Los derechos sociales conforman un reto para las actuales sociedades del siglo XXI, tanto en materia de derechos como de justicia, en las formas de Estado y en las políticas que sus gobiernos implementen como en el desarrollo de la ciudadanía participativa y en los criterios de justicia que orienten al derecho como forma de organización social. Por todo ello, han reclamado y siguen reclamando investigaciones serias que alumbren sus contenidos y sus estrategias de exigibilidad.[i]
Los derechos sociales son los derechos más cuestionados dentro de los derechos humanos, principalmente debido a los problemas de exigibilidad judicial y de práctica política de los mismos; ya que, aunque los derechos sociales se entienden e incluyen dentro de los derechos humanos, no gozan de la misma protección ni de la misma fuerza en su fundamentación que los derechos políticos o civiles. Las actuales políticas neoliberales de globalización económica han desarrollado de forma vertiginosa la realidad de un mundo sin barreras comerciales, al tiempo que han agudizado las desigualdades entre países ricos y pobres.
En este contexto de desequilibrio y desigualdad en el umbral del nuevo siglo, la humanidad contempla el nacimiento de una época llena de incertidumbres que definen los grandes retos que tiene ante sí la humanidad al comienzo del siglo XXI y los objetivos y medios que debemos asumir e instrumentalizar para hacer de este mundo un lugar de justicia. Se trata, por lo tanto, de un análisis para la reflexión, que pretende contribuir al debate sobre la mundialidad y que se suma a la lista de quienes luchan y propugnan decididamente la mundialización de los derechos humanos como respuesta ideológica a la mundialización económica y financiera que nos invade.
Pensar no es sino el resultado de un proceso de comprensión. Es pertinente para nosotros cuando se reclama la importancia de la perspectiva pedagógica y educacional de los Derechos Humanos, pues nadie puede enseñar algo que no haya comprendido. Por eso, cabría decir que enseñar Derechos Humanos es ya comprenderles y así ayudar a que otros les comprendan y les acojan. Las denominadas Ciencias de la Educación harían bien en no desdeñar este aserto. Pues en la misma medida en la que lo olvidaran, la enseñanza de los Derechos Humanos corre el serio riesgo de convertirse en la transmisión de una serie de ‘técnicas’ para destacar capacidades y habilidades - sin saber muy bien el sentido y la referencia de las mismas-, en lugar de ser ocasión para la transmisión de los grandes valores en los que está asentada nuestra tradición humanística. Los valores de la libertad, de la igualdad, de la solidaridad y de la responsabilidad.
Aprender a vivir los susodichos valores que configuran lo que cabría identificar con una idea de vida digna. La complejidad del contexto socio-cultural en el que vivimos y el referente globalizador de nuestras visiones de la vida y de nuestros comportamientos no hacen sino poner de actualidad una constante comprensión, como sostenía Arendt, de los Derechos Humanos como referentes axiológicos y educativos. Unos derechos que aparecen como garantes de unas maneras de ser y de hacer a las que cabe adjudicar el término de valiosas y de válidas en el sentido jurídico, ético, político y cultural. Pero también, unos derechos que se convierten por su propia dinámica realizadora en referentes educativos de primer orden. Por eso decimos que tienen valor educativo. Porque configuran y dan tono humano a nuestro mundo, a nuestra realidad. Y decimos que configuran nuestra realidad porque reconocemos en ellos la capacidad para humanizar que tienen los valores que les subyacen y que determina, a su vez, su potencial educador. Por eso, volver a pensar una y otra vez los derechos humanos es siempre oportuno, por fecundo, para tratar de comprenderles a la luz de los nuevos retos que plantea nuestro contexto cultural; nuevos retos entre los que destaca el reto de una educación en valores. Así se puede ver que oportunidad y reto, en este contexto educativo, van de la mano.
Los Derechos Humanos.
