Aunque parece que ahora está de moda esto de las remasterizaciones, remakes y refritos varios de juegos pasados, lo cierto es que lo de sacar y adaptar viejos clásicos no es algo nuevo y ya en la época de PS2 tuvimos algunas de esta «revisiones» de juegos antiguos, eso sí, más cerca de lo que debe ser un remake que un simple lavado de cara y una mejora de la calidad gráfica y sonora.
Por eso, en el retro-análisis que nos ocupa esta semana os vamos a hablar de Pipe Mania, una revisión del clásico juego de tuberías que salió para PS2 y PSP en un título completamente remozado, con diferentes modos de juego, en busca de esos nostálgicos de los puzles y el pensamiento rápido.
De oficio fontanero
Esta nueva revisión del clásico Pipe Mania (a la que también le salieron diferentes versiones bajo el nombre de Pipe Dream) salió entre otras plataformas para PS2 y PSP en el año 2008 y a España llegó de la mano de Planeta DeAgostini Interactive. La historia, porque el juego contaba con un pequeño modo historia, nos ponía en la piel de los hijos del protagonista del juego original, Alfonso Senior, y nos llevaba a arreglar tuberías y lo que no eran tuberías en un curioso y colorido entorno bajo el nombre de Isla Paraíso.
Pipe Mania venía con cinco modos de juego diferentes: Mundo, Arcade, Bonificación, Competitivo y una versión actualizada del juego clásico. Pero todo los modos tenían la misma esencia, teniendo así un gran número de puzles a resolver (más de 300 niveles nada menos), y puesto que en todo momento debíamos evitar que el flujo se saliera de los conductos, debíamos ser ágiles, lo que hacía que pasásemos de nivel en nivel rápidamente, siempre y cuando no nos atascásemos en alguno de ellos.
Cinco modos de juego y puzles, muchos puzles
El modo de juego principal y lo más novedoso en sí de Pipe Mania era el modo Mundo; aquí teníamos el modo historia propiamente dicho y el que tomábamos el papel de uno de los protagonistas del juego, para ir arreglando los daños que los fontaneros piratas de Buffalo Bonzo habáin estado provocando en la Isla Paraíso. Para ello recorríamos diferentes escenarios divididos en ocho niveles cada uno, que se irían desbloqueando según resolviéramos los seis niveles iniciales de cada uno de ellos. En total había siete escenarios: Cañerías Básicas, Cloacas, Ferrocarril, Fábrica, Electricidad, Internet y Supercañerías; cada uno de ellos dirigido por un personaje en concreto, que nos daría las condiciones e instrucciones necesarias para superar con éxito cada nivel.
Esencialmente, lo que teníamos que hacer era colocar cañerías desde el punto de inicio hasta el punto final, creando un conducto por el que el flujo debía fluir sin sufrir pérdidas, ya que si superábamos el nivel de pérdida de flujo máximo, que aparecía en el «indicador de escape de flujo», perderíamos el nivel. Una de las condiciones afines a todos los niveles era colocar un número mínimo de cañerías (la rejilla hacía un parpadeo en verde cuando alcanzábamos ese número mínimo) y en algunos niveles, hacerlo en un tiempo determinado; cuantas más cañerías pusiéramos y menos tiempo empleásemos en cerrar el recorrido, más puntos ganábamos. Las cañerías que quedasen en la rejilla sin usar nos descontaban 50 puntos cada una, así como perdíamos 25 puntos por cada cañería que bombardeásemos para reemplazar por otra.
Cada escenario contaba con sus propias condiciones especiales, por lo que cada nivel superado iría añadiendo nuevos elementos a tener en cuenta a la hora de construir nuestros conductos, como túneles, cañerías de un solo sentido, bombas que aceleraban el flujo, embalses que lo ralentizaban, cambios de sentido, cruces, rizos, flujos dobles, seguir un orden correcto según los colores, etc. Estas condiciones eran las que podían ponernos en ocasiones en verdaderos aprietos, ya que debíamos pensar y bien el recorrido que íbamos a construir. Finalmente, en el último nivel de cada escenario éramos atacados intermitentemente por el personaje de ese escenario, estos ataques dañaban nuestras cañerías, por lo que teníamos que arreglarlas rápidamente, ya que si no, por ellas se perdía flujo.
Así, cada escenario suponía un nuevo reto a superar, ya que iban ganando en complejidad y dificultad. Una vez que superado el primer escenario, se abrían los otros tres modos de juego.
En el modo Arcade se podía elegir entre Normal y Difícil y una Velocidad entre 1 y 3 en un total de 16 niveles. En este modo los niveles se desplazaban en las cuatro direcciones por la pantalla a una velocidad constante una vez se iniciaba el recorrido del flujo, por lo que debíamos evitar que este se saliera de la pantalla, es decir, había que evitar que los bordes alcanzasen al flujo dejándolo fuera de pantalla. Aquí no se perdían puntos por bombardear piezas.
