Título: V y V Violación y Venganza.
Autora: Pilar Bellver (Villacarrillo, Jaén, 1961). Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado: De las cosas que aprendí con el cedazo Nº 1 de mi abuelo (Premio Clarín de Cuentos en 1981), La tercera vez (Premio Nacional de Novela Breve J. L. Castillo-Puche 1997), Veinticuatro veces (Lumen 2000), su primera novela larga; La vendedora de tornillos o El tratado de las almas impuras (Elipsis Ediciones 2006); Vecinas, relato incluido en Un deseo propio, antología de escritoras españolas contemporáneas (Bruguera 2009), A todos nos matan antes de morir (Algaida 2010) y A Virginia le gustaba Vita, relato incluido en la antología Ábreme con cuidado (Dos Bigotes 2015), que se convirtió en la novela A Virginia le gustaba Vita (Dos Bigotes 2016). V y V Violación y Venganza es su última novela publicad el pasado año por Dos Bigotes. Además de su amplia experiencia en el campo de la escritura, Pilar Bellver es una reconocida activista por los derechos de la mujer y la visivilización de los colectivos LGBT en la literatura.
Idioma: castellano.
Sinopsis: traer al siglo XXI el mito de Progne y Filomela, una historia de violación y venganza que narra, entre otros, Ovidio en las Metamorfosis, hacerla surgir de nuevo y darle sentido desde nuestra visión actual, no es tarea fácil. Para conseguirlo, Pilar Bellver desarrolla la idea de venganza no sólo en la dimensión de lo privado, que es la que plantea el mito, sino también en la dimensión de lo público-político: la terrible venganza de las dos hermanas es aquí correlativa a la venganza política que el clandestino y revolucionario Grupo para la Globalización de la Destrucción (GGD) emprende contra los parques naturales de las grandes potencias que están destruyendo la Amazonía y los bosques primarios de los países pobres.
Su lectura me ha parecido: original, sencilla, algo extensa, violenta, de obligatoria reflexión, cruda, feminista, tremendamente contemporánea, actual, imperecedera...Queridas lectoras y lectores, muchas veces no nos damos cuenta de la suerte que tenemos de poseer un legado literario tan importante y al que, por desgracia, tendemos a menospreciar. Desde Cervantes hasta Cela, pasando por Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Jovellanos, Zorrilla, Bécquer, Espronceda, Unamuno, Valle Inclán, Baroja, Machado, Azorín, Ortega y Gasset, Lorca, Aleixandre, Alberti, Delibes, Ferlosio y tantos otros. Un legado en el que las mujeres, desgraciadamente en menor proporción, han contribuido a otorgarle personalidad y prestigio. Nombres como Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Carmen Laforet, Ana María Matute, Gloria Fuertes o Carmen Martín Gaité ya forman parte de ese olimpo de la escritura española, un olimpo en el que claramente no existe igualdad, al menos en número, respecto a sus colegas escritores. Afortunadamente y con el paso de los años, son muchas las escritoras del panorama literario actual que han conseguido poco a poco colarse entre las más vendidas y apreciadas por la crítica, además de posicionarse para en un futuro formar parte de ese selecto club, tales como Almudena Grandes, Rosa Montero, Elvira Lindo, Espido Freire, Matilde Asensi o Marta Sanz entre otras muchas. Sin embargo, la proporción sigue siendo totalmente desigual, hasta el punto de que cuando se piensa en literatura española inmediatamente se nos vienen antes a la cabeza algunos de los ilustres hombres citados al principio y no el de todas esas escritoras coetáneas a ellos cuyo trabajo merece el mismo reconocimiento. Pero si hablamos de escritoras españolas, no podemos pasar por alto el hecho de que existe un número inmenso que se desconoce por completo tanto su producción literaria como su biografía. Y ya no estamos hablando de las ya fallecidas cuyas novelas y ensayos, rescatados y puestos en valor, disfrutamos con fervor actualmente. Nos referimos a esas escritoras españolas, no tan conocidas por el gran público, cuyas obras no se han publicado en su mayoría en las grandes editoriales del país, pero que ahí siguen, inquebrantables, marcando el paso, influyendo en futuras generaciones de autoras, hablando sobre temas tan importantes como el feminismo, la violencia de género, la desigualdad o lo que significa ser mujer en pleno siglo XXI. ¿Con todo esto que quiero decir? Primero, que no debemos despreciar la literatura española. Y segundo, que por favor, lean obras escritas por mujeres españolas, y no sólo a las más conocidas, también a escritoras como Pilar Bellver, autora de la interesante novela que hoy tengo el placer de reseñar. V y V Violación y Venganza: nunca antes la venganza se sirvió en un plato tan frío.