Cuando hablamos de los derechos humanos, estamos simultáneamente haciendo referencia a un fenómeno, por una parte, paradigmático para el mundo civilizado actual, y por otra, de múltiples dimensiones en su manifestación. Los derechos humanos suponen el más alto criterio de legitimación de los Estados, figuran como el recto motor de la actuación política nacional e internacional y aparecen como la síntesis entre eticidad, Derecho y escasez. Son, en definitiva, el crisol humanista de las ideologías vigentes.
La lucha por la vigencia y el ejercicio de los Derechos Humanos debe ser avalada de manera substancial por una concepción adecuada de lo que son y significan. En un comienzo, parece ser que esta afirmación es irrevocable. Un segundo instante, nos enfrenta a la necesidad de reflexionar acerca de la existencia de maneras alternativas de concebir los Derechos Humanos y de reconocer que ninguna de éstas es neutral respecto de la práctica. Por esta vía descubrimos que, a menudo, ni la concepción propuesta ni su impacto en aquella son motivo de un planteo explícito, generándose así diferentes respuestas plagadas de supuestos y problemas.
La concepción de Derechos Humanos, que hoy nos es familiar, se ha desarrollado a lo largo de la historia con diferentes modalidades transformándose en un campo de acción con fundamentación propia. Fundamento que conforma un macroescenario institucional dependiente de un sistema global compuesto por Declaraciones, Pactos Internacionales y Derecho Internacional. Dentro de los macroescenarios se constituyen microescenarios en los cuales se desarrolla el fenómeno de los Derechos Humanos. En dichos microescenarios variados actores desempeñan roles, defienden intereses distintos (incluso paradigmáticamente distintos), engendran ópticas, confrontan intereses, entrecruzan lógicas específicas y alcanzan finalmente soluciones concretas que inciden en la vida cotidiana de todos nosotros.[iii]
Retos y Desafíos de los Derechos Humanos.
Al ingresar en el terreno de la fundamentación de los derechos, debe haber claridad los retos que éstos enfrentan, junto con el análisis de propuestas de implementación, protección y garantías para su ejercicio.
Para la presentación de estos retos y desafíos, el profesor Rafael de Asís analiza los procesos históricos que normalmente se utilizan para describir la evolución de los derechos. En ocasiones, la exposición de los retos y desafíos irá acompañada de una breve alusión a la aparición de nuevos derechos, al menos en el ámbito de la discusión teórica.
Utilizar los procesos históricos para dar cuenta de los retos y desafíos actuales no es sólo una cuestión de estilo ni de estética. La utilización de la historia para conocer y comprender el significado de los derechos es un rasgo que caracteriza lo que ha sido denominado como concepción dualista de los derechos humanos, que es la posición que Rafael de Asís presupone.
Desde esta concepción, una de las maneras de describir la evolución de los derechos consiste en señalar una serie de procesos que parten del origen de estos instrumentos hasta la actualidad. El origen de los derechos se sitúa en el mundo moderno en el ámbito de tres reflexiones que, a pesar de los avances habidos en la protección y satisfacción de los derechos, siguen estando presentes. Se trata de la reflexión sobre los límites del Poder político, sobre la tolerancia y sobre la necesidad de humanizar el Derecho penal y procesal. A partir de ese momento, se habla de cuatro grandes procesos que han caracterizado la historia de los derechos: el de positivación, el de generalización, el de internacionalización y el de especificación.
El proceso de positivación supone el paso de los derechos desde el plano de la reflexión al plano del Derecho, y se expresa en tres contextos geográficos concretos: el inglés, el francés y el norteamericano. En este sentido, implica la incorporación de los derechos al Derecho junto con el establecimiento de un sistema de garantías. Por su parte, el proceso de generalización surge como respuesta al primer reconocimiento de los derechos que está asociado a una clase social concreta. En este sentido, implica la extensión de la titularidad y de la satisfacción de los derechos al conjunto de la ciudadanía. El proceso de internacionalización tiene su origen en la necesidad de controlar el poder de los Estados y en la existencia de cuestiones que afectan a los derechos que superan las fronteras de un Estado. Implica el reconocimiento de los derechos y el establecimiento de un sistema de garantías en el ámbito internacional. Por último, el proceso de especificación, tiene su origen en la aparición de propuestas y de textos jurídicos que se caracterizan por predicar la existencia de derechos específicos de un grupo. Su sentido genuino tiene que ver con la apelación a la diversidad e identidad del grupo en cuestión.
