Este mes no comeré ni azúcares ni carbohidratos refinados. Este reto ronda mi cabeza desde ya hace tiempo. Inicialmente pensé en no comer ningún cereal durante este mes (por estas razones). A efectos prácticos he decidido de eliminar todo lo que contiene harina blanca o azúcar refinado (lo que incluye todo lo procesado industrialmente). Lo voy a cambiar por verduras y legumbres, por frutas y té, por alternativas integrales. Quiero escuchar mi cuerpo a ver lo que me dice con este cambio.
Un impulso para la creatividad y el conocimiento
Este reto es una gran oportunidad para probar nuevos platos, para romper con hábitos alimenticios innecesarios y para añadir más fruta y verdura a mi dieta habitual. Como de por sí no como ni carne ni lácteos, me he dado cuenta que mi dieta se estaba inclinando mucho hacia la pasta fresca y los bocadillos. Cambiando el enfoque me ayudará a revisar lo que como (que conste que la idea no es perder peso, sino tener más energía).
Lo quiero probar desde hace más de un año y siempre encontraba alguna excusa para posponerlo. Durante los viajes es difícil controlar la alimentación, ahora que estoy aquí tengo que acostumbrarme, no puedo exigirle más cambios en la comida a mi pareja, será demasiado complicado a la hora de salir a comer…
¿O quizás simplemente no me he atrevido por miedo de fracasar?
Hoy es el momento. Y además somos dos.
El empujón final para decidir probarlo ha sido mi pareja. Decidió cambiar su alimentación, comer más variado y sobre todo más veces al día. Junto con un nutricionista han elaborado un plan de comidas para cambiar poco a poco los hábitos alimenticios adquiridos a lo largo de los años. Parte de este plan es un cambio de los carbohidratos refinados a los productos integrales, algo que encaja perfectamente con mi reto. Si planificamos las comidas para una, también las podemos planificar para dos. Así que en enero huiré de los alimentos procesados para volver a lo natural.
Un reto para sentir como me siento
Los azúcares no me resultan un gran reto, como relativamente pocos dulces. Lo que sí será un reto son los carbohidratos vacíos. La pasta fresca, el pan con tomate, las galletas de lino entre comida. En su lugar, me comprometo a comer más fruta y verdura, más legumbres, más nueces y más germinados. Para hacerlo más fácil estoy elaborando un plan a partir de las comidas de la semana, comidas que combinen con el plan de alimentación que sigue mi pareja. Así podemos seguir disfrutando la comida juntas, mientras cada una puede seguir y apoyar a la otra en su reto personal.
Y repito: es un reto que lo haré durante un mes. Escucharé atentamente a mi cuerpo para ver qué tal me va con este cambio. Y en Febrero decidiré qué cambiar y con qué seguir.
¿Cuál es tu reto para Enero?