Resistente a crisis, modas y vaivenes gastronómicos, el restaurante Windsor se ha convertido en un referente de la cocina catalana y de mercado desde que abrió sus puertas en 1996. Se trata de un establecimiento donde la escenografía, elegante, relajada y al día, está a la altura de sus platos, que juegan con la tradición llevada a su terreno. Nunca anticuada, sino con un visión contemporánea y en estado de gracia.
Como primera prueba de ello, basta nombrar su escudella con ‘galets’ y ‘carn d’olla’, a la altura en paladar del recetario más auténtico, pero con una presentación acorde al estilo del establecimiento. La sirven martes y miércoles, ligeramente desgrasada y con gran cantidad de incondicionales.
A favor de este clásico (en el mejor sentido de la palabra) del Eixample, juega su emplazamiento en la calle de Còrsega. Se trata de un espacio de arquitectura modernista y buena luminosidad, con las necesarias actualizaciones hasta llegar al punto actual casi atemporal. Destaca la terraza-jardín interior con mucho encanto y techo retráctil, según la época del año, así como un nivel de servicio extraordinario.
Equipo sólido
Tanto, que su director, Joan Junyent, fue reconocido hace unos meses como Mejor Jefe de Sala por la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición, dentro de los Premis Nacionals de Gastronomia. La carrera del premiado, que comenzó como camarero al abrir el restaurante, se convirtió rápidamente en director y es el propietario desde 2012, es un reflejo de la filosofía de Windsor, con un equipo muy fiel a la casa y su identidad.
También el chef David Rodríguez lleva 18 años en sus fogones y ha logrado equilibrar el culto al producto de proximidad, con una cuidada técnica, una sofisticada puesta en escena y una carta más dinámica desde la pandemia, pendiente de la materia prima de temporada y del mercado.
A todo ello han sumado el acierto del Menú tradicions que recupera platos de los años 70, 80 y 90, para que no se pierdan entre modas y nuevas tendencias. Esa propuesta semanal de mediodía abarca desde un ‘xató’ o un ‘trinxat’ (con un punto de sofisticación) a un cóctel de langostinos con piña y salsa rosa o unas albóndigas del chef con sofrito…. Se sirve en vajilla Duralex y cafetera Oroley, y cuesta 39,9 euros, con bodega incluida.
Carta más dinámica
En cuanto a su carta, la mayor rotación de platos los acerca aún más al mercado. Con la facilidad de algunas propuestas en versión de tapa o media ración para poder probar más propuestas. Algunas de ellas deberían ser casi de obligada cata, como estos días el extraordinario carpaccio de alcachofa con queso Reixegó y aceite trufado con piñones de Navata, que solo es posible cuando el producto es de primera y se sabe escoger para ofrecer en esta versión cruda.
Otra recomendación –ya un clásico de la casa– pueden ser los raviolis de bogavante, puerro y zanahoria con jugo de sus corales, como bocado exquisito que bien puede compartirse.
Los arroces, del ‘senyoret’ o el ahumado con setas de esta temporada, siempre son un acierto en Windsor. Igual que la caza, que quieren mantener presente siempre en su carta, con platos como el lomo de ciervo poco hecho, boniato, castañas y salsa de pimientas, con la carne al punto y presentado de una forma moderna que rompe los moldes de este tipo de recetas.
La espaldita de cordero lechal a las 12 horas, ciruelas Can Galderic y cebollitas es otra especialidad que rebosa técnica y raíces en el recetario. Entre las carnes, brilla también la sobre costilla de buey Black Angus 22 horas, 70ºC, con verduras Eco. Se deshace en la boca y puede hacer olvidar hasta a un solomillo.
En el apartado de los pescados, Junyent aconseja a sus comensales curiosos la carrillera melosa de atún Balfegó, con judía verde, toques cítricos y picantes. Intensa pero también de una textura pletórica en boca.
No defraudan tampoco sus postres, a los que hay que dejar cabida. Del recuit de drap d’Ullastret con sorbete de frambuesa, al de Crujientes de chocolate, pasando por el delicioso Mil hojas de nata con fresas del Maresme ECO.
Una buena opción para los indecisos es decantarse por sus Menús Windor (60,5 euros, sin bebidas) o el Gran Windsor (85 euros), que incluye alguno de los platos comentados.
Bodega premiada
Tan importante como lo que se come son las bebidas que acompañan cada bocado. Con más de 400 referencias de vinos, desde grandes bodegas a pequeños colaboradores, y en un carta en formato tablet que se puede consultar con agilidad, se ha hecho con el premio Cartaví 2022. También suma unas 150 referencias de destilados y licores.
Windsor C/ Còrsega, 286 08008 Barcelona
Tel. 93 237 75 88 restaurantwindsor.com
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