Después de provocar su despido de la empresa Müller, Judith está dispuesta a alejarse para siempre de Eric Zimmerman. Para ello y para reconducir su vida decide refugiarse en casa de su padre, en Jerez. Atormentado por su marcha, Eric le sigue el rastro. El deseo continúa latente entre ellos y las fantasías sexuales están más vivas que nunca, pero esta vez será Judith quien le imponga sus condiciones, que él acepta por el amor que le profesa. Todo parece volver a la normalidad, hasta que una llamada inesperada los obliga a interrumpir su reconciliación y desplazarse hasta Munich. Lejos de su entorno, en una ciudad que le resulta hostil y con la aparición del sobrino de Eric, un contratiempo con el que no contaba, la joven deberá decidir si tiene que darle una nueva oportunidad o, por el contrario, comenzar un nuevo futuro sin él.
La verdad es que después del final de Pídeme lo que quieras se me quedó el corazón en un puño. Estaba deseando seguir leyendo, quería saber que es lo que pasaría entre ambos protagonistas y sobre todo hacia donde iba su relación. Por eso en cuanto me puse con él me duró una sentada, o lo que viene siendo una noche.
Si tengo que quedarme con uno de los libros de esta trilogía, sin duda me quedo con esta. Una segunda parte mas lineal, las diferencias entre ambos protagonistas en el aspecto sexual están mas que resueltas, y ahora se dedican en cuerpo y alma a disfrutar del buen sexo.
A diferencia del otro libro nos centramos más en su día a día, en su relación y somos partícipes de la relación tan especial que mantienen entre ambos protagonistas. El sexo deja de ser el plato principal de la historia, para dar paso al romanticismo.
Los personajes siguen igual de perfilados, aunque en este caso aparecen con mucha más fuerza y dando más guerra que en el anterior. Y como no aparecen nuevos personajes, y algún que otro personajes secundario que ya conocemos del libro anterior. Marta es la cuñada perfecta, me encanta el papel que tiene, y sobre todo el ver como logra sacar de sus casillas a Eric. Son dos polos totalmente opuestos, Marta es pura diversión al contrario de Eric que siempre está amargado, por así decirlo..
Sonia la madre de Eric aparece poco, pero es una mujer correcta, que al igual que su hija hace cosas muy buenas, que dan toques buenos dentro de la historia. Y como no, el personaje que me ha sacado de quicio a sido Flyn, el sobrino de Eric. Es un niño consentido que hará pasar muy malos ratos tanto a Jud como a los lectores.
Segundas partes, si son buenas. Y Eric y Jud mejor que nadie demuestran que el amor mueve montañas, y que a pesar de los malos momentos siempre sale el sol. Una historia fabulosa, que me ha atrapado desde la primera página, y que he devorado en tan solo unas horas.