Aimée Du Maurier es la beldad del condado. Tiene diecisiete años y pertenece a una familia de hacendados de origen francés cuya plantación es la más antigua de Carolina del Sur. No hay un solo muchacho en Charleston que no desee casarse con ella. O mejor dicho, sí lo hay: Edward Robilard, perteneciente a otra insigne familia dedicada a la política, un mujeriego empedernido, un hombre muy culto que desprecia a Aimée por su frivolidad y su ignorancia, típicas de las damas sureñas de mediados del siglo XIX. Pero se ven involucrados en un asunto que deja malparada la reputación de la muchacha y Edward se ve obligado a casarse con ella, de modo que ambos se embarcan en una desastrosa vida juntos.
Debo admitir que la historia me atrapo prácticamente desde el primer momento, tanto que me lo leí de una sola sentada. He echado en falta algunas páginas más, ya que la historia no tiene ningún desperdicio, y merece la pena adentrarse en sus entrañas. Nos vemos sumergidos de llenos en una historia donde el papel de la mujer, era mas el de un cero a la izquierda que otra cosa. Y es que en aquella época importaba más la reputación de uno mismo, que los propios sentimientos. Inconvenientes que surgían por todas partes, sobre todo a la hora del coqueteo, ya que cualquier mal entendido podía llegar a ser un escándalo en toda regla.
Tanto Aimée como Edward son dos protagonistas que no tienen ningún desperdicio. Sus tiras y aflojas constantes hacen que quieras seguir leyendo, y sobre todo te sacan una sonrisa en muchísimas ocasiones. Aimée no deja de ser una niña malcriada, que actúa acorde a su edad. A pesar de que en alguna ocasión, actúa de manera inapropiada. Edward me ha encantado, desde el primer momento logras empatizar con él, a pesar de que sus modales no son siempre los correctos.
En esta ocasión los secundarios pasan un papel más inadvertido, aparecen en los momentos oportunos para dar rienda suelta a la historia, para luego dejar el protagonismo principal a Edward y Aimée.
Una historia bien hilada, que hará las delicias del lector. Entretenida, divertida, pasional, una historia que sin duda merece la pena leer.