Revista Bares y Restaurantes
Restaurante Lou Grill, en Burdeos (Francia)
Local situado en el número 62, de la céntrica calle de Saint Rémi, en el que tuve la ocasión de cenar el Viernes 3 de Agosto 2014 durante mi estancia en esta atractiva ciudad. Después de pasear por sus estrechas calles del barrio antiguo y aproximándose la hora de la cena, es inevitable pasear delante de numerosas opciones. Este sitio nos cautivó inicialmente por las sugerencias de la pizarra en la cual mostraba una notable variedad de platos típicos de la gastronomía francesa, junto a un precio correcto y atractivo. Al tomar asiento nos atendió una camarera que hablaba algo de español, la cual carecía de simpatía pero que tampoco nos importó mucho ya que rápidamente simpatizamos con el dueño quien finalmente nos atendió muy bien.
Durante los primeros compases y nada más ojear la carta de vinos, ya estaba claro que estábamos en un país con una enorme cultura de vino, una gran oferta y amplio surtido de regiones, grandes añadas, diversas uvas... una carta completa y bien elaborada, pero obviamente y ante tanto bueno por descubrir, seguimos la sugerencia del "garçon" y decidimos de este modo tomar un vino elaborado por un productor local con sello de calidad de AOC Blaye / Côtes de Bordeaux, tinto añada 2011, ligeramente madurado en barrica. Este vino sorprendió por su gran acidez y poco peso en boca, aunque gracias a sus buenos aromas y su persistencia media, no desmereció la ocasión de conocerlo.
El entrante elegido para comenzar la cena fue, un excelente Paté de Foie Gras de Pato, típico de esta región francesa, presentado sobre unas tostadas de pan de molde y acompañado de una discreta ensalada, conjunto de textura grasa, muy sabroso e ideal para y abriendo boca, y que maridó divinamente con el vino elegido.
El plato principal fue un jugoso Entrecôte con Salsa Cazador elaborado de manera Casera, una carne tierna, deliciosa, acompañada con las imprescindibles patas fritas que tan buenas estás aquí en Francia, una ración prudente y generosa que como no era para menos de esperar, se terminó por abarrer el plato...
Para poner el broche final a esta cena, el postre por el que me decanté fue una curiosa Tarta Basca, con un ligero sabor a almendra amarga y una capa exterior tostada, presentada sobre crema de vainilla y chocolate blanco, mermelada de fresa y un toque de nata.
En conjunto, este es un restaurante con una atractiva y variada carta de platos elaborados, con unos precios muy asequibles. Pero por poner un "pero", deberían tener en cuenta ciertos aspectos de atención, cuidar mas ciertos detalles hacia el cliente, y mejorar el tacto con los comensales ya que la camarera nos faltó un poco el respeto por el simple hecho que que tenía muchas mesas que atender, por este motivo el dueño debería intentar concienciar a los camareros de tratar mejor a los clientes, ya que nosotros no somos los culpables de que esta chica tuviese un mal día, ya que espero por ella, que su forma de actuar fuese puntual y no fuese habitual en su día a día.