La historia de como V y V Violación y Venganza llegó mis manos (electrónicamente hablando en este caso) fue gracias a que un día casi por casualidad, mientras ojeaba la página web de la editorial Dos Bigotes, me topé con esta lectura, la cual resultaba ser una de sus últimas novedades. La historia en si, como habéis podido comprobar, es muy simple. Pero el que un libro como V y V Violación y Venganza llegase a interesarme en aquellos momentos tiene un por qué más complejo. Si me habéis leído en otras reseñas anteriores sabréis que mi interés por el feminismo, tanto por la teoría como por la literatura, vino a raíz de un trabajo de clase durante mi último año de carrera. Un trabajo en el que tuve que analizar en profundidad la obra más importante de Betty Friedan, es decir, La mística de la feminidad (libro que espero reseñar en algún momento). Antes de su lectura ya me consideraba una persona feminista, pues mis opiniones, las cuales no dudaba en exponerlas públicamente (algo que por supuesto sigo haciendo) respeto a temas como por ejemplo la igualdad entre mujeres y hombres era y sigue siendo la de abogar y luchar por que esta se produzca. Sin embargo, si es cierto que me faltaba toda esa formación teórica para entender mejor el movimiento, las diferentes corrientes, los análisis de la representación de la mujer en los diferentes ámbitos culturales (música, pintura, cine, publicidad, televisión, fotografía, literatura...), así como su situación en el campo de lo laboral y profesional. Incluso me faltaba conocer aún más en profundidad su papel a lo largo de la historia y en cuestiones relacionadas con la sexualidad. La mística de la feminidad no resultó ser un libro con cuyos postulados estaba completamente de acuerdo. Por un lado me pareció magistral ese análisis que Friedan hace de la representación de la mujer en los medios de consumo de masas de la época, así como abordar el conocido como "malestar que no tiene nombre", es decir, el descontento generalizado de la mujer de los años 50 y 60 del siglo XX al ver como sus aspiraciones profesionales y sueños se ven anulados ante la imposición de la maternidad y un modo de vida más doméstico y no tan público. Pero por otro lado, La mística de la feminidad me pareció un texto demasiado elitista, pues Friedan sólo se centra en las mujeres de la adinerada y blanca clase media americana, dejando fuera a las mujeres afroamericanas o a las mujeres blancas de clase obrera por ejemplo. Una lectura sin duda no exenta de crítica pero que de alguna manera me marcó el camino en dirección a otros libros similares, ya fuesen novelas u ensayos. Y fue así hasta que me topé con V y V Violación y Venganza, un libro que por aquel entonces avivó mi irrefrenable curiosidad, ávida de literatura feminista Made in Spain. Gracias a Dos Bigotes conseguí hacerme con él en formato electrónico y leerlo en cuanto tuve un pequeño hueco en medio de tanta lectura atrasada. El resultado no pudo ser mas satisfactorio.
En lo que respecta a la critica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que V y V Violación y Venganza presenta una lectura a priori caótica. Es más, a mi personalmente me costó un poco adecuarme a la forma en la que Bellver nos presenta la historia. No obstante, y a medida que vas dejando páginas atrás consigues sumergirte de lleno en la novela, en la trama y mezclarte con unos personajes tan atemporales como interesantes. Uno de los grandes atractivos de esta novela es que Bellver ha adaptado al siglo XXI el que es tal vez uno de los mitos más antiguos de la mitología griega: el de Progne y Filomela. Una narración ancestral para mi desconocida y que, a raíz de la lectura de este libro, ha conseguido despertar mi adormecido interés por los mitos de la Edad Antigua. No hay cosa que más me guste de una novela que la autora o autor en cuestión tire de influencias procedentes de estos ámbitos, ya sea la mitología griega, romana, egipcia, celta, maya, azteca o mesopotámica incluso como vertebrador principal de ésta. Porque en definitiva, los mitos y las creencias religiosas han acompañado a la humanidad desde que el mundo es mundo, influyendo de manera determinante en los comportamientos sociales, políticos, económicos y culturales de la misma. Es más, muchos de estos han conseguido sobrevivir hasta nuestros días, y en algunos casos manteniendo intacto su carácter ancestral. Que un libro de ficción en pleno siglo XXI se presenta bajo estas credenciales ya no sólo me parece original, sino que demuestra un ejercicio intelectual de gran altura. No voy a entrar en detalles ni voy a narraros el mito de Progne y Filomela, pues el sopiler sería de proporciones estratosféricas ya que dicho mito constituye la principal línea argumental de esta novela, pero sólo os diré que hay violencia extrema, traición, mentiras y hasta canibalismo. Si nos atenemos al título de la novela, V y V Violación y Venganza, éste