Muchos de los retos y desafíos de los derechos humanos, esconden tras de sí la cuestión del concepto y del fundamento de los derechos. En efecto, el reto teórico principal de los derechos consiste en encontrar un concepto y un fundamento que sea universal e integral. La cuestión del concepto y el fundamento de los derechos, esto es la cuestión sobre su significado y su fundamento, es pasado por alto en muchas ocasiones. Se considera, de manera errónea, que es una cuestión resuelta o, también, que se trata de una cuestión irrelevante. Y no es una cuestión resuelta porque de serlo, la situación actual de los derechos, en lo relativo a su cumplimiento y satisfacción sería otra. Tampoco es una cuestión irrelevante ya que de ella depende tanto el reconocimiento de derechos, cuanto el establecimiento de sistemas de garantías, cuanto, finalmente, su misma aplicación a los casos concretos.[iv]
Estos Retos y Desafíos según el profesor Rafael de Asís son:
Retos y Desafíos de la PositivaciónRetos Y Desafíos de la GeneralizaciónRetos Y Desafíos de la InternacionalizaciónRetos Y Desafíos de la Especificación
José Bono, presidente del Congreso de los Diputados en España, defendió, en una conferencia sobre el papel de los derechos humanos en el mundo, proponiendo "poner nombres a los muertos para no olvidarlos". "Es verdaderamente llamativo que en España hayamos podido encontrar la fórmula para convivir con gentes que no parecen personas", afirmó el ex ministro de Defensa. Bono, que dedicó toda clase de calificativos a ETA y a sus miembros, subrayó que "se puede pensar de cualquier modo", y "se puede defender cualquier idea porque el régimen constitucional lo consiente", pero negó que se pueda asesinar en nombre de una posición "que alguien cree noble". "No hay causa noble que cuando la toca un terrorista no la manche. Por importante y moralmente apreciable que sea, en cuanto un terrorista toca una causa justa, la mancilla", afirmó Bono, que criticó que "algunos no acaben de definir esa organización terrorista en sus justos términos".
"Se trata de una banda en términos generales de indocumentados, ociosos, gandules que quieren vivir sin trabajar. Además de asesinos y cobardes. Lo sé por mi experiencia de ministro. No bastaba más que ver un tricornio de la Guardia Civil para que cantasen lo que sabían y lo que no sabían. Esos son los valientes, incapaces siquiera de tener la más mínima solidaridad con los demás asesinos de la banda", afirmó Bono, que instó a la izquierda abertzale a "demostrar" su apuesta por las vías pacíficas, "y los denuncien a la Policía". "Si no lo dicen con más claridad, es porque temen que les ocurra lo que a Yoyes", consideró.
En su planteamiento sobre el papel de los derechos humanos en el mundo de hoy, el presidente del Congreso y dirigente del PSOE, José Bono, ha afirmado que nadie muere del todo, por lo que insta a que se acabe con la indiferencia hacia la memoria de los muertos a manos de los terroristas y el resto de víctimas por sus acciones. "ETA ha matado a 857 ciudadanos porque eran españoles. Los terroristas han corrompido las palabras y han utilizado "paz" como si nosotros estuviésemos en guerra. Y no hay guerra. No hay bandos, sino una banda de desalmados", manifestó el socialista. Según Bono, "no hay causa noble que cuando la toca un terrorista no se manche".
