Era un mueble lleno de grasa, sucio, utilizado en un taller mecánico que no quise tirar ya que desde que lo vi ya me lo imaginaba rojo y brillante.
Asi que no perdí la oportunidad de llevarlo a cabo.
Antes DespuésAntes de empezar a hacer nada había que limpiar, limpiar y limpiar con desengrasante.
Y una vez más o menos limpio había que lijar bien todas las piezas para que el esmalte agarrara bien.
Al dejarlo bien lijado, sin casi restos de la pintura anterior, y ya que no tenía oxido le di directamente el esmalte con mucho cuidado de no dejar marcas, ya que el esmalte con brillo pide trabajarlo con mucho mimo para dejarlo liso.
Le di tres manos.
he aquí el resultado obtenido. A partir de ahora su función será totalmente distinta. En lugar de herramienta y tornillería típica de un taller, se guardará cubertería y vajilla. Jeje nada que ver con su cometido inicial...
Y colorín colorado este trabajo se ha terminado.
¡Hasta pronto!