Alfaguara
Macallan y Levi se hicieron amigos desde el
primer momento en que se vieron. Todo el mundo dice que los hombres y las mujeres no pueden ser sólo amigos, pero ellos dos lo son. Se quedan juntos al salir de la escuela, comparten un montón de bromas que sólo ellos entienden, sus familias son muy cercanas, y Levi, incluso, sale con una amiga de Macallan. Sucede que los chicos no invitan a salir a Macallan porque piensan que anda con Levi, mientras él pasa demasiado tiempo bromeando con ella, y tal vez no lo suficiente con su novia. Entonces los demás no pueden dejar de preguntarse si ellos son más que amigos o si así nada más están mejor, sin complicar las cosas aún más.
¿Y si quedamos como amigos? es la nueva novela de la estadounidense Elizabeth Eulberg (El club de los corazones solitarios), que fue publicada por Alfaguara este mes.En este caso, tal como la autora nos tiene acostumbrados, nos presenta una historia de amor. Sí, seguramente muchos de ustedes deben estar pensando: “¿Otra historia de amor?”, y acá es cuando yo les digo no.A ver, tuve sentimientos encontrados con esta novela. Primero, quiero mencionar que es la primera obra de Eulberg que leo, por lo cual, luego de leer tantas reseñas y maravillas sobre ella, tenía muchísimas expectativas. ¿Las cumplió? Eso es lo que voy a intentar responder con esta reseña.¿Y si quedamos como amigos? Relata la historia de –valga la redundancia– dos mejores amigos: Macallan y Levi. La novela relata todo lo que ocurre desde que estos dos jóvenes tan parecidos (y diferentes a la vez) se conocen. Esto me gustó mucho, porque no nos limitamos solamente a la escuela secundaria y a los dramas adolescentes. El desarrollo de su amistad es verdaderamente dulce. Tenemos a una protagonista que perdió a su madre y que está desesperada por tener cariño, por sentirse querida. Y a un joven que llega desde California, tiene que adaptarse a una vida nueva, una ciudad nueva y a amigos nuevos. Creo que Eulberg logró plasmar perfectamente lo que implica el sentimiento de pertenencia. De sentirse parte. De encontrar un lugar en el mundo, que, a fin de cuentas, es lo que todos los jóvenes buscamos: encontrar ese sitio a donde pertenecemos. Donde nos sentimos libros. Completos.No lo mencioné antes, pero es sumamente importante: la novela se narra tanto desde el punto de vista de Macallan como del de Levi. Y acá es donde Eulberg suma otro puntito a favor: el personaje masculino es realmente real. Por lo general, me pasa que cada vez que leo una novela con un punto de vista masculino está muy “afeminado”, por así decirlo. Pero en este caso, siento que Eulberg logró crear una voz realmente especial con Levi. Esto se ve desde el vocabulario que utiliza hasta las actitudes que tiene frente a Macallan y sus amigos.Los dos protagonistas son muy reales y tuvieron actitudes y tomaron decisiones acertadas de acuerdo con su carácter. No es una historia de amor donde uno vive por el otro y en la que nadie hace nada mal. Acá los dos actúan en base a sus instintos, se lastiman, se pelean, se dicen cosas. Y lo verdaderamente “amoroso” llega recién al final. Pero lo que a mí me pareció realmente interesante fue cómo se desarrolló y mutó la relación entre ellos.Ahora quiero mencionar un poco cuáles fueron las cosas que me dejaron un gustito agridulce. Por un lado, siento que la historia es sumamente naif. O sea, le faltó un poco de madurez (en todo sentido), especialmente en la última parte. Cuando los protagonista ya son adolescentes. Siento que se comportaban como niños aún. Por otro lado, siento que si bien es una historia súper linda, que se lee rápido y que engancha en todo momento, no llegó a ser una novela que me volara la cabeza, tal como esperaba. Es decir, Eulberg sabe cómo atrapar al lector, pero le faltó es pizca para hacer que se convierta en una historia inolvidable.