Respecto a los derechos humanos, José Bono considera que son "faros que deben guiar a los políticos y ciudadanos comprometidos con la libertad", y destacó de ellas su "universalidad". Pero con matices. Piensa que los derechos humanos no lo son para todos y puso como ejemplos que "cada día mueren por hambre o enfermedades curables 25.000 niños y el 15% de la población mundial es analfabeta". Según Bono "El hambre en el mundo se terminaría con el dinero que nos gastamos los europeos en helados en un año", por lo que considera para quien el mundo "está desbocado". "Es necesario un nuevo orden mundial y, en vez de levantar fronteras, hay que suprimirlas".
Es preciso tener en cuenta los retos que enfrentan los derechos humanos, junto con el análisis de propuestas de implementación, protección y garantías para su ejercicio. Esto se logra proporcionando nociones conceptuales relativas a la fundamentación de los valores inherentes a los derechos humanos, creando un marco de reflexión y diálogo sobre actuales desafíos de los derechos humanos, brindando herramientas para la elaboración de propuestas de implementación, protección y garantía de los derechos y fomentando la enseñanza en derechos humanos, generando espacios de cooperación, intercambio y transferencia entre universidades y centros de otros países, así como con organismos del ámbito nacional.[v]
Lo anterior sirve para proponer un marco de análisis:
1. Los derechos humanos. Fundamentación ética. Evolución, interpretaciones y defensa activa de los derechos humanos. Las discriminaciones y violaciones de los derechos humanos en el mundo actual;
2. La globalización. Seguridad jurídica, libertad y economía de mercado como motores del desarrollo. La cooperación internacional. El desarrollo humano sostenible;
3. La democracia en el mundo contemporáneo. La extensión de la democracia. Los totalitarismos del siglo XX: dictaduras fascistas, comunistas y fundamentalistas;
4. La ciudadanía global frente a las amenazas del nacionalismo excluyente y del fanatismo religioso. Los conflictos armados y la actuación de la comunidad internacional en defensa de la paz, libertad y seguridad. La promoción de la paz, la libertad y la justicia.
Los retos que se plantean a los derechos humanos en lo que según la profesora María Eugenia Rodríguez Palop, parece ajustado llamar “el nuevo desorden global”, son muchos y ninguno de ellos baladí.
1. En nuestros días, puede decirse que estamos viviendo dos procesos simultáneos en la consolidación de los derechos humanos: el proceso de internacionalización, que los desvincula del contexto del Estado-nación y pretende lograr un acuerdo universal en torno a ellos, y el proceso de especificación, con el que se aspira lograr la especial protección de grupos humanos específicos que se encuentran en una situación de inferioridad respecto a las mayorías (mujeres, niños, minusválidos…) y con el que, además, se pretende su incardinación en el discurso político local o infraestatal. Estos procesos padecen deficiencias e insuficiencias internas y, por si esto fuera poco, se mueven en direcciones distintas y hasta opuestas. Depurarlos y alcanzar un equilibrio entre ellos es el primer reto que se plantea al discurso de los derechos.
1.1. En primer lugar, el proceso de internacionalización de los derechos humanos se apoya, como es lógico, en el llamado Derecho internacional universal que es el que procede de instituciones internacionales globales como la ONU. Los defectos que aquejan a tal instrumento son tales que puede dudarse de su calificación como Derecho.1.2. Por su parte, el proceso de especificación, orientado, como he dicho, a la protección de grupos específicos ha introducido en el discurso de los derechos humanos, por un lado, el debate acerca de los derechos de grupo, sobre el que volveré más adelante, y, por otro, la creación de instancias infraestatales que ponen en cuestión la supervivencia del Estado-nación.1.3. Precisamente, la tensión que existe entre el proceso de internacionalización y el de especificación tiene que ver con la situación en la que queda el Estado como instancia política, atrapado en medio de la globalización y la localización y cuestionado por instancias supra e infra estatales. La situación aconseja, seguramente, una superación de las formas políticas clásicas. Es decir, una redistribución del poder político y económico y una descentralización de la fuerza.[vi]
Retos actuales de los derechos humanos
Los principales retos que se le plantean en la actualidad a los derechos humanos serían los siguientes:
a) El establecimiento de una concepción amplia y omnicomprensiva de los derechos humanos. Para una adecuada comprensión de éstos es necesario proteger tanto los derechos civiles y políticos como los derechos económicos, sociales y culturales. En la actualidad, una vez caído el Muro de Berlín, parece acechar una especie de pensamiento único sobre la teoría de los derechos humanos, dando importancia tan sólo a las libertades clásicas de las democracias occidentales, los derechos civiles y políticos. Sin embargo, desde la indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos hay que defender también la urgente necesidad, sobre todo en el Tercer Mundo, de promover los derechos económicos, sociales y culturales y, asimismo, los derechos de la tercera generación.
