Revista Cultura y Ocio

Retrato de un homeless atípico

Publicado el 07 agosto 2018 por María Bertoni
Retrato de un homeless atípicoEl film de Ruiz desembarcó el 2 de agosto en la sala Leopoldo Lugones del Teatro General San Martín, en el Village Avellaneda y en espacios de Córdoba, Rosario, Mendoza, Formosa y Santiago del Estero.

“No pienso morirme. No me voy a morir ni bosta” dice la madre de Alejandro hacia el final de Casa propia y así expone –y destroza– una fantasía del docente cuarentón que protagoniza la nueva película de Rosendo Ruiz. El exabrupto corona el crescendo de tensiones afectivas que conspiran contra el proyecto de (tardía) emancipación habitacional, y que el realizador cordobés recrea a partir del guión inteligente que escribió con Gustavo Almada.

Almada también encarna a este profesor de secundario que pernocta en tres casas –la de su madre enferma, la de su novia, la de un amigo– mientras busca departamento para alquilar. El guionista y actor lo compone levemente desgarbado, más a gusto entre sus alumnos adolescentes que entre los adultos que lo albergan bajo ciertas condiciones y por tiempo limitado.

La caracterización de Alejandro parece ilustrar dos fenómenos sociales contemporáneos: la prolongación de la adolescencia y la fragilidad de algunos varones adultos frente a mujeres con personalidad fuerte como, en la película, la madre, la hermana, la novia y una pretendiente del protagonista. El exabrupto de mamá Marta explicita la envergadura de esa debilidad: sólo la muerte ajena –de la progenitora y/o del vínculo amoroso con Verónica– habilita la propia emancipación.

Ruiz y Almada son ingeniosos a la hora de representar por un lado la falta y por otro lado el anhelo de un “lugar en el mundo” en palabras de Adolfo Aristarain. Los planos del protagonista durmiendo en sillas, sillones, sofás y transitando las calles de Córdoba capital, mochila al hombro, recrean una atípica condición homeless (en comparación con la persona “en situación de calle” como suele decirse ahora). El deseo queda plasmado en los planos cortos de Alejandro cuando visita departamentos en alquiler (rostro entusiasta, respiración serena, postura erguida) y en la atenuación del sonido ambiente que emite la ciudad (en este punto vale recordar que la Asociación Argentina de Sonidistas Audiovisuales distinguió a Casa propia con una mención del jurado en el marco del pre-estreno en el 20º BAFICI).

Retrato de un homeless atípico
Ruiz está desarrollando un nuevo largometraje que en principio se titulará Tunga.

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