Revista Opinión

Retratados

Publicado el 28 marzo 2012 por Carmentxu
De espaldas al tiempo II (1991) ©Bernardo Torrens

De espaldas al tiempo II (1991) ©Bernardo Torrens

La Mesa del Congreso autorizó ayer el pago de 82.600 euros para el retrato de José Bono, expresidente de la Cámara Baja. Con ese dinero, el artista elegido, el madrileño Bernardo Torrens, uno de los mayores representantes del realismo pictórico español y que, en palabras de una ignorante como yo, pinta muy bien, inmortalizará al político en la galería de la primera planta del Palacio del Congresos. Es tradición que sea una pintura y no una fotografía la que dé cuenta de los presidentes que en la Cámara ha habido y habrá. Sólo una excepción: Manuel Marín, quien eligió a la fotógrafa Cristina García Rodero para que le haga una foto por un precio mucho más módico, 27.000 euros. Pero eran otros tiempos aquellos, cuando el dinero corría por las galerías desbordándo los límites e inundando los despachos. Ahora, en tiempos de recortes sociales y laborales, de penurias, de desahucios, de contratos (y gracias) precarios, de depresión y angustia, de subidas de impuestos, de despidos, de ERE’s y ERTE’s y de crisis de ideas en general deciden quedar todos retratados a través de un cuadro costumbrista de los tiempos kafkianos que vivimos.

Deberían sus señorías hacer como el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quien se retrata solo y gratis. Dijo ayer Gallardón, en un nuevo alarde de ignorancia total de la sociedad, que “la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente mujeres”. ¿Qué hace, entonces, a los hombres auténticamente hombres? ¿Tomarse un Soberano y fumarse un purito acodado en la barra del bar mientras despotrica del Real Madrid para luego llegar a casa y sentarse a mesa puesta? La maternidad, don Gallardón, es una opción no una obligación ni un deber. Debería hablar el ministro de Justicia de la dignidad de la persona (todas, sean hombres o mujeres), de igualdad de oportunidades, de salario, de acceso a una vida y a una muerte dignas. Cuando de lo que se habla es de justicia, precisamente el nombre de su ministerio, debería ponerse manos a la obra y no a la Obra, para construir una sociedad sana basada en la igualdad y en la justicia. Sin ellas, no habrá paz ni cuerpo que la aguante.


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