b) El logro de una verdadera concepción universal de los derechos humanos. Nos encontramos ante uno de los principales problemas a los que se enfrentan actualmente los derechos humanos, pues su proclamado carácter universal es cuestionado por el relativismo cultural de quienes sostienen que no deben prevalecer sobre las prácticas sociales y culturales tradicionales propias de diferentes sociedades, aunque supongan una conculcación de aquéllos. El camino hacia la universalidad pasa inexorablemente por el diálogo intercultural, un diálogo abierto, sincero, sin prejuicios y que, progresivamente, vaya acercando unas posturas que en la actualidad se encuentran muy alejadas entre sí.
c) La influencia de la globalización en los derechos humanos. La globalización, uno de los signos de los tiempos actuales, está ejerciendo una influencia cada vez mayor en el disfrute de los derechos humanos en áreas importantes del planeta.
d) Mejora de los mecanismos de protección de los derechos humanos tanto en la esfera nacional como en la internacional. Una vez que el desarrollo normativo en el campo de los derechos humanos ha llegado a ser muy importante, mediante el crucial papel de las Naciones Unidas y las diferentes Organizaciones Internacionales, la siguiente tarea es el perfeccionamiento de los sistemas de protección de los derechos humanos, haciendo más cercano al ciudadano el poder acudir a instancias que puedan proteger efectivamente sus derechos, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.[vii]
Tales retos incluyen, entre otras, la lucha contra la impunidad y el apoyo a la justicia internacional, la globalización y los derechos humanos, la protección de los derechos de las mujeres, los derechos de las personas con discapacidad (diversidad funcional), los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo, y la situación de los defensores de derechos humanos.
En materia de globalización y derechos humanos, resultan útiles los informes y resoluciones de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos, valorizándose los lineamientos por identificados hasta ahora para protección de los derechos humanos afectados por empresas (deber de respetar, de proteger y de reparar), proponiéndose el establecimiento de un marco normativo para reglamentar las obligaciones de las empresas en materia de derechos humanos. Donde resulta pertinente el análisis sobre las experiencias de exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales (además de laborales, ambientales, entre otros) violados por empresas desarrolladas en diferentes contextos. En relación a los defensores de derechos humanos, hoy se constata la crítica situación en que muchos de ellos se encuentran en diferentes contextos geográficos debido a su persecución, encarcelamiento o muerte. Ello se evidencia en el incremento de denuncias formuladas al respecto por la FIDH y la Organización Mundial Contra la Tortura en los últimos años.
Debe resaltarse el escenario de los diferentes campos profesionales en los cuales, a través de la praxis, se promocionan y se hacen efectivos los valores éticos contemporáneos: los Derechos Humanos. En todo caso, y al amparo de la reflexión presente en este proceso, surgen propuestas de reconocimiento de nuevos derechos, que se presentan también como un reto a la teoría de los derechos, en cuanto implican la necesidad de estudiar sus razones y la forma de exigibilidad jurídica. La tarea debe enfocarse en analizar el papel de los Derechos Humanos en las sociedades contemporáneas, identificando retos y desafíos y proponiendo vías de solución que conduzcan a la consolidación y extensión del Estado de Derecho, utilizando el avance en el conocimiento de la realidad actual de los derechos para transformar la realidad y contribuir así al pleno reconocimiento y a la implantación efectiva de los derechos en el contexto nacional e internacional.
