Ésta es la primera novela corta del poeta Julián López.
“Crónica de una orfandad anunciada” es una síntesis posible para Una muchacha muy bella, libro de Julián López que la editorial Eterna Cadencia presentó a fines de agosto del año pasado. Esta novela corta recrea los esfuerzos de un hombre por rescatar, ordenar, transitar los recuerdos del último tiempo que compartió con su madre antes de perderla, cuando todavía era un niño. La reconstrucción de este fragmento de historia personal supone el reconocimiento y la descripción -en este caso sutil- de una época en parte responsable de la pérdida tan presentida como temida.
La sensación de tragedia inminente crece a medida que el protagonista reconoce e intenta digerir dos ausencias cada vez más tangibles: la del padre desconocido y la de un Estado de Derecho anulado. La primera exacerba el temor a la soledad absoluta, la convicción de que algunos seres humanos están condenados al abandono. La segunda profundiza la sospecha de que la vulnerabilidad del ciudadano raso es total cuando los dueños del Poder se desbocan y lo ejercen con brutalidad.
En este punto cabe aclarar que López ambienta la historia de su personaje en la asfixiante Buenos Aires de mediados de los años setenta. Sin mencionar las palabras “represión”, “desaparecidos”, “dictadura”, “militares”, el autor consigue transmitir el terror que muchos argentinos respiraban entonces.
Una muchacha muy bella evoca en los espíritus cinéfilos el recuerdo de El año en que mis padres se fueron de vacaciones, El premio, Infancia clandestina. Al margen de diferencias evidentes, los tres largometrajes y el libro aquí reseñado coinciden en retratar a quienes lucharon contra el terrorismo de Estado en Argentina (y en Brasil si consideramos la película de Cao Hamburger) desde la mirada de sus hijos chicos.
La editorial Eterna Cadencia publicó a López en julio de 2013.
Como sus congéneres varones en El año en que mis padres… y en Infancia…, el protagonista del libro pisa el umbral de la pubertad. Con más o menos herramientas, los tres personajes enfrentan el doble desafío de sobrevivir al desmadre de afuera y a la revolución hormonal de adentro. López describe con una prosa rica en imágenes sensuales, tiernas, conmovedoras los sentimientos de desborde, perplejidad, impotencia, frustración que sacuden al pelirrojo hijo de madre soltera, cuyo nombre desconocemos (apenas sabemos que no le habría disgustado llamarse Santi).
Además de la obra de ficción (con una pequeña dosis autobiográfica), algunos lectores encontramos en Una muchacha muy bella un tratado sobre la memoria individual, sobre la importancia de contarnos el pasado para entendernos en el presente y proyectarnos en el futuro. De esta manera López da cuenta de ese otro sentimiento de orfandad que provoca -ya no la falta de un padre, de una madre, de un Estado de Derecho que nos contengan- sino la ausencia, confusión o negación de nuestros propios recuerdos.