nos proporciona a su vez dos de los grandes temas al rededor de los que gira tanto el mito como este libro, pues como ya os he dicho, ambos van en paralelo. La violación en este caso se presenta en prácticamente todas sus vertientes. La violación de la mujer, de los derechos, de la maternidad e incluso de la propia memoria. Es tal la cantidad de prismas que el lector en ocasiones se siente abrumado, superado incluso ante la crudeza con la que Bellver narra los hechos. Sinceramente esta sensación de desasosiego y perturbación que consigue producir la veo bastante necesaria, pues los libros están para eso, para que las historias te toquen, te afecten, para que te revuelvan el estómago, para que te des cuenta que lo que estás leyendo bien puede estar pasando tanto en la otra punta del mundo como al otro lado del rellano. Por supuesto, si hay violación, del tipo que sea, ésta, según el canon de las historias mitológicas, se paga con la venganza. Una venganza que, si sois muy dados a adentraros en este tipo de relatos, sabréis que no escatima en violencia. Las vendettas de Juego de Tronos no son nada comparadas con las que se ejecutan en las historias de la mitología griega, romana o celta por citar algunos ejemplos. Y en el caso de V y V Violación y Venganza (porque una lleva a la otra, incluso en la actualidad, más de lo que podamos imaginarnos) creo que es de las más brutales que se puede llegar a realizar. Además de suscitar en el lector una profunda reflexión entorno a la violación y a la posterior sed de venganza, éste también aborda el cuestionamiento de la maternidad, el cual acaba conduciendo al lector a uno de esos finales que impactan y que resume a la perfección la brutalidad con la que se ha tratado a las mujeres a lo largo de la historia. A partir de los sucesos que acontecen en la novela, una no puede evitar observar como a su alrededor todavía, a día de hoy, se sigue machacando a la mujer que no tiene hijos y achacando los problemas de infertilidad a ésta y no al hombre. Además de la presencia de un amplio espectro de personajes femeninos, en los cuales podemos encontrar claras reminiscencias a la cultura clásica y a los valores que de ella heredamos, la novela resta heroicidad a los personajes masculinos, lo cual no sólo consigue que a ojos del lector sean más auténticos sino que además den más miedo. Por último, recalcar el hecho de que V y V Violación y Venganza parece haber nacido con el propósito de constituir un manifiesto que va más allá del feminismo. Un manifiesto en el que por supuesto no se excluye a los hombres y en el que deja bien claro que el movimiento feminista no busca una superioridad de la mujer sobre el hombre, sino la igualdad plena en todos los ámbitos. Una obviedad que, a juzgar por los continuos ataques e insultos gravísimos que las feministas seguimos recibiendo a través de las redes sociales, parece que muchos o bien no la entienden (lo cual dudo) o simplemente no quieren entenderla.
Si algo demuestra V y V Violación y Venganza es que, en primer lugar, que los mitos de la antigüedad siguen vigentes, incluso en pleno siglo XXI, y en segundo lugar y tal vez más importante, que estos se impregnan de un machismo realmente aterrador. El mito de Progne y Filomela es sólo un ejemplo más de como las mujeres en la mitología son tratadas como objetos al servicio del hombre. Y es que tanto en el colegio, como en el instituto, como en los libros de texto estas historias nos las contaban sesgadas o tirando de metáforas con el propósito de esconder lo que realmente pasaba. En un libro sobre mitologías que conservo aún de cuando de cuando era pequeña, al hablar de Zeus, éste no esconde su condición de infiel (menos mal), pero si un gran detalle: el hecho de que Zeus era un violador. Así, sin más, porque de verdad eso es lo que era, un señor que se dedicaba a violar a mujeres. Es si, en este libro, en el que se relata el episodio con la princesa Europa, lo explican de como un ligón que no duda en transformarse en un toro para que la princesa, obnubilada ante tan bello animal, acabase montando sobre su grupa. Este mito explica el origen del continente Europeo, pero también es la historia de una violación bestial con tintes zoofilicos. Peor es el destino de una de las mujeres de Zeus, Metis, que fue devorada por éste por temor a que el hijo que esperaba junto a ella fuese a destronarle. De nuevo un episodio de violencia y salvaje canibalismo. Sin embargo, en esta historia el karma actuó sobre Zeus en forma de dolor de cabeza y de parto craneoencefálico del que nacería Atenea, diosa de la sabiduría, de la guerra y protectora de la ciudad griega de Atenas. Las mujeres en la mitología griega son violadas (no hay más que recordar el mito de Príapo y la ninfa Lotis, que tras fracasar en su intento de forzarla como castigo la convirtió en una flor de loto), pero también secuestradas, como le sucede a Coré, sobrina de