Es necesario volver una y otra vez al discurso de los Derechos Humanos, aún a sabiendas de su inagotabilidad. O, tal vez, debido a ella. No en vano todo el mundo reconoce su importancia para la configuración de una realidad cada vez más humana y humanizadora. En eso consiste su enseñanza, en tratar de poner de relieve su potencial fuerza educadora para construir nuevos mundos cada vez más humanos. Este es el reto, y también la oportunidad, de volver a pensar los Derechos Humanos. Pero es también, a la vez, una oportunidad y un reto para la educación. Aunque para algunos, los derechos humanos sean fábulas, nos resultaría ya imposible e impensable vivir sin ellos. Ni los individuos serían tales, ni las sociedades y los pueblos serían dignos de ser vividos si desaparecieran tales derechos del imaginario colectivo.
Los Derechos Humanos componen, por así decirlo, el marco de un humanismo positivado – que aúna la consideración formal y material – y cuyo control y verificación está en su capacidad para construir una interioridad y un contexto a los que quepa adjudicar el calificativo de ‘dignos’.
Se entienda como se entienda, este referente humanista es el suelo para poder hablar de Derechos Humanos, como derechos y valores de personas y de colectivos que quieren vivir modelos de vida digna. Si lo aplicamos a nuestro propósito educativo, este caudal humanizador es la fuente de sentido de lo que entendemos como objetivo de la enseñanza de los Derechos Humanos en tanto que tarea de educar y de educarnos. O, si se prefiere, de educarnos para educar. Un arte de vivir.
La educación es, así, forma y contenido; sentimiento y criterio; interioridad y compromiso. Esto explica que consideremos la paz, la justicia, la libertad y el amor como las pautas educativas que ahorman todo este entramado que es la relación educativa derivada de una enseñanza de los Derechos Humanos.
El modelo educativo en nuestros días no debe ser una simple transmisión de conocimientos enciclopédicos, ni transmisión de conocimientos específicos para ejercitar una carrera, oficio o profesión, educar al futuro ciudadano es aportar el desarrollo completo de la persona y la cultura de los derechos umanos sigue siendo el intermediario eficaz o instancia última resolutiva de nuestros problemas actuales. Una sociedad del conocimiento no solamente implica una transmisión de saberes tecnológicos o tecnocientíficos, sino también un desarrollo humanista y espiritual integral.
En este sentido, la educación debe ser una modelación efectiva de lo humano, creativa, flexible y emancipadora capaz de convertirnos en individuos adultos, maduros, sensibles y reflexivos ante la situación difícil, dura, casi trágica que vive nuestro país en materia de derechos humanos.
En consecuencia, podemos afirmar con rotundidad que este es el tiempo de los derechos humanos porque creemos también que todos los tiempos son buenos para meditar sobre la importancia y trascendencia de su respeto y protección. Una promoción, protección y defensa imprescindible para alcanzar una convivencia pacífica, plural y tolerante en nuestro país y en el mundo entero, ya que si no lo hacemos ahora, será difícil detener las catástrofes que asoman de manera inmediata en el horizonte de la humanidad.
En este contexto de intercambio cultural y de celeridad en el que estamos, la pregunta que quisiéramos plantear en relación con el valor educacional que tienen los Derechos Humanos sería la siguiente. Una vez identificados los grandes valores de referencia a los que acabamos de aludir, y asumido el sesgo transcultural de los mismos,
¿Cuáles serían las nuevas claves de lectura para su enseñanza?
