Restaurante Buffalo Steackhouse, en Amsterdam (Holanda)
Local situado en la calle Scheldestraat nº 93, muy cerca del recinto ferial RAI Amsterdam y que por motivos de mi estancia en esta ciudad durante la celebración de la 6º edición de la feria de Vino a Granel, pude venir a cenar con unos amigos, el Lunes 24 de Noviembre 2014, .
Tal vez gracias a su proximidad de la feria, puedo contar que esta es la segunda vez que he podido cenar en este lugar, pero su servicio, su comida, su ambiente latino y su decoración tribal, todo ello hace que no pueda jamás lamentar mi paso por este restaurante, ninguna de las dos citadas veces. Esta ocasión, compañero de profesión, amigos y colaboradores de la empresa llamada Vinconsult, fueron quienes decidieron que viniéramos a este local. Aunque cuando se va a un Steackhouse, uno ya tiene muy claro que no va a dejar escapar la ocasión de comer una buena carne.
No es uno de los sitio mas baratos de la ciudad, pero su personal de origen latino y su esmerado servicio combinan para llegar a un trato muy cercano al cliente. Su carta de carnes es muy variada y extensa, pero sobretodo hay que señalar que se puede comer un muy apetitoso y copioso solomillo "Rib-Eye" de carne de ternera procedente de Argentina, a un precio muy asequible. Sin ninguna duda, este sea el plato estrella del local, por su sabor, por su textura, por su ración de 300 Grs y por su precio más que correcto. Por supuesto, y como ya he podido citar en el anterior post sobre el Restaurante Maximus Steackhouse de Amsterdam, no podemos comparar todo aquello que es costumbre comer en los países del norte de Europa, con la rica y variada gastronomía española, no quiero decir con este apunte, que no es que no se coma bien fuera de España, si no que solamente aclarar, que se llegan a echar en falta los típicos entrantes y las variadas tapas, que tan buenas están, antes del plato principal. Aunque un detalla a citar y es que las omnipresentes patatas fritas, servidas a modo de guarnición y como sustituyente también del pan, están muy ricas, crujientes y muy sabrosas. No es un detalle para justificar ni excusar la carencias de "tapas", pero no todo resulta tan tan malo...
Para poner fin a la cena, mis acompañantes me dieron una pequeña sorpresa, y para celebrar mi reciente cumpleaños, me agraciaron con una porción de tarta, elaborada con nata, helado de vainilla y chocolate. Un postre sorpresa, que me permitió soplar la velas y pedirme el típico deseo. Sin duda este lugar ya tiene en mi corazón, todo el cariño, y a su vez, me permite poder creer que no será la última vez que puedan contar con mi visita.