A pesar de las críticas tan negativas que había leído de este libro, su sinopsis me llamaba demasiado la atención y decidí comenzar a leerlo aunque no esperaba demasiado de él. Tras finalizarlo, puedo decir que no me ha resultado tan malo como decían ni tan bueno como yo esperaba que fuese.
Sin lugar parte de una buena idea: una prisión llena de adolescentes en medio de ninguna parte cuyos presos no recuerdan haber cometido ningún crimen. A esta idea le falta darle forma, pues se sabe muy poco de la prisión y del por qué están ahí encerrados. Entiendo que siendo una primera parte no nos den toda la información, pero al menos podrían habernos dado algún indicio para que nosotros empecemos a idear hipótesis sobre lo que puede ser la cárcel.
El libro está narrado en tercera persona, lo que permite seguir a bastantes personajes, no sólo a presos, si no también a algunos guardias y dirigentes de todo el cotarro. Además hay numerosos flasback que cuentan, por ejemplo, cómo fueron arrestados los adolescentes. La narración no se hace nada pesada, la historia tiene un ritmo muy ágil, demasiado para mi gusto, pues ese ritmo frenético hace que algunas cosas se pasen por alto.
En cuanto a los personajes, he de decir que casi no se pueden diferenciar entre ellos. Encontramos a Ryan y a Alyn, dos chicos con el mismo carácter: los dosson luchadores e impulsivos, a Jes: una chica a la que intentan atribuir el papel de inteligente, a Elsa, la chica insegura y llorica o a Harlan, que creo recordar que dice un par de diálogos y no recuerdo si hace algo de provecho. En definitiva: personajes del montón con quienes no consigues empatizar pues no tienen personalidad alguna, carecen totalmente de rasgos identificativos.
La cárcel te la pintan de una manera pero al final resulta que es de otra muy diferente. Al principio intentan vendernos una cárcel muy estricta en la que tratan de manera cruel a los presos, llena de guardias que imponen la doctrina de los dirigentes a base de violencia. Sin embargo, todo esto deja de cuadrar cuando ves a una panda de críos que pueden derribar a todo un grupo de guardias armados y salir airosos con un plan ideado en un día que deja bastante que desear. Además, la única arma que llevan estos guardias es una especie de aparato que emite pequeñas descargas. ¿En serio? ¿Dónde quedó la crueldad de la que al principio nos hablaban?
La poca forma que se le da a todo en general: todo lo referente a la cárcel, quiénes la llevan a cabo y por qué... hacen que la historia pierda mucho. Las 288 páginas del libro apenas nos cuentan nada, y transcurren muy pocas cosas. Para mi gusto el autor podía haber desarrollado mucho más la trama.
A pesar de todo esto, Sin lugar es un libro muy introductorio del que se puede esperar una segunda parte que sea mejor que esta. Confío en que el autor sepa continuar la historia ya que la idea no es nada mala en absoluto, y aunque esta primera parte no sea realmente buena, llega a entretener.
Una primera parte que, pese a sus altibajos, ha logrado entretenerme