Zeus e hija de Deméter. Con la excusa del "estar enamorado" su tío Hades la rapta y se la lleva a sus dominios, es decir al Infierno, bajando por una grieta que hay en la tierra. Démeter busca desesperadamente a su hija, desatendiendo su labor como diosa de las cosechas y los campos, una situación insostenible a la que Zeus pone orden tratando de convencer a Hades de que libere a Coré. Pero hay un problema, Coré ha probado la comida de los infiernos y por tanto, ya no puede salir de él. Finalmente Hades y Coré se casan, y éste le da el nombre de Persépone. En otras palabras, estamos ante el secuestro de una mujer perpetrado por su propio tío, a la que no sabemos que le sucede una vez está en el mundo de los infiernos (lo de la comida apesta a eufemismo), que es finalmente obligada a casarse con el y a cambiar de nombre de paso. Podría ser el argumento de un culebrón malo, sí, pero terriblemente espeluznante. Un ejemplo más de como la opinión de la mujer en la mitología griega no importaba. Estoy segura de que si alguien le hubiese preguntado a Coré la historia hubiese sido muy distinta. Aunque para secuestros los que sufrieron las pobres Sabinas ante el grave problema demográfico que sufría la ciudad de Roma bajo el reinado de Rómulo. La estatua de Juan de Bolonia que he adjuntado en esta reseña estremece, pero más estremece saber que éstas fueron sacadas de sus hogares, llevadas en volandas y violadas por sus captores, como si trozos de carne se tratasen. Pero si hay un mito en el que se presenta a la mujer como la causante de todos los males ese es el de Pandora, a la que confían una jarra que nunca debe ser abierta. ¿Pero qué sucede? Que la curiosidad hizo que Pandora la abriese liberando su terrible contenido, que no es otro que las enfermedades y sufrimientos que azotan a los seres humanos. ¿Cuál es entonces la perversa moraleja? Que la mujer no sirve para ostentar grandes responsabilidades, porque cuando se depositan sobre ella, ésta no sabe gestionarlas. Este es sin duda el mito que ha legitimado a los hombres para recluir a las mujeres en casa para cumplir las obligaciones que por haber nacido con el sexo débil les corresponde. Porque claro, las mujeres no podían gobernar, capitanear ejércitos o discutir en el ágora, no vaya a ser que la líen como la lío Pandora. En una conferencia impartida por Ana de Miguel, a la que asistí no hace mucho, recalcó el hecho de que para hacer frente y combatir la cultura patriarcal (así como las consecuencias derivadas de ella) hay que condenar y luego concienciar. Todos nos indignamos cuando escuchamos en el telediario un nuevo caso de violencia de género, incluso hay quien no se lo piensa dos veces y no duda sumarse a los minutos de silencio que se suelen realizar en repulsa al asesino y en apoyo a la víctima. Aunque no hace falta irse muy atrás en el tiempo para encontrar un acto de rechazo masivo, pues las manifestaciones en contra de La Manada también podrían constituir un ejemplo de esa condena social en contra del machismo. Sin embargo, falta concienciación, ese último paso para llegar a completar el camino hacia un mundo más igualitario. La sociedad puede protestar, posicionarse, manifestar su opinión en contra del patriarcado. Pero éste no morirá si nosotros, como personas que somos, no somos conscientes de que hemos vivido durante siglos bajo ese yugo, un yugo cuyo peso soportaron principalmente las mujeres. Si no aceptamos que a lo largo de la historia el sexo femenino ha sido discriminado, usado, maltratado, vejado o mercantilizado, de poco va a servir la condena. Si no somos capaces de ver que, hasta en los mitos, esas historias que han pasado de generación en generación, los personajes femeninos sufren los peores tratos por parte de los hombres por el simple hecho de ser mujeres, entonces no habrá salvación. V y V Violación y Venganza: una historia de violencia, venganza, mentiras, mitología...Una novela que nos descubre a una de las autoras más interesantes y comprometidas del panorama literario español.
Frases o párrafos favoritos:
"Te recuerdo que a lo largo de la historia, cada vez que una profesión se ha feminizado, se ha desprestigiado de inmediato. Y al revés, cada vez que un trabajo se masculiniza, como el de cocinero por ejemplo, se vuelve mucho más prestigioso, casi un arte."
Película/Canción: como no hay noticias de lo primero (aunque si se produjese muy bien tendría que hacerlo la directora o director que se atreva a adaptar esta novela para no traicionar su intensidad) os adjunto la pieza clásica que me ha acompañado durante la redacción de esta novela. Soy muy fan del ballet y siempre he creído que, a pesar de que en escena se representa una situación diferente, este fragmento musical en concreto provoca inquietud en el espectador. Un halo de misterio o de venganza desprende ¿o me equivoco?
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Editorial Dos Bigotes