uno, crecen, por un Todos los niños, menos los que conocen a Peter Pan, crecen.
Pero ahora que estamos solos y no nos lee nadie os contaré un secreto, perdidos y perdidas, agudizad bien vuestros oídos y abrid vuestros soñadores ojos, pues os lo voy a susurrar: todos sois Peter Pan. Todos los que os perdéis entre páginas sean cuales sean y cuenten lo que cuenten os mantenéis jóvenes, puros, intactos, inalterables y a la vez tornadizos, y es que la magia de Peter Pan reside en creer que todo es posible; y en ningún otro lugar, el que sea, hay más posibilidades y sueños que en un libro, bueno, quizá son superados por vuestra imaginación, pero como ella se alimenta de historias, lo dejaremos en tablas.
Por lo que podríamos concluir con un rotundo:
Todos los niños, menos los que leen, crecen.

¿Y vosotros? ¿Crecéis? ¿Habéis conocido a Peter Pan y a esos niños perdidos?

Maisha


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