decir no hay fábula en el bosque,
este es mi bosque.
Pues todo es cruel por incompleto,
hasta el pronóstico certero
del mar que es un morir,
o esa tarde de invierno cuando
otra vida, otras ingles,
otras uñas sucias…
Pues todo es real, nada ilusorio,
me pregunto si este frío,
si este paisaje, si esta ortiga seca
y el silbato de caza…
Pues todo es real y ya se mece,
mendigo entre mendigos,
alucinado en sí,
como quien afirma,
y duda, y cree,
capaz de recorrer y no nombrar,
como quien no siente
y no cree,
y no delira.
Ese tipo de cosas.
Alberto Infante Campos