Reseñas cine: 'Indomable (Haywire)'

Steven Soderbergh es un director impredecible. Tan pronto debuta con un largometraje paradigmático de eso que llamamos indie (“Sexo, mentiras y cintas de vídeo”) como dirige un remake de un clásico de Tarkovski (“Solaris”) o se desmarca de ese mismo ambiente “intelectual” con una trilogía de blockbusters protagonizados por la plana mayor de guapos de Hollywood (en “Ocean’s eleven” y sus secuelas). La última tendencia en la filmografía de Soderbergh parece ser la búsqueda de nuevos talentos interpretativos entre mujeres (a priori) ajenas al circuito cinematográfico convencional. Así, el realizador escogió a la actriz porno Sasha Grey para desempeñar el rol principal en un drama intimista sobre la prostitución de lujo (“The girlfriend experience”) que sorprendentemente no contenía ningún tipo de escena explícita, y ahora regresa a las carteleras con una película protagonizada por la luchadora profesional de artes marciales mixtas Gina Carano.

La cinta en cuestión se titula “Haywire”, aunque en España han decidido rebautizarla como “Indomable” (generando un conflicto con el título provisional en castellano de la próxima película de Pixar), y supone un ejercicio de estilo enmarcado en el género de acción puro y duro. Partiendo de un argumento extremadamente simple y manido, más propio de una de esas intercambiables producciones protagonizadas por Steven Seagal que del talento del director de “Traffic”, “Indomable” se revela desde el primer momento como una excusa indisimulada para que Soderbergh pueda planificar unas prodigiosas coreografías de patadas, tiros y llaves de lucha sin romperse la quijotera en hilvanar cada frenética set piece de acción con la siguiente.

No deja de ser curioso que, siendo una absoluta nadería dramática, “Indomable” resulte a la postre una película entretenida e incluso disfrutable a ciertos niveles. Dos son sus grandes virtudes, que justifican hora y media de atención a la pantalla (aunque probablemente no el precio de una entrada de cine): la cinta está dirigida con una precisión narrativa milimétrica y cuenta con un reparto de campanillas. Arropando a la atlética protagonista (una nulidad en términos interpretativos, por cierto) nos encontramos, en pequeños pero relevantes papeles, a tipos como Ewan McGregor, Michael Douglas, Antonio Banderas, Bill Paxton o Channing Tatum. Lo cual viene a corroborar que Soderbergh es uno de esos realizadores con los que quiere trabajar todo quisque (en su anterior película, “Contagio”, el director contó con Kate Winslet, Gwyneth Paltrow, Matt Damon, Lawrence Fishburne, Jude Law, Bryan Cranston y Marion Cotillard… ahí es nada).

Con todo, la palma en esta “Indomable” se la lleva Michael Fassbender. Es posible que el alemán sea uno de los 3 ó 4 actores más pujantes del momento, habida cuenta de la merecida notoriedad de sus últimos trabajos (“Jane Eyre”, “X-Men: Primera generación”, “Un método peligroso”, “Shame”) y del próximo estreno de su colaboración con Ridley Scott en (la muy hypeada) “Prometheus”. En el film que nos ocupa, su participación no supera los 15 minutos de metraje, pero ese escaso cuarto de hora es más que suficiente para dejarnos con un inmejorable sabor de boca que el resto del film es incapaz de mantener.

Se nota a la legua que “Indomable” es el capricho de un realizador consentido por la industria, empeñado en rodar una cinta de acción sólo por el placer de hacerlo y sin importarle demasiado lo que el público pueda opinar sobre el resultado final; una película pensada más para el propio disfrute de Steven Soderbergh que para la satisfacción del espectador. Si uno acude al cine buscando una historia profunda y/o sofisticada, más le vale invertir su dinero en otras propuestas que serán seguramente mucho más de su agrado. Si lo que le apetece, por contra, son 7 u 8 brillantes secuencias de acción incrustadas en un relato desalmado y predecible, “Haywire” puede ser una opción a tener en cuenta.

O, casi mejor, que se espere al DVD y así podrá pasar a toda velocidad las escenas de diálogo.

(“Indomable” se estrena en los cines españoles el próximo 2 de marzo).