
Cosmética del enemigo enlaza con una larga tradición de historias para dos únicos intérpretes --en este caso Marta Nieto y Tomasz Kot-- en las que el objetivo principal consiste en desplegar y desarrollar un juego para engañar y sorprender al espectador, del estilo Infierno en el Pacífico (1968), La huella (1972), Oleanna (1999), Interview (2007)... Tanto el texto de Nothomb como el filme de Maíllo dejan bien claro que van a apostar fuerte y van a entreverar el relato con las mismas bases narrativas del medio; el problema es que la novela puede hacerlo diseminando muchas menos pistas de las que debe hacer la película, y no debido a una elección consciente de su director o del guión, sino porque el medio lo exige.
La cosa es que Maíllo no oculta desde el primer minuto que todo va a consistir en un crescendo donde cada hito es un giro dramático y/o una revelación crucial que le dé la vuelta a la trama. Por el camino, los mismos elementos que implica el texto de Nothomb: suspense, repulsión, reflexiones intelectualoides... Las modificaciones que introduce la película, en cambio, aparte de exigir revelar muchos más datos de los imprescindibles para lograr el efecto buscado en el truco final, debe pagar excesivos peajes en forma de giros dramáticos, recursos visuales de manual que remachen la comprensión de la historia (la mancha roja que crece), unos diálogos que no pueden evitar revelar su origen literario y, sobre todo, un cambio de sexo de un o de los personajes que sin duda beneficia a la película pero obliga a introducir demasiados cambios en los pormenores del argumento (eso sin contar con el blanqueo de los aspectos más políticamente incorrectos de la novela).
El resultado me ha parecido descompensado, el guión forzado hasta extremos extraños, con una tensión incremental que no encaja con los hitos del relato y unas interpretaciones a las que el guión exige sobreactuar por culpa de un tempo dramático demasiado obvio, de manual, temeroso de perder espectadores por el camino. Tanto si se conoce el texto original como si no, Cosmética del enemigo es un guiñol trágico que sólo consigue su objetivo en algunos momentos escogidos; el resto resbala por la pendiente de lo exagerado o lo rocambolesco.