Revista Cine

Retro-análisis: ‘Altered Beast’ de Software Studios/Activision (1989)

Publicado el 05 diciembre 2013 por Coliseodigital @coliseodigital

Altered Beast_Spectrum

Ya se ha hablado largo y tendido sobre esta conversión de la máquina original de Sega en muchos medios escritos, ya sean revistas físicas o en Internet, pero nunca está de más hablar de la que se llegó a realizar para Spectrum. Y la verdad, para las limitaciones que tenía nuestra máquina, se hizo justicia.

Para el que esto suscribe, fue toda una sorpresa encontrarlo para Spectrum en el año 1989, época en la que aparecían en el mercado versiones de máquina recreativa muy a menudo. Con ellas disfrutábamos durante horas en los salones arcade, aquellos templos del ocio de los 80, que tan pronto albergaban a auténticos jugones, como a toda la chusma del barrio. 

‘Altered Beast’ llegó con la vitola de ser el juego de los dioses, tanto como lo eran Activision en aquella época, reyes de las conversiones y, además, una distribuidora que se hizo con un buen pedazo del pastel en cuanto a ocio electrónico se refiere. Sin embargo, el juego fue creado por un grupo de programación llamado Software Studios, también autor de otras conversiones tan famosas como ‘Ninja Spirit’ o ‘R-Type’.

Este beat´em up de Sega estuvo en lo más alto durante un buen tiempo. Sus enormes gráficos y, sobre todo, los sprites gigantescos del protagonista nos dejaron obnubilados la primera vez que pudimos verlo en una recreativa. Esa característica, unida a su novedoso desarrollo y sus voces digitalizadas, hicieron que la atracción hacia él fuera irremediable. No sólo encarnábamos a un guerrero surgido de su tumba, a quien el Dios Zeus había devuelto a la vida para rescatar a su hija Athena, sino que, además, podíamos encarnar a varias criaturas y seres mitológicos que nos podrían ayudar en la misión.

Altered Beast_pantalla1

El juego es una muy digna versión de la máquina recreativa original

El desarrollo de la acción era de lo más divertido porque a la vez de propinar patadas y puñetazos a toda una serie de repulsivos enemigos, podíamos reunir un total de tres esferas arrancadas de unos embravecidos toros saltarines. Si lográbamos recoger todas, nuestro personaje se convertía, dependiendo de la fase, en un lobo, en un dragón, un oso o un tigre, configurando así los cinco niveles de los que constaba este adictivo ‘Altered Beast’ (en el quinto se vuelve a repetir el lobo). Cada uno de ellos estaba provisto de un poder propio, tales como fuego, rayos, aliento o plasma azul. Todos estos poderes serían más que necesarios para acabar al final de cada nivel con Nelfi, el Señor del Mundo Oculto. El juego nos hará recorrer un elenco de escenarios verdaderamente atractivos, tales como: un cementerio, una zona pantanosa, una caverna, un palacio y, por último, los dominios de nuestro malvado enemigo.

Ya se ha comentado al comienzo de la reseña que, para tratarse de la máquina de Sinclair, el juego obtuvo un resultado bastante aceptable, y consiguió plasmar con mucho acierto tanto la jugabilidad como los mapas de las diferentes fases de las que consta. Si bien es cierto que el scroll del mismo es muy mejorable, pues nos da la sensación de que la pantalla se mueve a empujones, las demás características técnicas se encuentran a un buen nivel. Los colores representados en pantalla están bien tratados y se dibujan unos escenarios que, aún siendo más simples y desdibujados que los de la recreativa en la que se basa, son ciertamente reconocibles. Lo mismo sucede con el movimiento del personaje, o de ambos (porque en este título también se puede jugar con dos jugadores), que se comporta de una manera muy suave, respondiendo a la perfección si usamos teclas o joystick. Cierto es, también, que en algunas ocasiones el juego experimenta unas extrañas ralentizaciones en cuanto aparecen gran cantidad de enemigos en pantalla.

Altered Beast_pantalla2

Los gráficos a veces pecan de ser demasiado confusos, sobre todo en la primera fase del juego

En cuanto al apartado sonoro nos rendimos ante el esfuerzo realizado para los ordenadores de 128k, cuyas fases están trufadas de melodías, todas ellas casi idénticas a las que se basan, aunque salvando siempre las distancias, por supuesto. Este es un aspecto que le otorga mucho dinamismo a la acción, animando a jugar aunque nos maten una y otra vez. El sonido que se le confirió a los golpes que propinamos a las hordas enemigas también se resuelve de buena manera, aunque no destaca tanto como la música.

El juego es asequible en cuanto a dificultad en las tres primeras fases. Después de ahí ya es otro cantar. En definitiva, es un arcade muy recomendable que nos hará pasar un rato muy entretenido en solitario o en buena compañía.

Puntuación: 8,3


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