Revista Cine

Reseñas Cine: A tres metros sobre el cielo

Publicado el 08 diciembre 2010 por Juancarbar

Miércoles, 8 de diciembre de 2010

Reseñas Cine: A tres metros sobre el cielo
Todo el que conozca mi intachable y nunca bien ponderado curriculum cinéfilo se estará preguntando ahora mismo qué narices hace un tío sano y castizo como yo viendo un pedazo de joyón como este (muchos pensaréis que debía de estar bajo los efectos de algún fármaco o alucinógeno). Pues bien, tengo que decir en mi defensa que vi esta película bajo coacción y contra mi voluntad…, y me voy a explicar para salvaguardar mi imagen.

Resulta que el domingo quedé con unos colegas para invitarles a ver una peli en el cine por mi cumpleaños que fue hace unos días (sí señores, un año más viejo y pellejo). Así que como buen caballero que es uno, les cedí el derecho a elegir peli, pero ninguno se mojaba. Yo ahí pensando para mis adentros ”¡Por Dios que alguno de estos seres diga que quiere ver MEGAMIND!!. Pero nada, mis súplicas internas fueron desoídas por los dioses cuando uno de ellos se envalentonó, se lanzó por bulerías y dijo: ”Pues yo he leído en la crítica que la peli esta de 3 metros sobre el cielo está muy bien” (vamos…, estoy seguro de que este colega debe de leer a escondidas la Superpop o el nuevo Vale, porque salvo en panfletos de veinteañeras no sé dónde pudo encontrar una reseña buena sobre esta peli).
Pero dejémonos ya de introducciones baratas y permitidme que me explaye a gusto sobre el film. Lo primero que hay que comentar sobre ella es ese curioso título, que aunque en la peli dan una explicación al porqué de esa frase, mi conslusión es que 3 metros sobre el cielo es a donde fueron a parar todas mis neuronas durante mi estancia en la sala (por esa razón salí de allí haciendo “eses”). Y es que amigos míos, esta película no es más que una especie de ”Grease a lo Vallekas” con jóvenes poligoneros, chonis y demás fauna variopinta digna de documental de la 2 (yo llegué a pensar que en cualquier momento saldría CR7 tirando caños y haciendo bicicletas). Al menos en Grease la gente cantaba, bailaba y llevaban peinados guapos con moldeador, pero es que esta otra peli no tiene más que a niñatos a los que dan ganas de achucharlos a Supernanny para que los enderece, y cuya única aspiración no es más que hacer el chulo y corretear por ahí en moto (bueno, mención aparte a los parajes donde celebran sus carreras, que hay tanta niebla que yo ya no sabía si estaban en la 5ª dimensión, si eso era un vídeo musical deMichael Jackson o si en cualquier momento iban a meter en la peli a algún hombre-lobo).

Eso sí, lo que le reconozco a la película es que plasma a la perfección la idea de que a la mayoría de 20 añeras de hoy día lo que realmente “les mola” (por mucho que digan que no) es el estereotipo de chulazo guaperas y cachitas que les da caña y al que tanto dicen no soportar, pero que en cuanto las pone ojines se derriten por sus musculitos. Y esto es precisamente lo que vamos a encontrar en la peli: un dramonaco entre una niña bien (a la que por cierto no la vendría mal comer un poco más de pan Bimbo), y un malote al que a veces le dan unos prontos que ni al niño loco alemán, y con una peculiar filosofía ”Bud-Spenceriana” de que las cosas se arreglan a base de hostias. ¡Ah bueno!, y permitidme también comentar ciertos detalles curiosos de la peli que a mí me dejaron tiritando, como la escena en la que el padre de la moza ve desde la ventana cómo su hija se va con el malote en moto, sin casco y con los ojos vendados por una sorpresa que iba a darla su noviete (y que no es otra que llevársela por ahí para calzársela en una casa medio abandonada despenzurrados en una sábana junto al borde de una piscina con más hongos que la casa de un Pitufo y donde podrían haber pillado de todo menos anginas.) El caso es el padre contempla impávido cómo su hija se va con el chulazo de esa guisa antes comentada, mirando por la ventana y simplemente pensando: “Bueno pues nada, parece que ha “quedao” buena tarde”. ¡Pero hombre de dios, échale más sangre, o es que no ves que se van a cepillar a tu hija!.

En definitiva, que cuando mi colega vuelva a decir que él elige peli, yo he decidido que me pondré un cubo metálico en la cabeza y empezaré a pegarme golpes con una cucharón para no oír su propuesta (bastantes años de vida me quitó ya de por sí haciéndome ver esto). Y es que si quiero ver dramonacos no tengo más que mirarme al espejo recién “levantao”, como para encima tener que estar aguantando historietas de este tipo. Por cierto, comentaré por último el detalle de que delante de nosotros había sentados en la sala una madre y su hijo de 10 años mal “llevaos”, y cuya única explicación que encuentro ante esto es que le llevó para concienciar al chaval de que le desheredaría si algún día se convierte en un especimen como el prota del film.

Sr. Grifter


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