Resiste, Víctor Jara

“Chi Chi Chi, le le le, viva Chile”. Inoxidable en su letra y ritmo, el grito musicalizará el Estadio Nacional de Chile. Retumbará en el cemento de la platea y la popular. También, en el cuerpo de los jugadores de la Roja y el seleccionado argentino. Y en su recorrido, llegará a los vestuarios. Una de las zonas más oscuras y sangrientas del viejo campo de  concentración. Allí, Víctor Jara fue asesinado hace 39 años por la dictadura de Augusto Pinochet. Murió luego de ser sometido a distintas torturas (la fractura de sus manos a culatazos) y acribillado junto a otras 15 personas. El recuerdo sobrevuela en este cruce por Eliminatorias. Surca el cielo con el alma y la memoria del cantante. Un nombre eterno. Inmortal. Como los versos de Estadio Chile, su último e incluso poema, escrito en lápiz sobre una libreta de apuntes antes de su asesinato: “Canto que mal que sales / Cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo / Espanto como el que muero”.