No es necesario esperar a que ocurra una tragedia para mejorar tu relación con tu madre, y aprender a verla desde otra perspectiva. La frustración, la decepción, la rabia, las desconexión, y todos esos sentimientos negativos y todos esos sentimientos que a veces empañan la relación entre madre e hija pueden desaparecer si ambas ponen de su parte.
Aquí algunos sabios consejos:
Trata de conocer mejor a tu madre. Interésate por su pasado y por su vida, sobre todo antes de tenerte a ti. Esto puede ayudarte a entender y despersonalizar algunos de estos comportamientos de ella que no te gustan; además, te permitirá ser más paciente y comprensiva con ella. Pregúntale sobre su niñez, qué tipo de relación ella tuvo con su madre, qué limitaciones sociales y profesionales le impuso su propio tiempo. Descubrirás cosas que probablemente nunca imaginaste.
Cambia los patrones habituales de tu relación. Es muy fácil volver a actuar como una chiquilla de 15 años cuando estás junto a tu madre. Si hay algunas cosas específicas que tu mamá dice o hace que disparen tus botones de cólera, conscientemente trata de adoptar una actitud más calmada, más madura, más adulta. Considera también la posibilidad de hablar con tu madre sobre las cosas que te molestan de tu relación con ella, pero hazlo en un modo amoroso y respetuoso, no acusador.
Toma el control de la relación. Piensa en lo que te gustaría cambiar de tu relación con tu madre, o en las cosas que podrías hacer para poder disfrutar el tiempo que pasas con ella. ¿Quieres verla más o menos a menudo? ¿Pasar más tiempo a solas con ella? ¿Compartir alguna actividad o hobby juntas? Toma la iniciativa, y haz que eso que quieras ocurra.
Aprende a reconocer cuándo debes buscar ayuda. Si la relación con tu madre es tan tóxica, que prácticamente sientes que te envenena; si hay una historia de abuso físico o emocional; o si tu madre es excesivamente controladora, considera la posibilidad de encontrar a un terapeuta que pueda ayudarte a sanar las heridas del pasado y decidir cómo manejar en el futuro esta relación.
Cualquier esfuerzao que hagas por mejorar las relaciones con tu madre vale la pena, y no sólo por ella, también por ti. Esta es una relación que marca todas tus otras relaciones en la vida incluyendo la que mantienes con tus amigos, tu pareja , y hasta la que mantendrás en el futuro con tus hijos. Cuando madre e hija se unen como adultas pueden conectarse como dos verdaderas amigas que se respetan y se aman por lo que son, que reconocen sus defectos pero admiran más sus virtudes. De esta manera cuando un día te mires al espejo y vuelvas a ver a tu mamá, te sentirás contenta y hasta orgullosa de lo que ves.