Durante muchos años, investigadores y especialistas en Psicología han estudiado como personas expuestas a terribles acontecimientos han afrontado las adversidades asociadas y realizado un proceso de crecimiento y superación personal. A esta capacidad de adaptación y afrontamiento de situaciones adversas se denomina resiliencia.
Actualmente, debido al gran nivel de estrés que sufre la sociedad, la capacidad de resiliencia ocupa un papel central en nuestras vidas. Ser capaces de adaptarnos con flexibilidad y eficacia a nuevas situaciones estresantes y dolorosas requiere de entrenamiento, por lo que al final del artículo te recomendamos 5 consejos para practicar y mejorar tu capacidad de resiliencia.
¿Qué es la Resiliencia? Definición y Significado
Lo primero que vamos a realizar es un acercamiento al significado de resiliencia a través de la RAE y algunas definiciones de resiliencia desde la Psicología. Después vamos a comentar el origen histórico del concepto de resiliencia, antes de pasar a dar algunos consejos para desarrollar la resiliencia.
Definición de Resiliencia RAE
Según la Real Academia Española, la resiliencia se define como:
“La capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”
Inicio Histórico de Resiliencia desde la Psicología
El psiquiatra Boris Cyrulnik fue el primero en divulgar el término de “resiliencia”, apoyándose en los escritos de John Bowlby sobre la teoría del apego. Los primeros estudios se realizaron con personas expuestas a situaciones muy estresantes, como la extrema pobreza, y, sobre todo, con niños expuestos a eventos traumáticos tempranos. Se observó como estas personas afrontaron las situaciones estresantes y dolorosas con éxito, saliendo fortalecidas de ellas y con una valoración positiva de las mismas.
La resiliencia se define como la capacidad de desenvolverse de forma exitosa ante situaciones de estrés o adversas. Es decir, es la capacidad o habilidad personal de afrontar situaciones difíciles y estresantes salir fortalecidos de ellas.
El concepto de resiliencia incluye tres dimensiones:
- Situación adversa o estresante, la cual pone en peligro a la persona.
- La adaptación positiva a la situación estresante o adversa.
- Los factores emocionales, cognitivos y socioculturales que intervienen.
Ser resiliente no solo significa afrontar la situación estresante de forma exitosa, sino que también conlleva asignar un significado y valoración positiva. Esto quiere decir que, la persona ha de agregar a la situación un significado de aprendizaje, superación y afrontamiento personal.
Características de las personas resilientes
Las cualidades de las personas resilientes han sido estudiadas por un gran número de investigadores en Psicología. Tras muchos años de estudio, se han definido una serie de características que diferencias a las personas resilientes de aquellas que muestran dificultades para afrontar o adaptarse a situaciones estresantes. Entre ellas, destacan las siguientes:
- Acercamiento activo ante el problema o situación estresante.
- Visión o valoración optimista de los hechos.
- Habilidad de estar alerta.
- Autonomía e independencia.
- Tendencia a buscar nuevas experiencias.
- Iniciativa y capacidad de anticipación de los problemas.
- Creatividad a la hora de solucionar los problemas.
No obstante, las tres cualidades que distinguen entre las personas resilientes y las personas no resilientes son: compromiso y aceptación de la realidad, visión positiva de los hechos (y de la vida en general) y estrategias de resolución de problemas.
Las personas resilientes suelen ser personas con una alta autoestima y autocontrol, son optimistas y muy autónomas e independientes a la hora de tomar decisiones. Es frecuente en ellas la búsqueda de apoyo social y familiar, así como la utilización del humor para afrontar las situaciones problemáticas.
Es cierto que parte de la resiliencia está formada por un componente personal, es decir, características de la personalidad que facilitan el afrontamiento efectivo de las situaciones problemáticas. Sin embargo, se trata de una habilidad y, como cualquier otra, a través del entrenamiento puede mejorarse y desarrollarse. Lo cierto es que, gracias a las relaciones establecidas en el contexto familiar, social y educativo (laboral), se desarrollan estrategias de resolución de problemas, gestión del estrés, capacidades de afrontamiento o superación… Si quieres entrenar y mejorar tu resiliencia, puedes consultar los ejercicios que proponemos a continuación.
¿Cómo desarrollar la Resiliencia?
Antes de entrenar la Resiliencia es importante tener en cuenta que se trata de potenciar nuestras habilidades interpersonales y cualidades que nos permiten adaptarnos mejor a una situación estresante. El objetivo es reforzar aquellos aspectos de nuestra personalidad y actuación que generan un afrontamiento exitoso de la situación adversa.
