Una humilde familia de Estambul verá su cálida y tranquila paz truncada. A oídos del sultán ha llegado la habilidad que Basir tiene para tejer las más bellas alfombras, y quiere una. Pero el sultán pide condiciones; no será Basir el encargado de confeccionarla, sino su hija, Eminé, que sabe tejer el silencio con sus manos. Eminé es muda; sus palabras están hechas de silencio y por eso solo pueden ser escuchadas cuando hay ruido. Tendrá todo el tiempo del mundo para tejerla, pero algo, o más bien alguien, detendrá momentáneamente su trabajo. Un joven de Armenia llamado Turión llega a la casa para que la joven le teja una red. Es un pescador de sombras y la necesita para pescar los peces que nadan en la oscuridad. Sin embargo, el sultán no está dispuesto a que ese muchacho distraiga a Eminé de tejer su alfombra. Además, tampoco está dispuesto a perderla, porque ni a él ni al joven Turión se les ha pasado por alto la belleza que desprende la tejedora. Así que hará todo lo posible para que se dejen de ver, pero Turión no piensa rendirse. No obstante, en una ciudad donde el sultán es el jefe, ¿quién puede desobedecer sus órdenes sin perder la vida o la libertad en el intento? José Antonio Ramírez Lozano nos adentra en una historia única, mágica y especial, narrada a la manera de las antiguas leyendas orientales. Con una cuidada narración y en apenas cien páginas, consigue trasladarnos a una ciudad que transmite vida y humildad, encanto y emoción, pero en la que la pobreza y los abusos de las autoridades no parecen tener fin. Esta historia ganó el Premio Lazarillo 2011, el más antiguo de la literatura infantil y juvenil en España. La edición del libro, publicado por la editorial Edelvives, no podría haber sido mejor: en tapa dura y con una ventana árabe en la cubierta. Ya por dentro, cada capítulo empieza con unos dibujos que, si sabes interpretar, te permitirán averiguar qué se va a narrar. Quizá te preguntes qué tiene que ver el título de la novela, Lengua de gato, con la historia. Resulta que Farfián, el gato de la familia, quiere alcanzar la sabiduría y, para eso, tendrá que superar una prueba nada fácil: aprender a utilizar las palabras con la misma soltura que un ser humano. Sí, has leído bien: Farfián habla, pero solo delante de Eminé y Basir. Si al sultán le parece atractiva una alfombra hecha con hilo del silencio… ¿qué no haría con un gato sabio y parlanchín?
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