Para llegar a convertir la enseñanza de los Derechos Humanos en educación en los mismos, tendríamos que referirnos, al menos, a ocho propuestas educativas – agrupadas en cuatro duplas – que merecería la pena que fueran tenidas en cuenta por parte de quienes tienen encomendada la tarea institucional de enseñar. Hablamos así de:
a.- el respeto de la diferencia y el reconocimiento de la dignidadb.- el valor de la tolerancia y de la concordiac.- el valor de la solidaridad y del compromisod.- la tensión educativa entre el universalismo y el particularismoe.- el valor de la utopía y de la creatividad [ix]
Se propone analizar- desde un enfoque integral- la realidad de los Derechos Humanos, identificando retos y desafíos y proponiendo vías de solución que conduzcan a la consolidación y extensión del Estado de Derecho. No debe perderse de vista que aunque en el plano teórico, parece existir un clima general político y social favorable a los derechos humanos, un simple vistazo a la realidad basta para comprobar que su efectiva satisfacción dista mucho de haberse conseguido. Desde el plano teórico hay una estrecha vinculación entre los derechos sociales y la satisfacción de las necesidades básicas de los individuos, trasluciendo un sentido igualitario en la actuación del Estado. En efecto, el profesor Peces Barba destaca esta particularidad de los derechos sociales cuando sostiene que «su objetivo era la igualdad a través de la satisfacción de necesidades básicas, sin las cuales muchas personas no podían alcanzar los niveles de humanidad necesarios para disfrutar de los derechos individuales, civiles y políticos, para participar en la plenitud en la vida política y para disfrutar de sus beneficios».[x] Ello se expresa en una obligación de hacer del Estado: tienen la obligación de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos; la inexistencia de una actuación normativa de los poderes públicos suponen la violación de los derechos sociales.[xi]
Pueden surgir otras propuestas, quizá la más razonable de todas es fomentar y fortalecer una conciencia social fundada en los derechos, creando una ciudadanía consciente de sus derechos y exigente con los mismos, esta idea plantea desafíos y abre posibilidades para el desarrollo de un trabajo más efectivo en favor de estos derechos, considerando no solo la utilización de los mecanismos de justicia doméstica, sino también de las instancias y mecanismos que el derecho internacional de los derechos humanos ha establecido para estos efectos.
[i] Proyecto HURI-AGE, Consolider Ingenio 2010. La exigibilidad de los derechos sociales. Nuevos retos para el derecho del siglo XXI.[ii] José Ramón Juániz Maya. XXI retos para un siglo con derechos humanos. Col.lecció "La Nau Solidària" Patronat Sud-Nord. 2001 nº2.[iii] Javier Augusto Nicoletti. Derechos Humanos en el mundo contemporáneo. Revista Iberoamericana de Educación, ISSN 1681-5653, Vol. 42, Nº. 3, 2007 .[iv] Rafael de Asís Roig. Retos y desafíos de los derechos humanos. VIII Escuela Internacional de Verano UGT Asturias.[v] Centro de Investigación y Docencia en Derechos Humanos "Dra. Alicia Moreau". Retos actuales de los derechos humanos. Facultad de Derecho Universidad Nacional de Mar del Plata.[vi] María Eugenia Rodríguez Palop. Retos a los derechos humanos en el nuevo desorden global, Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey, nº 15, Otoño 2003, pp. 267-283 ["Challenges to Human Rights on the New Global Disorder"].[vii] Felipe Gómez Isa. Derechos humanos: concepto y evolución. Diccionario de acción humanitaria. [viii] Rafael Aguilera Portales. Coord. Presentación a la obra Enseñanza de los derechos humanos. CAEIP. 2009.[ix] Graciano González R. Arnaiz. Enseñar Derechos Humanos: Oportunidad Y Reto. Universidad Complutense de Madrid.[x] Gregorio Peces Barba Martinez. Derechos sociales y positivismo jurídico. Madrid, Editorial Dykinson - Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas”, Cuadernos Nº11, p. 57-58. 1999.[xi] Francisco Javier Ansuategui Roig. Poder, Ordenamiento jurídico, derechos. Madrid, Editorial Dykinson - Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas”, Cuadernos Nº2, p. 53-56. 1997.Iusconstifil