Reseñas breves - La magia del orden y Harvey

¡Hola, hola, hola!

¡SEPTIEMBRE! Casi un inicio de año anticipado, ¿verdad? No sé vosotras y vosotros, pero yo siempre intento empezar “el nuevo curso” con todo en orden. Contadme, ¿vosotres también intentáis que septiembre sea el mes del reset?

Esta semana traigo dos opiniones muy breves – porque los dos libros son también breves, maravillosas redundancias –. No pueden ser movidas más diferentes, así que… ¿Vamos a ello? ¡Dentro reseñas!

★★★★★

Cuando era pequeña, recuerdo que me impactaba muchísimo que mis amigas y amigos me dijeran que que padres les decían cosas como: “hasta que no ordenes tu habitación no puedes ver la tele”. Y me sorprendía porque a mí nunca, jamás, me han pedido que ordene nada. No porque mis padres fueran detrás de mí con cara de circunstancias pensando que su hija era un jodido huracán. Nunca me ha importado ordenar, lo cual no deja de ser gracioso porque soy una persona muy caótica. El caso es que, bueno, con los años he ido probando maneras de ordenar mi espacio personal. No hay nada más maravilloso que una mudanza para darte cuenta de que no necesitas guardarlo todo. Si en vez de una, son unas cuantas… se te pasa la melancolía del “oh, qué recuerdo”. Palabrita.

Marie Kondo me llamaba la atención desde hacía tiempo. De ella, sólo sabía aquello del método de tener sólo 30 libros – no, no soy capaz de llevarlo a cabo –, así que cuando La magia del orden cayó en mis manos me encontré con una pequeña joyita en la que, joder, hay cositas más que interesantes. De salida, quiero deciros que me flipa la época del año que implica el cambio de armario. Cuando era pequeña disfrutaba como una enana – qué chiste – de cambiarme montones de veces de ropa, mirarme al espejo y decirle a mi madre: “sí, esto aún me vale”. A mis veinticuatro años – hum, ¿ha sonado a que me siento vieja? –, no le doy tanto bombo, pero sí que tengo que reconocer que hay algo terapéutico en probarme todo el maldito armario y decir “esto sí, esto no”.

¿Y por qué os cuento mi vida? – santa paciencia que tenéis que tener con mis mierdas, sí. – Simplemente porque considero muy divertido eso de la organización. Justo lo que nos plantea Marie Kondo: entender el orden como algo divertido, como algo que da paz; y ayuda a poner nuestra vida en perspectiva. Lo digo mucho, pero nuestro espacio personal es un reflejo bastante exacto de cómo estamos a nivel de salud emocional. Ojo, no digo que todas las personas desordenadas tengan la cabeza hecha un lío, ¡ni mucho menos!; pero en mi caso particular, si tengo todo patas arriba… suele ser indicativo de que algo no anda bien.

No os voy a mentir: el libro no le cambia la vida a nadie. Se lo comenté a mi madre al acabar de leerlo y os lo digo ahora a vosotres: no descubre nada que no se sepa, pero es divertido y bastante optimista. ¿Qué mejor que eso, a fin de cuentas?

★★★

Anoche no sabía qué leer. Bueno, para cuando leáis esto estaremos hablando de anteanoche – o, si lo leéis más tarde, del jueves uno de septiembre. – El caso es que hace nada me hice con Harvey, de Emma Cline; y teniendo en cuenta lo muchísimo que disfruté Las chicas – podéis leer mi reseña aquí –, pensaba que iba a ser una de mis mejores lecturas del año. Pues no. Para nada.

La primera vez que oí hablar del movimiento #MeToo fue en un episodio de Ley y orden. Supongo que es vergonzoso, pero espero que me perdonéis mi ignorancia hasta que me volqué de lleno en temas de género. ¡El caso! Recuerdo que fue Omaira la que me explicó en profundidad la movida completa – podéis acceder a su blog haciendo clic aquí, ¡y deberíais hacerlo! –; y entonces me dije a mí misma que no podía ser que no supiera nada de algo tan grande.

Emma Cline quiere dibujarnos la base de lo que ha sido el movimiento. En su pequeña novela – ¿la podemos considerar una novelette? –, explora el último día de Harvey (ugh) en libertad, justo antes de que la sentencia se haga efectiva y tenga que ir a la cárcel. Lo sé, pinta mejor que bien. Meterse en la mente de una persona tan sumamente asquerosa – sí, habéis leído bien: persona asquerosa –, acompañarlo en su último día en libertad… Pintaba a novelón. Pintaba a novela que te pone los pelitos como escarpias, que hace que inspires hondo, intentando calmarte. Pero no.

Harveyes una novela ambigua, bastante plana; en la que vemos a un hombre que pretende ser la víctima de un complot ideado por las mujeres – sí, el tío es un misógino de cuidado –, esperando que “los hombres” le ayuden a ser libre. Pese a la fuerza de esta premisa, todo se desdibuja. Seguimos al cuestionable y censurable protagonista a través de un día francamente soporífero, en el que priman los apuntes clasistas, elitistas, misóginos y machistas – no exactamente en ese orden, pero sé que me perdonáis que no haya molestado en hacerlo mejor –; pero sin emoción. Exacto: sin emoción.

Lo comenté en mi entrada anterior – podéis leerla haciendo clic aquí –, pero para mí es muy importante que un libro “llegue”. Cuando leo, me gusta romperme. Me gusta que las palabras me hagan tanto daño que se me atasque el aire. Y Emma Cline, que lo bordó en Las chicas, aquí no lo ha conseguido. Lo siento, no lo ha hecho.

No es una mala novela. No lo es para nada. Se lee muy rápido y, seamos realistas, la mujer escribe mejor que bien. Si dudáis, os animaría a que probarais – y que volvierais para que la comentemos porque, en serio, necesito comentar el final con alguien. Es más, si alguien la ha leído que me comente ni que sea por Instagram lo que opina, por favor –; pero, os aviso: no esperéis gran cosa.

…

Y esto ha sido todo por hoy.

Decidme, ¿habéis leído alguno de estos libros? ¿Sois personas organizadas? ¿Habíais leído Las chicas? ¿Os interesa Harvey?

¡Contadme, contadme, contadme!

¡Un besazo muy pero que MUY grande y que paséis un maravilloso fin de semana!

💜🌻