Llega el verano, huele a mar y las terrazas toman todo el protagonismo. Hoy os hablamos de un restaurante clásico, en el puerto de Barcelona: Marítim. Frente al Maremagnum y al lado del Reial Club Marítim de Barcelona está este restaurante que en 2012 sufrió una reforma, cambió de dueño y pasó a formar parte de AN Group.
Christian, el director nos explica que después de pasar 7 años en Inglaterra, vuelve a Barcelona y decide gestionar el restaurante Marítim. El local es bonito, tiene una luz natural mágica, pero si algo hay que destacar, sobre todo en esta época del año es su terraza. Predominan los blancos y azules, colores marineros, con una fila de mesas justo al lado de la barandilla y otra interna con sillas y mesas que recuerdan a un elegante mobiliario de jardín.
Pero, lo que más llama la atención es la espectacular vista que tenemos desde cualquier sitio de esta terraza: El puerto, los barcos y una espléndida Barcelona!.
Aunque las nubes amenazaban, aguantó y el sol iba saliendo. En esta época se agradece ese calorcito. De aquí unos días será insufrible, pero no os preocupéis porque la terraza tiene un buen toldo que impide que nos de directamente.
Maritim apuesta por los productos frescos, y la cocina tradicional, sobre todo, la marinera. Su carta tira mucho hacia el pescado que van a buscar a diario y a los arroces. La cocina a la leña es su punto fuerte y quizá quieran posicionarse en los arroces, pero aquí hay más competencia y alta. En la carta encontramos varias opciones: entrantes para compartir, los nombrados arroces de varias formas y los pescados y mariscos a la leña predominan, pero los carnívoros y los amantes de una ensalada bien fresca, no se quedarán sin comer.
Unas olivas aliñadas de cortesía mientras que decidimos y nos traen los primeros platos, siempre son de agradecer ;-)
Nosotros empezamos con un pica pica, en concreto el Pica Pica del Marítim que se compone de varios platillos: Pescadito frito, Bravas, Berberechos, Calamares y Mejillones. Todo fresquísimo y, como no…buenísimo.
Los berberchos frescos y al vapor, no necesitan más, así como los mejillones. Los fritos, tanto los sonsos en este caso como los calamares ideales. Si es que es lo que decimos siempre, si el producto es bueno y fresco, poco enmascaramiento necesita!!. Las patatas bravas estaban buenas, con un toque de pimentón para darles la bravura y tiernas, aunque no crujientes. Bueno se trata de patatas bravas, o se cortan gruesecitas o hacemos unas chips!. Muy correctas.
También como entrante tomamos un plato de jamón ibérico cortado muy fino, para apreciar bien el sabor, pero no a mano. Supongo que todo no puede ser. Era buen jamón, eso si, aunque la máquina altera el aroma y el sabor, no lo hace tanto como para que no se coma (¿quién se atrevería?).
Un muy destacable pan de coca con tomate, calentito… nos acompañó en estos primeros. Somos “panarras” incondicionales, todo el pan nos gusta, pero si encima es bueno y recién hecho es imposible no comerlo. Aunque pensamos que un buen jamón, como el servido, no debe acompañarse de pan con tomate (es una cuestión de gustos supongo) ya que le quita protagonismo, hicimos el “esfuerzo” de comérnoslo igualmente.
Una de las personas que estaba en la mesa seguía una a dieta, así que para que veáis que también se puede disfrutar de una buena comida sin alterar el ritmo si comes fuera de casa, su primero fue una magnífica ensalada de ventresca con tomate y cebolla tierna que no tenía nada que envidiar a ninguno de los fritos (la probamos eh!!!)
Ni una hoja!. Fiel a su nombre y un buen plato. La verdad, es que nos impresionó su tamaño y, sobre todo, la cantidad de atún que llevaba. Buenas lascas.
Pero antes de pasar a los principales, tenemos que enseñaros un delicado bocado que difícilmente no podría gustar a alguien, siempre y cuando te guste el foie!.
Quizá lo más sofisticado de todo el picapica, unos saquitos rellenos de foie y manzana, la medida justa para entrarlos enteros en la boca, morder y notar la explosión de sabor. Imprescincibles!!!
Y ahora sí, pasamos a los segundos: dos arroces diferentes que compartimos para poder probar los dos. Un arroz con verduras y un arroz a banda
Empecemos con el Arroz con Verduras: llevaba espárragos, alcachofas, judias verdes y setas. Estaba buenísimo. Contrariamente a lo que se podría pensar, estaba muy sabroso, lo que indica un buen fondo de sofrito. El grano, en su punto de cocción. La verdad, muy acertado. Respecto al Arroz a Banda, también estaba muy bueno y bien cocido, pero nos pareció menos sabroso que el anterior. Quizá teníamos que haber comido primero este, pero empezamos por el otro.
Los dos eran muy correctos y raciones más que suficientes, pero aunque el Arroz a Banda lo presentan como una de sus especialidades, y seguramente lo es, al paladar, me quedo con el de verduras. Como siempre, es cuestión de gustos!.
En el caso de dieta, la opción de un pescado a la leña es más que válida. En este caso, fue un buen corte de lubina. No era salvaje, pero debía ser bien grande. También la probamos y estaba jugosa y rica.
Solo tomamos un postre, habíamos comido bastante y todos eran apetecibles. Así que nos decantamos por el que ellos nos aconsejan en su carta: Tarta fina de manzana con helado de vainilla
Un postre que te hacen al momento, una finísima capa de hojaldre con manzana caramelizada y una buena bola de helado de vainilla que se deshace al notar el calor tibio del pastel. Estaba muy bueno y era muy ligero. Remató una buena comida, todo hay que decirlo.La comida la acompañamos con un blanco, Martin Codax que estaba en su temperatura ideal y combinó a la perfección con la mayoría de los platos que tomamos.
El precio de toda esta comida fueron unos 45 Euros por cabeza. Eramos tres personas y ninguno se fue con el estómago vacío, más bien lo contrario. Quiza, teniendo en cuenta que solo fue un postre y el vino fueron dos copas, no se le puede catalogar de barato, pero la cocina es buena. Además, no olvidemos que en cierta forma, el entorno también tiene un precio y en este caso, si lo sumamos no es nada caro. En general, un ambiente encantador y una terraza imprescindible para una comida tranquila. Cocina mediterránea y clásica, sin platos cuyos nombres ocupan tres líneas y buen servicio. Por la noche puede ser un lugar ideal para celebraciones románticas. Las vistas son únicas. Así que si tenéis algo que celebrar o queréis impresionar a alguien, contad con Maritim.
Otro último detalle: con la cuenta traen unas piruetas de chocolate…mmmmm!!.