Fomentar la búsqueda de Apoyo Social
El apoyo de familiares y amigos es un elemento que influye notablemente en la resolución de las situaciones estresantes y adversas. En muchas ocasiones, sentirnos comprendidos y escuchados por alguien nos alienta a buscar soluciones y desarrollar estrategias eficaces.
Favorecer el Autoconocimiento Personal
Se trata de preguntarnos a nosotros mismos acerca de nuestras habilidades y virtudes, así como de nuestros defectos. El objetivo de fomentar un mayor autoconocimiento es automatizar el uso de nuestras habilidades y mejorar su rendimiento a la hora de enfrentarnos a una situación adversa, al mismo tiempo que entrenamos nuestros defectos para conseguir una mayor superación y crecimiento personal. Además, ser objetivos con respecto a nuestras virtudes y defectos va a generar un aumento en la autoestima y autoeficacia, elementos esenciales de la resiliencia.
Aumentar la Inteligencia Emocional
La inteligencia emocional es una habilidad fundamental para resolver conflictos y situaciones estresantes, especialmente cuando el problema ha surgido en torno a una relación social/familiar. La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, reconocer, expresar, gestionar y comprender las propias emociones y la de los demás. Una habilidad fundamental en las personas resilientes es la inteligencia emocional, concretamente, la empatía. La empatía es la capacidad de entender el punto de vista de la otra persona, sin juzgarle, comprendiendo las preocupaciones y emociones que suscitan en ella.
Modificar la visión y valoración de la situación estresante
En la mayoría de los casos, las personas perciben la situación como una catástrofe insuperable, terrible y muy dolorosa. Percibir la situación de forma negativa conlleva, en muchos casos, que el resultado sea menos favorable. Se debe a la falta de motivación y energía por buscar soluciones y estrategias que permitan resolver el problema.
Es imposible modificar los sucesos ocurrentes en nuestra vida, no obstante, si es posible percibirlos de forma diferente. Se recomienda percibir los problemas como etapas necesarias en la vida, las cuales nos ofrecen una oportunidad de crecimiento y superación personal. Esto favorece la búsqueda activa de soluciones y estrategias eficaces para la resolución del problema.
Búsqueda activa de soluciones
El entrenamiento en este elemento es fundamental para desarrollar la resiliencia. La búsqueda activa de soluciones consiste en la implicación personal en el problema, de forma que la persona busque posibles soluciones alternativas para la situación estresante. Se recomienda visualizar una serie de soluciones alternativas y reflexionar acerca de las consecuencias posibles de cada una de ellas.
Resiliencia en Niños
Las primeras investigaciones realizadas en resiliencia, como ya hemos mencionado, se desarrollaron con niños expuestos a situaciones muy adversas y estresantes, como, por ejemplo, padres negligentes, elevada pobreza, etc. Estas investigaciones han mostrado que, a pesar de las circunstancias que le rodeaban, muchos niños consiguieron sobreponerse a la situación y superar todos los conflictos derivados de la misma. Desde entonces, numerosos psicólogos se han preguntado qué elementos diferencian a estos niños de aquellos que no conseguían superar la situación.
Algunos autores han destacado una serie de características que son comunes en la mayoría de los niños resilientes. Entre ellas, destacan las siguientes:
- Mayor coeficiente intelectual.
- Estrategias eficaces de resolución de problemas.
- Estilos adecuados de afrontamiento.
- Alta autoestima y autoeficacia.
- Capacidad de empatizar con los demás.
- Capacidad de toma de decisiones adecuada.
- Habilidades sociales eficaces. Suelen ser niños con un gran apoyo social.
- Sentido del humor positivo.
La capacidad de resiliencia se basa en mantener una actitud positiva ante los problemas. Las características mencionadas anteriormente, al igual que la actitud positiva hacia los problemas, se pueden entrenar desde la infancia. No se trata únicamente de un componente biológico, sino que entrenar estas habilidades y capacidades en los peques facilita el aumento de la capacidad de resiliencia.
Cuando los niños se encuentran en un entorno de amor, cariño y cuidado, la capacidad de resiliencia se ve aumentada notablemente. Esto se debe a que este ambiente favorece la creación de una buena autoestima y autoeficacia (la creencia de creerme capaz de afrontar y realizar algo).
Recuerda: Los peques que cuentan con un entorno familiar lleno de amor y cariño, y en el que les enseñan estrategias de resolución y afrontamiento de problemas, desarrollan fácilmente la capacidad de resiliencia.
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