La imagen muestra una comparación de imágenes de Júpiter en el óptico, infrarrojo cercano e infrarrojo térmico. La imagen térmica infrarroja muestra el calor que escapa del planeta en lugar de la luz solar reflejada y aporta un nuevo enfoque para comprender las turbulencias en la atmósfera de este planeta gigante. Crédito: Mike Wong, Franck Marchis, Christopher Go
Después de que Júpiter regresara de su viaje por detrás del Sol la pasada primavera, los astrónomos quedaron sorprendidos que el planeta mostrara sólo una de sus dos famosas bandas.
Los científicos aún no han averiguado los procesos implicados en el desvanecimiento del Cinturón Ecuatorial Sur, un proceso que ocurre cada pocas décadas. Sin embargo, las imágenes de alta resolución captadas por el Telescopio Keck II en Hawai han arrojado algo de luz sobre este misterio, revelando que la atmósfera superior de Júpiter no fue la única responsable de la desaparición.
"El desvanecimiento y la reactivación del Cinturón Ecuatorial Sur implican un montón de cambios en las nubes", explicó Mike Wong, investigador de la Universidad de California, Berkeley. "Estamos tratando de averiguar las causas de este proceso y cómo se relacionan los cambios."
Wong y su equipo utilizaron el sistema de óptica adaptativa del Telescopio Keck para compensar la distorsión atmosférica y tomar imágenes de alta resolución de Júpiter. Aunque también utilizaron un instrumento menos común, una luna de Júpiter, para mejorar las imágenes.
La óptica adaptativa anula la interferencia de la atmósfera de la Tierra, lo que permite imágenes celestes más precisas. Para medir y eliminar la interferencia atmosférica de sus datos, los científicos suelen crear una estrella guía mediante un láser. Pero Júpiter brilla con tanta intensidad que oscurecería la estrella guía. En su lugar, Wong y su equipo utilizaron la luna de Júpiter Europa para calibrar el sistema óptico.
"En este caso", explicó Wong, "Europa estaba cerca del planeta durante nuestro tiempo de observación programada [cuando] el evento era visible en el disco de Júpiter."
En otras palabras, se encontraban en el lugar correcto en el momento adecuado.
El resultado de las imágenes térmicas infrarrojas de Keck captaron no sólo la luz reflejada por las nubes del planeta, sino el calor propio de Júpiter.
"Podemos penetrar mucho, pero sólo en regiones con pocas nubes", añadió Wong.
En estas áreas, los astrónomos pudieron analizar la capa que se halla debajo de la atmósfera superior de Júpiter, para comprender mejor los mecanismos relacionados con el desvanecimiento.
Los científicos aseguran que el proceso sería éste: los vientos normalmente mantienen apartado el hielo de amoníaco, pero cuando amainan, las nubes blancas de hielo se superponen a los cinturones de color pardo-rojizo durante uno a tres años. Finalmente, el regresan los vientos y lentamente barren las nubes. La nueva banda sur emerge poco a poco (la banda sólo desaparece el sur, el Cinturón Ecuatorial Norte nunca ha mostrado señales de desvanecerse).
Las imágenes en el infrarrojo térmico revelan nubes en las regiones que parecen ser oscuras, lugares que, como se pensaba, se han despejado. Los científicos pudieron observar que el desvanecimiento y reactivación de los cinturones no se produce unicamente en la atmósfera superior.
"Sabemos que estos fenómenos se extienden a niveles más profundos", explicó Wong.
Dado que las imágenes se tomaron en noviembre, el cinturón sur se ha aclarado gradualmente, "pero no de manera uniforme", añadió Wong.
Dentro de unos meses, predicen los científicos, la banda debe regresar y Júpiter de nuevo Júpiter tendrá el aspecto al que están familiarizados los astrónomos de todo el mundo.
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