El modo Bonificación era un puzle puro en sus dos versiones; en Partida se nos presentaba un nivel con un conducto al que le faltaban varias piezas que se habían colocado en nuestro dispensador para ponerlas en los lugares correctos. En Giro lo que debíamos hacer era girar las piezas para no perder el flujo. En ambas versiones pensar con rapidez era fundamental, ya que disponíamos de muy poco tiempo antes de que el flujo comenzara su recorrido. Aquí los puntos se daban en función de lo rápidos que fuéramos. El número de niveles aumentaba según los fuésemos desbloqueando en el modo Mundo y podíamos elegir entre tres tamaños de rejilla distintos: 3×3, 4×4 y 5×5.
Y para los nostálgicos, estaba el modo Clásico, sin indicadores de escape de flujo y las piezas clásicas del antiguo juego. Tenía un total de ocho rondas de ocho niveles cada una y dos modalidades: Normal y Difícil, aunque a esta segunda solo se podía jugar una vez hubiésemos conseguido 64 trofeos de bronce en Normal.
Así mismo, el juego contaba con dos modos de juego para partidas de dos jugadores: Cooperativos y Competitivos. En el primero podíamos jugar en los modos Mundo, Arcade y Clásico con la ayuda de un amigo. En el segundo teníamos un modo normal, Construcción Rápida, Carga y Descarga y Puntuación Mundial/Puntuación Clásica, en los que competir con nuestros amigos por conseguir las mejores puntuaciones.
En estos modos, ambos jugadores podían elegir de entre los personajes disponibles con cuál jugar. En pantalla aparecían dos rejillas, una por cada jugador, lo que dificultaba un poco la visión de las piezas, sobre todo en pantallas pequeñas.
Dando un toque de animación y color a un viejo clásico
Gráficamente nos encontrábamos con un juego de estética muy colorida y animada, al estilo de dibujos animados. Los escenarios eran en 2D, pero eso no le quitaba ningún atractivo al juego, ya que el aspecto visual estaba muy conseguido, de hecho, cada escenario del modo Mundo, así como los del Arcade o la Bonificación, tenían su propio diseño, relacionado con la temática del escenario. Así, por ejemplo, en Ferrocarril las cañerías eran sustituidas por vías de trenes y el flujo era un tren o en Fábrica teníamos cintas transportadoras como piezas del conducto y patitos de goma como flujo. Además, todas las rejillas tenían elementos temáticos dentro y fuera de ellas. De manera que visualmente el juego era agradable y contaba con cierta originalidad que hacían de la labor de ensamblar tuberías algo más entretenido.
El sonido no era algo excepcional, pero cumplía con lo esperado en este tipo de juegos; varios efectos sonoros distintos según el tipo de flujo que nos encontrásemos, pequeñas explosiones para el bombardeo de piezas, el ruido que hace una bomba o el flujo al comenzar a salir. En cuanto a música, poseía unas pocas melodías, también típicas del género de puzles, que por supuesto, aceleraban su ritmo cuando el flujo estaba cercano a salirse o a alcanzar el nivel máximo de pérdida permitida en el indicador.
Conclusión
Pipe Mania era un juego pensado para aquellos nostálgicos del clásico juego de puzles, pero también una buena forma de entrar en contacto con un género que aún hoy en día sigue muy vigente. Y aunque de primeras pudiera parecer que tendía a hacerse algo repetitivo, no era el caso, ya que la variedad en los escenarios, el aspecto visual cambiante y la dificultad y complejidad creciente de los niveles daban verdadera vida al juego. Este título podía llegar a mantenernos un buen rato enganchados construyendo conductos de cañerías (o lo que se terciará según el escenario).
Aunque parece que ahora está de moda esto de las remasterizaciones, remakes y refritos varios de juegos pasados, lo cierto es que lo de sacar y adaptar viejos clásicos no es algo nuevo y ya en la época de PS2 tuvimos algunas de esta «revisiones» de juegos antiguos, eso sí,… Retroanálisis Pipe Mania Retroanálisis Pipe Mania 2015-06-12 Helena RamírezGráficos - 73%
Sonido - 70%
Jugabilidad - 75%
7373%
Pipe Mania era un juego pensado para aquellos nostálgicos del clásico juego de puzles, pero también una buena forma de entrar en contacto con un género que aún hoy en día sigue muy vigente. La variedad en los escenarios, el aspecto visual cambiante y la dificultad y complejidad creciente de los niveles daban verdadera vida al juego.
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