Eva Hache anima unos Goya de lo más justos
Ni tan mal. La gala de los Goya de este año se ha saldado con unos resultados muy satisfactorios, tanto en el rápido desarrollo de la cita, a excepción de algún discursito un poco espeso, como en el reparto de galardones, cuyo máximo reconocimiento ha recaído merecidísimamente en la cinta de Enrique Urbizu, que se alzó con el Goya a Mejor Película, así como otros 5 más, dos de ellos a Mejor Director y Mejor Actor para su protagonista, José Coronado, que por fin consigue una estatuilla nacional gracias a su bizarra interpretación de Santos Trinidad. La Voz Dormida, a la que temíamos por esa temática tan académica, se hizo sólo con reconocimientos más orientados al reparto. Asimismo, destacar también los premios concedidos a la de ciencia-ficción Eva, gracias a los trabajos de Lluis Homar (Mejor Actor de Reparto) y Kike Maíllo (Mejor Director Novel) o los concedidos a Blackthorn, esencialmente en apartados técnicos. La Piel que Habito también recibió lo suyo gracias a Elena Anaya y al compositor de su magnífica BSO, Alberto Iglesias, que también está nominado en los Oscar por la composición musical de El Topo. Un empujoncito para su carrera hacia el dorado hoollywoodiense. Vamos, que los Goya más repartiditos y de forma tan perfecta no podrían haber estado. Por una vez, estamos de acuerdo.
Los detalles, con un recopilatorio en vídeo, tras el salto.
La gala comenzó con un número musical capitaneado por la presentadora de esta edición, Eva Hache, que aunque cantando no da la talla, liderando un evento de este nivel ha demostrado ser toda una todoterreno a la altura de Andreu Buenafuente. Los chistes no fueron demasiado cañeros entrando dentro de lo éticamente correcto en una cita de estas características, pero la chica estuvo muy graciosilla durante todo el espectáculo, en el que se intercalaron escenas de las películas nominadas en las que Hache simulaba ser un personaje más y cuestionar a cada protagonista por qué debía su film llevarse el Goya. Más dolieron las pullitas de Santiago Segura, cuya intervención fue de lo más divertida, lanzando pequeñas puñaladas a personalidades como Almodóvar, que el manchego no sé si se las tomó demasiado bien, pero Banderas terminó llorando de la risa.
Amenizando también la entrega estuvo la pareja cómica formada por Gorka Otxoa y Carlos Areces, a quienes pronto veremos en la tronchante Lobos de Arga. "Yo también puedo hacer cine sin enseñar el ojete" fue la frase estrella del protagonista de Balada Triste de Trompeta al anunciar el Goya al Mejor Corto de Ficción.
El momento de la noche más emotivo fue la entrada de Silvia Abascal en el plató notablemente emocionada, quien, recordemos, recientemente ha sufrido un ictus y ésta era su primera aparición en la televisión.
El discurso del presidente de la Academia, Enrique González Macho, estuvo marcado por la crisis -aunque no sé en qué momento el cine español no ha estado en crisis- y por el tema estrella, la piratería e Internet, medio del que afirmó que, por el momento, no se nutre la producción cinematográfica nacional y que pertenece al futuro y no al presente. Asimismo, Marta Etura, la vicepresidenta, declaró que la supremacía del cine norteamericano frente al español no sólo parte de la responsabilidad de los nacionales que se dedican a la industria, sino también de los propios espectadores -cuidado con echar piedras sobre el propio tejado-.
Y cómo no, faltaba el espontáneo de turno para hacer la payasada, que, francamente, con esa vestimenta yo no tuve claro al principio si era colega de la directora del documental ganador, Escuchando al Juez Garzón, o de verdad era algún idiota. fugaz fue también el paso de un Anonymous por el escenario en el momento de la entrega del Goya a la Mejor Dirección.
En definitiva, una gala que a pesar del temor de la ausencia de un maestro como es Buenafuente, ha cumplido las expectativas y aunque hubo algún momento de bajón con los discursos de agradecimiento de los vencedores, en lo que respecta al trabajo realizado por la organización de la cita, no hay ninguna queja. Un espectáculo rápido conducido por una Eva Hache que, sin dudas, estuvo genial. Eso sí, lo mejor del evento fue la satisfactoria victoria de Urbizu. Así, sí.