Terry St. John, “Still Life”, 20in x 15in, Oil on Canvas
Respecto a los signos que aparecen en los sueños, quien tenga un recto conocimiento (de ellos) advertirá que poseen una gran influencia de cara a cualquier asunto. Pues el alma, en tanto que está al servicio del cuerpo despierto, dividiéndose en muchas atenciones no resulta dueña de sí misma, sino que se entrega en alguna parte a cada facultad del cuerpo: al oído, a la vista, al tacto, al caminar, a las acciones del cuerpo entero. La mente no se pertenece a sí misma. Pero cuando el cuerpo reposa, el alma, que se pone en movimiento y está despierta, administra su propio dominio, y lleva a cabo ella sola todas las actividades del cuerpo.
Así que el cuerpo no se entera, pero el alma despierta lo conoce todo, ve lo visible y escucha lo audible, camina, toca, se apena, reflexiona, quedándose en su breve ámbito. Todas las funciones del cuerpo o del alma, todas ellas las cumple el alma durante el sueño. De modo que quien sabe juzgar estas cosas rectamente posee buena parte de la sabiduría.
Sobre la dieta, Libro IV 86
Corpus Hipocraticum (siglo IV a.C.)