Revista Bares y Restaurantes
Restaurante Ínsula de Barataria, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real)
Situado en la avenida de Herencia S/N, en el interior del hotel que porta su mismo nombre, cuenta con un amplio salón, de decoración moderna, amplio y climatizado, que a la vez puede ser utilizado para llevar a cabo grandes eventos y banquetes. El Martes 6 de Septiembre 2016, pude reunirme con unos amigos para saborear y disfrutar con los buenos encantos de este muy recomendable restaurante de cocina tradicional manchega, que fusiona a la perfección tradición y vanguardia.
Al poco de ser acomodados y de tomar asiento, fuimos atendidos por un profesional de sala muy cualificado, elegante, serio y muy disciplinado, de los que hoy en día son caros de ver, y seguidamente de ojear un poco la carta, uno de los acompañantes, comensal asiduo en este lugar, se tomó la liberta de pedir para todos.
El primer entrante, como no podía ser menos, fue un buen plato de jamón acompañado con unas tostadas de pan con tomate y una generosa dosis de aceite de oliva virgen extra de la tierra, todo ello para poder disfruta más a fondo de las delicadas cortadas de jamón, presentadas con un pequeño puñado de almendras tostadas.
Todo ello junto a buen plato de tres tipos de quesos típicos manchegos, con diferentes puntos de curación, con sabores ideales para combinar de una manera perfecta tanto con el jamón, como con las tostadas de tomate. Una deliciosa manera de tener una primera toma de contacto con este lugar.
A continuación, unas fresquísimas Gambas blancas a la plancha, acompañadas con una tartaleta de camarones y un vaso de salmorejo. Las gambas, aunque algo escasas, asombraron por su calidad y frescura, transmitiendo sabor intenso y muy agradable, además de mostrarse muy fáciles de pelar.
Seguidamente vino el plato principal, Chuletillas de Cordero Lechal fritas con ajos y presentadas con patatas fritas a modos de papas y con unas tiras de pimientos verdes, rojos y amarillos, todos ellos debidamente asados. Textura muy crujiente y presentación muy colorida. No tengo ninguna duda de que este es mi plato favorito, y siempre que tengo la ocasión no dudo en tomarlo.
Por último, decidimos rebajar un poco la comida con un surtido de frutas, un postre para compartir, ligero, dulce y muy apropiada para este momento. Un bandeja con abundancia de sandía, melón, uva y kiwi, combinaron perfectamente para poner punto y final a tal copiosa comida.
En definitiva, un lugar que desconocía, pero que a partir de ahora no dudaré en volver a dejarme ver. Me gustó mucho el trato, el servicio y la comida en general. Tal vez el precio no sea de lo más asequible para todos los bolsillos, pero por seguro que cumple con nota, las altas expectativas que nos fueron creadas.