El amor es la meta...
La fama, su único camino.
Nadie diría que Leo y Aarón son hermanos. El primero es presumido y ambicioso; el segundo, tímido y reservado. Pero ambos desean algo. Mientras Leo sueña con hacerse famoso a toda costa, Aarón no deja de pensar en cómo puede recuperar a su novia, quien, tras ganar un concurso y convertirse en una estrella mundial, se ha vuelto inaccesible.
Un día, husmeando en el ordenador de su hermano, Leo descubre que Aarón tiene un talento desbordante para la música, y que ha compuesto y grabado varios temas que no tienen nada que envidiarles a los hits más populares del momento. Sin meditar las consecuencias, Leo decide darlos a conocer por internet y muy pronto el fenómeno Play Serafin –el nombre que le ha puesto al canal de YouTube– estalla por toda la red…
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Creo que todos están cansados de escuchar cómo discriminaba a los libros de habla hispana hasta que leí a David Lozano, más o menos, así que está de más decir que pasó lo mismo con PLAY. Sí, otra vez.
Pero mi hermana lo pidió de regalo hace unos cuantos meses (y yo el segundo de Blood Magic, con el que todavía no me puse) así que, cuando lo leyó y le encantó, lo puso en mi biblioteca, como recordatorio de que tarde o temprano tenía que caer... y caí. Tarde y hace unos meses, pero caí.
¡Y menos mal que lo hice, porque me hubiera perdido de una novela extraordinaria! Junto con mis preconceptos viene la idea de fijarme mucho en todo; y antes de leerlo no me gustaron ciertas cosas básicas y bobas, como por qué el nombre de Play Serafin o por qué Leo era tan egoísta. Pero al descubrirlas fui cambiando, y por eso estoy esperando a SHOW, que llega este mes a Argentina. Yay.
Empezamos con Aarón, que está en la casa de la chica con la que tuvo algo antes de irse un mes de vacaciones en donde no tenía ningún tipo de conexión con el resto del planeta (a quién no le ha pasado), así que el mismo día que vuelve va a verla. Sin embargo, al final de la calle hay un escenario gigante donde alguien comienza a cantar... ¡esperen, es ella! La misma chica con la que se había besado hace tan sólo unas semanas está presentándose allí ya que va a filmar una película, donde además se baila y se canta: Castorfa (bueno, al principio me reí del nombre, pero se entiende porque es para chicos); esa historia que todos quieren y leen de chicos ahora va a la pantalla grande... ¡y con Dalila como protagonista!
Leo vuelve a su casa ese mismo día después de haberse escapado hace algunos años... y Aarón lo odia. Y con razón. Más que hermanos eran mejores amigos (como a muchos nos pasa con nuestros/as hermanos/as, así que imagínense ese sentimiento de amor incondicional), y un día se levanta para darse cuenta de que su modelo a seguir huyó durante la noche sin dejarle ni una nota, ni una carta, ni absolutamente nada. Así que cuando vuelve, no se llevan muy bien, que digamos; Aarón lo odia, y por mucho que Leo intente arreglarlo, deben pasar muchas cosas para que la bronca pase.
Sí, aquella vida era brillante y espléndida, digna de reyes. Pero la luz provenía de Leo, no de mí. Y yo había terminado quedándome ciego de tanto esforzarme por mirar.
Cuando todo parece estar mejor entre los hermanos macana, Leo la caga. Casi literal. Porque al encontrar los audios de las canciones de Aarón decide que el fin justifica los medios, y se graba haciendo playback para ser famoso. Y lo sube a Youtube. Y todo el mundo lo felicita por su voz, y sus letras, y demás. Sí, así de egoísta.
Lo bueno de esto es que no se trató de una típica novela en donde la relación entre los hermanos sobrepasa a la realidad: es algo común, y es real. Tan real que es palpable en cualquier familia con más de un hijo.
Eso, sumado a la modificación del estereotipo Hannah Montana con un toque totalmente original, nos adentramos en una historia que enamora poco a poco. Te hace sentir un montón de cosas... entre ellas, irritación, incluso en algunas personas puede ser odio. Por Leo, por Sarah, por Dalila, por Kevin, por muchos. Porque muchos son egoístas, falsos, incluso malvados.
Pero eso no nos quita de que, en realidad, todo se trata de Aarón y Leo, de cómo van a solucionarlo. De los lazos de sangre, la hermandad, el amor y la cooperación. Y también de la fama, ¿por qué no? De cómo el glamour y las cámaras cambian a las personas, de lo que pueden llegar a ser para tener 15 segundos de spotlight y cómo, en realidad, en sus corazones sigue estando lo que fueron antes... aunque no siempre.
Y ese final... madre mía. Osea, se venía anunciando desde hacía un par de capítulos atrás, pero... en serio, a uno le agarra un ataque. ¡Es que no puede ser! Estás entre el por fin y el puta madre qué acabo de leer. ¡¡¡Pero es increíble!!! Así, con emoción.
La verdad es que no sé qué decir; no puedo esperar a su segunda parte, y agradezco que mi hermana lo haya querido, porque sino nunca lo hubiera comprado (qué vergüenza, Flor, qué vergüenza). Con esto aprendo que muchas veces la literatura originalmente escrita en español puede ser mejor que algunos libros traducidos, así que de ahora en más voy a animarme a muchas otras novelas hispanohablantes.
Otro ídolo que me llevo conmigo y que espero volver a ver este mes.