Muchos cubanos desconocen, aun viviendo en los Estados Unidos, que fuimos partícipes de la independencia de las Trece Colonias de Norteamérica.
Cuando en 1776 se dieron las condiciones para el enfrentamiento con Inglaterra, las relaciones comerciales entre Cuba y el Norte, ya habían alcanzado un desarrollo e interés mutuo, independiente de sus metrópolis. En 1764, Inglaterra cortó el comercio con las Antillas españolas y francesas con lo cual afectó treinta destilerías que producían el codiciado “ron antillano”. Esta fue una de las razones del movimiento separatista, reconocida luego por John Adams, segundo presidente de los Estados Unidos. A partir de ese acontecimiento, La Habana se convirtió en abastecedora del ejército independentista. Una flota comercial se encargó de llevar los recursos, mientras que en los astilleros y arsenales habaneros, se reparaban y artillaban las naves norteamericanas. Una parte de las fuerzas rebeldes estaba constituida por criollos cubanos y batallones de pardos y morenos. En el Sitio de Pensacola, abril de 1781, las fuerzas habaneras que habían llegado como refuerzo, fueron las primeras en entrar en la ciudad. En venganza, Inglaterra atacó La Habana, intentando otra toma como la de 1762, pero –esta vez– encontraron circunstancias diferentes . Veinte años después, las defensas eran inexpugnables y sus fuerzas estaban estratégicamente posicionadas. El afanado almirante Rodney, entonces, emprendió la retirada. Las fuerzas cubanas continuaron su aporte a la causa norteamericana y lograron desalojar a los ingleses del control del cauce del río Mississippi, garantizando el abastecimiento de los rebeldes a través de esa ruta.
Uno de los grandes momentos de la colaboración cubana por la independencia de las Trece Colonias, fue el envío –al socorro del general
George Washington cuando se quedó sin recursos– por parte del general natural de Cuba y primer criollo nombrado gobernador de la Isla, Juan Manuel Cagigal y Monserrat, de su fiel colaborador, amigo íntimo y ayudante personal –el venezolano Francisco de Miranda– para entrevistase con
Washington. A su regreso, se reunieron recursos a través de la recaudación pública y la donación de joyas de las
damas habaneras. Gracias a esa contribución, Washington inició el ataque contras las tropas del general británico Charles Cornwallis en Yorktown, Virginia. Luego de intensos enfrentamientos, se logró la rendición de los ingleses.
Particularmente, los habaneros tuvieron la oportunidad de limpiar su honra tras la pérdida de La Habana, tomada por los ingleses en 1762. Con su aporte a la independencia de las Trece Colonias, los naturales de Cuba luchaban por primera vez para liberar otro país.
A partir de entonces, Norteamérica comenzó a ser el primer socio comercial del archipiélago, y la segunda patria.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Junio de 2014
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Para que Amnistía Internacional declare prisionero de conciencia al disidente cubano Angel Santiesteban
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