En su post colaborativo, Maider, nos contaba cómo trabajaba ella el dar responsabilidades a sus peques y por ende darles autonomía.
Y de eso quiero hablaros hoy, de las responsabilidades que les damos a los niños fomentando así su autonomía, cuándo y cómo hacerlo.
Cada niño tiene su propio ritmo, no debemos sobre cargarles con demasiadas responsabilidades, pero debemos ser conscientes de sus aptitudes; muchas veces cometemos el error de sobreprotegerlos excusándoles en "es muy pequeño" o "aún no está preparado" sin darnos cuenta que con eso les estamos impidiendo ser autónomos lo que crea niños y adolescentes dependientes, exigentes y no consecuentes con sus actos.
Pensemos en nosotros mismos cuando empezamos en un trabajo, a todos nos gusta que nos den responsabilidades, eso demuestra que se fían de nosotros, nos ven capaces y eso nos hace sentir realizados, orgullosos de nosotros mismos; igual se sientes los peques cuando les encomendamos una tarea que pueden realizar con éxito y se lo reconocemos.
El quit de la cuestión es ¿cuándo les damos esas tareas? Generalmente, cometemos el error de dar por sentado que los niños que aún no hablan no entienden lo que se les dice, pero no ha oído o incluso dicho alguna vez aquello de "bah, da igual; si el niño no se entera"; esto no es así. Aún que nuestros peques no sepan aún hablar entienden y comprenden todo cuanto se les dice, otra cosa es que ellos se hagan los locos y pasen de nosotros; para evitar esto, una buena técnica es agacharte, ponerse a su altura para mirarle a los ojos (así nos aseguramos que su atención se centra en nosotros) y hablarles claramente.
¿Cuántas mamis, papis o hermanos mayores no van tras los pequeños recogiendo los juguetes? Entorno al añito son totalmente capaces de recoger sus juguetes en el cajón, colocarlos en su sitio, poner los libros en la estantería... no sólo ellos se sienten bien al ver que nos alegramos cuando lo hacen, pues siempre buscan el reconocimiento del adulto, sino que además aprenden que ellos son responsables de sus cosas.
Si no guardan sus juguetes podemos retirárselos por un tiempo (guardarlo en el armario, por ejemplo) que vean que la omisión de sus deberes tienen consecuencias; aunque la mejor forma de conseguir que una conducta se repita es con el refuerzo positivo, no es necesario un premio material, es suficiente (e incluso más efectivo) un premio verbal, unas palabras de reconocimiento "muy bien campeón/a" "qué mayor es mi chic@ que recoge sus cosas".
La mejor forma de aprendizaje para los niños es el aprendizaje vicario, es decir, por observación; por lo que si queremos que adquieran un hábito de conducta, al principio debemos hacerlo con ellos "vamos a recoger tus juguetes"; "¿me ayudas a guardar las piezas?"; "¿puedes colocar tu este libro que yo no sé dónde va?", poco a poco retiramos nuestra ayuda dejándola en un apoyo verbal hasta que el hábito este interiorizado.
A nuestros chiquitines les hace ganar confianza en sí mismos que nosotros confiemos en ellos, y que mejor forma de demostrarles que lo hacemos que pidiendo su ayuda a la hora de poner la mesa por ejemplo; siempre sin exponerles a peligro, obviamente no les vamos a dar vasos de cristal para llevar a la mesa, los tenedores o cuchillos; pero sí pueden ayudarnos llevando el pan, su vaso y su plato (que suelen ser de plástico); y esto, al igual que para recoger pueden hacerlo alrededor del año.
Hay muchas tareas de casa en las que pueden colaborar: limpiar el polvo (o esparcirlo más bien pero es la interiorización de hábito lo que nos interesa), hacer la cama (aunque sea sólo poniendo los muñecos encima una vez que la hayamos hecho nosotros o colocando la almohada),... Según van controlando mejor sus movimientos (motricidad gruesa y fina), según van creciendo se les van asignando más tareas, hay por internet mil y un sitios dónde puedes encontrar qué pueden hacer a qué edad, yo misma podría establecer unos parámetros, pero lo cierto es que cada niño es un mundo y todo tienen un ritmo diferente al que debemos adaptarnos, o incluso necesidades especiales; pero que sea su ritmo el que le impulse o le frene y no nosotros; esta bien que les estimulemos pero sin exigirles en demasía (no convirtamos la adquisición de hábitos de vida en un trabajo, siempre que sea de una manera natural); pero tampoco seamos nosotros quienes les frenemos cuando emprendan una actividad porque "son muy pequeños" (siempre y cuando no sea peligrosa, aclaro aunque parezca obvio porque luego hay quien saca las cosas de madre y ponen palabras en mi boca, y es que ya se sabe que el sentido común es el menos común de los sentidos). Lo que quiero decir, es que nadie mejor que nosotros conocemos a nuestros niños y nadie debe decirnos qué hacer en qué momento (a no ser que sea algo extremo como que con 17 meses aún ni gatee, no sé si me explico); pero que el dejarles a su ritmo no se convierta en una sobreprotección por nuestra parte que les impida avanzar, y por supuesto que no nos de miedo estimularles y animarles a hacer, repito que así fomentamos su autonomía y seguridad en sí mismos; si tras varios intentos no se instaura el hábito es porque no es el momento evolutivo indicado, ¡ no pasa nada! ya lo intentaremos más adelante.
¿Cómo hacéis vosotr@s para que vuestr@s peques asuman responsabilidades?