Con Paul W. S. Anderson tengo una relación medio masoca. Disfruté como un enano con Mortal Kombat (sobre todo porque las anteriores adaptaciones de videojuegos de lucha eran para mear y no echar gota) Horizonte Final o Soldier. Incluso hubo momentos en Alien vs Predator donde también hice lo propio -aunque ambos personajes acabaran diluyéndose-.
Luego llegó Resident Evil -la primera entrega- y encontré que no estaba del todo mal la conversión de la famosa saga consolera a las salas de cine. Pero con la que hasta ahora era la última entrega -Resident Evil: Ultratumba- y Los Tres Mosqueteros, las ganas de soltarle una buena bofetada eran innegables.
Y aquí, en Resident Evil: Venganza, también las he tenido.
Estoy seguro, al cien por cien, que tanto Paul W. S. Anderson como su mujer -Milla Jovovich- se lo tienen que pasar bomba haciendo pelis de Resident Evil -aunque la dos y la tres estaban dirigidas por otros directores, Alexander Witt y Russell Mulcahy respectivamente-. Por una parte, la del director, tiene que ser un gozo tener a tu disposición los medios para seguir mostrando cámaras lentas con una definición asombrosa de la acción, desde el punto de vista que quieras, estando en modo automático (vamos, que esta película le sale sin esfuerzo alguno) y escribiendo una historia que no creo que le haya ocupado más de un fin de semana. Incluso tienes el lujo de volver a poner a tu esposa con ropa ajustada, pegando tiros, soltando patadas y enfrentándose a zombies, monstruos o lo que se tercie.
Jovovich seguro que tampoco se aburre. Sabe que no va a tener que esforzarse mucho interpretativamente y que también podrá estar en modo automático, al igual que su marido. De tal forma que ambos pueden seguir en la saga hasta “El Infinito y Más Allá”, como decía Buzz Lightyear.
Vamos a empezar por lo “malo” y acabaremos con lo “bueno”. Más que nada porque una vez escuché que lo último es lo que se suele quedar en la mente de los que leen una crítica, reseña u opinión, y hoy estoy condescendiente. Aunque dudo mucho que aún así tengáis demasiadas ganas de ver o valorar muy positivamente Resident Evil: Venganza. Pero si sois fans de la saga y os gustaron las anteriores, posiblemente os acerquéis al cine más cercano.
Por una parte tenemos un comienzo, hasta que acaban de salir las letras de rigor, donde Anderson se lo vuelve a pasar pipa con las cámaras lentas, las cuales desprenden una definición absolutamente increíble (no digamos cuando aparezca en Blu-ray). Eso sí, dándole una vuelta de tuerca al asunto, ya que los primeros minutos los vemos de esa manera pero con la acción a la inversa. Vamos, que la bala en lugar de caer al suelo vuelve a la recamara o Jill Valentine (Sienna Guillory) volviendo al helicoptero desde el que acababa de caer. Todo eso dejando un buen regustillo en el paladar, pero sabiendo que dicho efecto -el de la cámara ultralenta- volverá a aparecer constantemente durante el metraje.
Otro punto fuerte, aunque poquísimo aprovechado la verdad, es la de recuperar personajes de entregas pasadas. Destacando a Michelle Rodríguez (Rain) -que es la que más acción protagoniza junto a Guillory- sobre Oded Fehr (Carlos Olivera) o Colin Salmon (James Shade). O aportar algunos nuevos conocidos por todos los jugones consoleros, tales como Ada Wong o Leon S. Kennedy. Eso, como digo, también puede tener su interés y a la par saciar a los fans a la hora de ver en carne y hueso a personaje que hasta el momento no habían visto más que en píxeles.
Anderson también consigue un punto a su favor mostrando unos escenarios de “entrenamiento”. Recreando partes de ciudades emblemáticas como por ejemplo Japón -si os acordáis del inicio de la entrega anterior veréis nuevamente un guiño bastante simpático con cierta japonesa de protagonista-.
Y para terminar tendríamos la que para mí es la pelea con mayúsculas de toda la saga. La protagonizada entre Alice y Jill, así como la de Rain y Leon junto a Luther West (personaje que acabó sobreviviendo en Resident Evil: Afterlife). Un gustazo visual que desde luego recupera esa magia que podría tener la saga si tuviese más dosis de terror. Ya que esos brochazos que tenemos en una parte de la película -la cual se ha podido ver en algún que otro trailer- no llegan a ser exprimidos convenientemente.
Todo lo anterior, como he comentado, sería lo más positivo. Realmente no es poco, dirán muchos, pero lo “otro” -lo negativo- pesa mucho.
Dentro de un presupuesto donde los efectos especiales son de primer orden y un manejo visual por parte de Anderson que también se aleja de la serie B, la historia, los diálogos y las situaciones en las que se ven comprometidos los protagonistas SÍ parecen ubicarse en dicho estado. En la serie B cutre, que la hay también buena.
Nuevamente nos encontramos con una trama donde todo es ir de un punto a otro. Nuevamente los personajes no son más que esbozos, sin profundidad, sin dar momentos donde cogerles algún tipo de cariño (de empatía ya ni hablamos). Están para simplemente protagonizar acción, pegar tiros/ puñetazos/ patadas y poco más. Ni siquiera la relación maternal que quieren meterle con calzador a Jovovich con una niña llega a funcionar.
Una vez más Alice es un superhéroe de armas tomar. Da igual que le den poderes o se los quiten. Sus habilidades llegan a resultar insultantes en algunos momentos porque no crees que vaya a tener dificultades para llegar a ganar la partida. ¿No tiene telekinésis? Da igual, su agilidad, fuerza y puntería sobrehumana es un refuerzo considerable y alejado de lo humano.
Paul W. S. Anderson eligió hace 10 años (siendo guionista de toda la saga y director de tres de ellas) que la versión cinematográfica de Resident Evil fuese acción pura y dura (sí, en los videojuegos también se juega con eso. Tampoco vamos a mentir). Lo más curioso de todo es que en la primera entrega había suspense, momentos de terror, una historia, conforme han ido sucediéndose las secuelas todo ha ido diluyéndose más y más hasta que la trama y los personajes no son más que meros comparsas de los fx y poco más.
Como buen masoquista que soy con algunas sagas (ésta), actores (Nicolas Cage) o directores (no hay espacio en este paréntesis) seguiré yendo al cine a ver lo que me ofrece en un futuro el marido de Milla Jovovich. Y una vez más, con toda seguridad, volveré a hacer una reseña parecida a ésta. La diferencia será únicamente los nuevos personajes o monstruos que aparezcan. El resto ya me lo sé.
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Fdo: Snake