«Una cosa parecía segura: el 25 de abril de 1974, cuando aún faltaba un buen rato para las siete de la mañana, Celestino se ciñó la cartuchera a la cintura, se puso la Browning en bandolera, comprobó la petaca con el tabaco y el papel, se dejó el reloj colgado de un clavo que también sujetaba un calendario y salió por la puerta. El cielo empezaba a clarear. O tal vez ni siquiera había empezado a clarear. Además de las sopas de café con leche, Celestino se pimpló, como si nada, dos tragos de aguardiente. El primero, para la acidez. El segundo, para los pensamientos obsesivos, que él, tal como todos sus rasgos fisionómicos sugerían, era un hombre dado a prolongadas melancolías.»
Así arranca esta singular novela, este retrato íntimo del siglo xx en Portugal, con la que un parado portugués ganó el premio Leya 2011 y recibió las críticas más entusiastas.
Tu rostro será el último es una obra rica en personajes sorprendentes y excéntricos, como el cabeza de familia, el doctor Augusto Mendes, el médico que le regaló a Celestino, cuarenta años atrás, su primer ojo de cristal. Y su hijo António, que conoció a su mujer en una librería lisboeta poco antes de irse a luchar a África. Y su nieto Duarte, cuya infancia se desarrolla envuelta en memorias ajenas, unas luminosas, otras traumáticas. Pianista precoz y prodigioso, en Duarte están puestas todas las esperanzas de la familia, pero habrá que ver si su don tiene esac apacidad redentora anhelada.
Con la Revolución de los Claveles de 1974 como punto departida, Tu rostro será el último ahonda en la intimidad de una familia marcada por los largos años de dictadura y guerra colonial para narrar una gran historia.
OPINIÓN: Parece mentira que un ingeniero que se queda en el paro, sea capaz de ponerse a escribir y consiga sacar a la luz la novela que hoy reseño. Esto me hace pensar y me pregunto cuántas personas anónimas habrá por el mundo con un don y que por un motivo cualquiera permanecerán siempre en el anonimato. Lo primero que me gustaría resaltar es la prosa que nace de la mano de João Ricardo Pedro, al que han comparado con Márquez, y que invita a leer sosegadamente y disfrutar de la construcción que hace con las palabras dándoles forma y sentido, todo ello de manera muy natural. Lo hace fácil, sin palabras rimbombantes ni arquetipos empalagosos y por eso ha conseguido embelesarme todavía más. La historia que nos narra, empieza en un pequeño pueblo de Portugal, pero se acabará extendiendo en el tiempo y el espacio conforme los capítulos van acabando. Capítulos que son independientes unos de otros y narran de por sí algún suceso que va arañando y mostrando las vidas de los personajes que aparecen, componiendo un todo y dejándonos ver sus puntos de unión. En la novela conoceremos a tres generaciones, su cotidianidad ,amistades, muertes, secretos… Cada capítulo es casi un cuento en sí mismo; me ha gustado de manera especial la belleza que le otorga a un simple recuerdo infantil como es un corte de pelo, y donde nos presenta al barbero Alcino, al que le tiemblan las manos hasta que se pone manos a la obra; una delicia. Se nota que a João Ricardo le gusta escribir y es por eso que también se le disfruta leyendo, paladeándolo. Algunos pasajes tienen un estilo muy rápido y directo, con frases muy cortas con punto y seguido contínuo, pero que no aceleran la lectura, al contrario, invitan a retenerlas. En resumen, aunque parezca una novela poco convencional en cuanto a su desarrollo en la trama, la recomiendo a todo al que quiera disfrutar una buena lectura. El punto fuerte: La manera en que escribe, un estilo personal y muy maduro para ser un escritor novel. Sin duda a partir de ahora habrá que seguirlo de cerca. El punto menos fuerte: No es una novela al uso, introducción, nudo y desenlace. Pero también en esto reside su brillantez.
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